Capitulo 14

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La noche fue estupenda.
Toda la cena hablamos de cada uno, lo que nos gusta, lo que no, lo que nos divierte y aburre.
Al parecer su padre es de España y su madre de México. Ellos se conocieron cuando su madre era joven, e iba de paseo turístico por Londres, mientras que su padre estudio de intercambio ahí, fue amor a primera vista. Después su madre dejo los estudios en México, para continuarlos en España y a los dos años de conocerse se casaron, y dos meses después la madre de Jonathan se embarazo... De él.
Jonathan sabe hablar cinco idiomas (el muy presumido) Francés, Ingles, Latín, Portugués y su lengua natal, Castellano. Viene de una familia adinerada lo cual no me sorprende mucho, su abuelo trabaja en la militar, su padre fue Físico en la NASA (si yo también abrí la boca de sopetón) y su madre es Maestra.
Me contó a los varios países a los que ha viajado, como Cuba, Brasil, Londres, Estados Unidos, Argentina y muchos más.
La verdad yo también lo pienso, tengo aquí a un doble de Christian Grey, solo que él no es masoquista... Hasta donde yo se.
Después hablamos de mí. Yo soy lo contrario de él. No se hablar ningún idioma, no he viajado a ningún lugar, no tengo familia "importante" Y creo que algún día acabaré sola y con muchos gatos a mi alrededor.

La verdad cuando conoces a Jonathan no se te hace tan fastidioso como crees (si lo sé, ya se que solo lo pensé yo pero... Na, ustedes me entienden)

Salimos del restaurante y vamos al parking. Jonathan no me ha soltado para nada en el trayecto hacia el auto, ya que aun los hombres del lugar no dejaban de comerme con la mirada.
Llegamos al auto y Jonathan avanza hacia el tráfico.

—Así que te gustan las películas de terror.
—Me fascinan— sonrío.
—Eres una chica extraordinaria.
—¿Así? ¿Y por qué lo dices?
—No eres como todas. Interesada, superficial, como el resto de las chicas. Eres diferente.
—Y... ¿diferente te gusto? — digo casi a media voz.

El semáforo se pone en rojo y nos detenemos. De pronto Jonathan toma mi nuca y acerca sus labios a los míos, plantándome un apasionado beso, nuestras lenguas se encuentran rápidamente y el beso se hace profundo. Pero solo son unos segundos antes de que se separe de mí y arranque el auto. Respiro con dificultad y me acomodo en mi asiento de nuevo jadeando suavemente.

—Me fascinas— dice en respuesta con una sonrisa picara en el rostro.

Sonrío para mis adentros. Ese maldito.

El tráfico es bastante para ser jueves y Jonathan tiene que tomar varios atajos para poder emprender el camino a mi casa. Después de una hora por fin llegamos, Jonathan aparca el auto en el estacionamiento frente a mi casa y apaga el motor. Se desabrocha el cinturón de seguridad y se gira a verme.

—Gracias por cenar conmigo.
—Gracias a ti que pagaste todo— digo burlona.
—Ay Vannia— dice riéndose.

Sonrío de medio lado, amo cuando se ríe, es un sonido que no quiero dejar de escuchar. Él nota mi cara de boba y me mira pícaro.

—¿Que?
—Adoro cuando te ríes. Al igual que ver tu sonrisa— digo algo tímida.

Su cara picara cambia a sorprendida. Me sonrojo. Nunca le había dicho algo así a alguien, ¿y saben qué? Se siente increíblemente raro. Aun no me la creo, me la estoy pasando asombroso con él, lo veo desde otro ángulo totalmente diferente al jefe-empleada. Es demasiado divertido y agradable, podría acostumbrarme a estas salidas.

Sonrío un poco y bajo la cabeza pasando un mecho de mi cabello detrás de la oreja. No puedo evitar sentirme nerviosa. Cuando alzo la mirada frunzo las cejas. Ya no tiene expresión de asombro o divertida; si no que ahora tiene una expresión seria, como si hubiera dicho algo malo. De pronto pasa una mano por su cabello con un suspiro leve, después la baja por su cara y arruina todo.

El sabor del PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora