Abro mis ojos despacio, despertando. Jonathan esta acostado a mi lado boca abajo y con las manos alrededor de su cabeza. Dios, me duele la cabeza. Maldito alcohol. Me giro un poco, en la mesita de noche de Jonathan hay un reloj. Lo miro y me despierto por completo ¡Ocho de la mañana! Me levanto de un salto y busco mi celular. Según yo estaba en la parte trasera de mi short... Aquí esta. ¡treinta llamadas perdidas! Oh, mierda, mi madre me matará. Cojo mi ropa y me visto. ¿Dónde coño están mis botas? Empiezo a buscar por toda la habitación, hasta que las encuentro debajo de la cama. Las recojo y me las pongo.
Siento algo moverse en la cama, miro hacia atrás y veo que Jonathan está despertando.— ¿Qué haces Vannia? —pregunta bostezando.
—Ya es muy tarde, debo de irme.
— ¿A dónde? —pregunta incorporándose.
—A mi casa. No avise de que no llegaría, mi madre debe de estar muerta de los nervios.Me levanto y camino a gatas sobre la cama, me recargo un poco encima de él y lo beso. Jonathan me toma del rostro, besándome con dulzura.
—Debo de irme—digo separándome un poco.
—Humm... Ok. Deja me visto.Jonathan empieza a levantarse, pero pongo una mano en su pecho, deteniéndolo.
—Puedo irme sola—sonrío
—Claro que no—dice frunciendo las cejas. — No te iras sola vestida así.Pongo los ojos en blanco.
—Solo dame dinero, pagare un taxi.
—Que interesada—dice sonriendo.Frunzo las cejas y le suelto un golpe en el pecho. Jonathan hace una mueca de dolor, pero aun así se ríe.
—No es cierto amor—dice besándome.
¿Me dijo amor? Wow, Jonathan Firtz atesorando más que en el sexo, verbalmente a una mujer. ¿Que seguirá después? ¿Flores, chocolates?... Aunque los chocolates no estarían nada mal...
—Te quiero Vannia—dice
Sonrío de oreja a oreja. Me encanta cuando esas palabras salen de sus labios. Me hace sentir en las nubes.
—Yo también te quiero.
Me vuelve a besar unos segundos, luego suspira y se aparta de mí, parándose.
—Te dije que podía ir sola—digo levantándome de la cama.
—Y así será. Yo tengo trabajo Vannia, no soy libre siempre.Pongo los ojos en blanco, divertida y me recojo su pantalón. No hay mucho dinero, unos tres mil pesos a lo mucho; pero aun así tuerzo la boca. No tiene nada de cambio, puro de a $500.
—Jonathan—llamo.
—¿Sí? —me grita desde el baño.
—¿No tienes cambio? Solo hay de quinientos.
—Tómalos—dice y escucho salir el agua de la regadera.Bueno, le regresare el cambio... O no...
Salgo de la habitación y camino por el pasillo hasta las escaleras, las bajo lo más rápido que puedo y corro a la salida, ni tiempo me da de visualizar con atención su casa, solo sé que tengo que regresar lo más pronto posible o mi madre me cortará la cabeza. Llego a la acera y para mi suerte un taxi esta por pasar. Alzo la mano y el taxi se detiene frente a mí, me subo y le doy la dirección.
Miro mi teléfono de nuevo y en whatsapp puedo ver los mensajes que me mando mi madre, como, "¿Dónde estás?, ¿llegaras a casa?, ¡Contéstame el maldito teléfono!, Será mejor que contestes Vannia, ¿Dónde estás?, No te la acabaras cuando llegues." Y eso no es ni la mitad de mensajes. Aun no llego y ya temo por mi vida. Guardo el teléfono y suspiro. De esta no me salvaré para nada.
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El sabor del Placer
Novela JuvenilVannia, una chica de 17 años extrovertida, inteligente, inmadura y alocada entra a una gran empresa de ayuda judicial. Ahí conocerá lo que es la pasión, el sexo y el amor. Pero no todo es color rosa para la historia de Vannia. Oscuros secretos y un...