—¡Lo sabía! Sabía que te gustaba ese bombón— dice Janet.
—Si, bueno, no lo divulgues— digo bebiendo mi agua.
—Bueno, bueno. Pero creo que era obvio ¿no? Follaron más de dos veces y luego te confiesa en tu baño que te ama.
Casi me ahogo al escuchar eso. Toso con fuerza, tratando de inhalar aire. Sabía que no debía de contarle.
—Wow, Wow, Wow. Baja de tu nube Janet. Yo nunca dije que me amaba.
—Bueno no, pero yo sé que te ama.
—Más bien ama mi cuerpo, no a mí.
—Yo no lo creo— dice con una sonrisa traviesa, mirando detrás de mí.
¿Eh? Me giro mirando en la dirección donde Janet mira y mis nervios regresan. Jonathan está en un extremo de la habitación, bebiendo de una copa de vino. Sus ojos están fijos en los míos, mirándome a través de la copa. Me quedo como estatua, mis nervios aumentan, al igual que la humedad entre mis piernas. Jonathan retira la copa de su boca, sin dejar de mirarme. Aguanto la respiración cuando pasa su lengua suavemente sobre su labio inferior. Me muerdo el labio, llena de tentación, él esboza una muy leve sonrisa y se gira para seguir saludando a los invitados.
—... ¿Verdad Vannia?
—¿Eh? ¿Que?... Digo, sí, sí.
Janet estalla en una tremenda carcajada cuando ve que no la eh escuchado para nada por ver a Jonathan. Me sonrojo por completo.
—Ya Janet— digo ceñuda.
—Ay lo siento. Jajaja. Pero es tan gracioso— dice riendo.
—Estúpida— digo sonriendo como tonta.
—Bien, ahora regreso— dice tapándose la boca para no reír. — Ah, y por cierto, creo que tienes un poco de baba por aquí.
Señala con un dedo la comisura de mis labios. Rápidamente llevo mis manos a mi boca. No tengo nada. Alzo la vista y veo que Janet camina rápidamente entre la gente. Maldita. Me tomo todo el vaso de agua y camino a la barra dejando el vaso al chico.
Ya que Jonathan está un poco ocupado hablando con gente importante, decido ir a echar un vistazo a los cuadros, en lo que me ocupa para trabajar.
Todos son hermosos, unos están en blanco y negro, y otros en color.
Paisajes, persona, ríos, lagos, playas, ciudades, montañas, hasta animales salen en estos recuadros. El que haya fotografiado todo esto debió de viajar por el mundo y sin duda tiene mucho talento.
Pero en especial hay un cuadro que me llama la atención. Es en color cobre, y revela a dos personas en plena pasión. La mujer está completamente desnuda, apoyada contra la pared, y el hombre está detrás de ella, tocando sus piernas y besando su columna, pero sin dejar ver su desnudes totalmente, ya que esta censurado. Sonrío. Esa imagen me recuerda la vez que lo hice con Jonathan recargada en su ventana. Pero más que eso, es una imagen preciosa, que además de erotismo plasmado, se puede apreciar el amor y coordinación de sus cuerpos juntos.
—Si que desborda pasión ¿no?
Me giro un poco sobresaltada. Omar está detrás de mí, mirando el mismo cuadro que yo. Esta realmente guapísimo. Lleva un traje negro muy elegante y su cabello negro reluce entre las luces.
—Hola Omar— digo sonriendo.
—Vannia— dice.
De repente toma mi mano y besa mis nudillos. Aaamm... ¿Gracias? Aparto mi mano, nerviosa y confundida. ¿Qué hace Omar aquí?
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El sabor del Placer
Teen FictionVannia, una chica de 17 años extrovertida, inteligente, inmadura y alocada entra a una gran empresa de ayuda judicial. Ahí conocerá lo que es la pasión, el sexo y el amor. Pero no todo es color rosa para la historia de Vannia. Oscuros secretos y un...