Capitulo 24

13.6K 794 28
                                    

No, absolutamente no. El plan de Kika es estúpido. Y eso que es más "madura que yo" ¿Engañar a Jonathan con una emergencia, raptarlo y alejarlo lo más posible del despacho conmigo para que hablemos a la fuerza sin forma de salir de ahí? Eso si es estúpido incluso para mí. Griselda propuso encerrarme en una habitación con Jonathan y no dejarlo salir hasta que habláramos. Y Janeth propuso algo más sutil como mandarle un texto entero de lo que paso y lo que pienso, esperando que cambie de opinión. Pero ninguna me convenció. Mis amigas serán más grandes que yo, pero eso si, nada maduras.
Después de varias propuestas simplemente me cansé y decidí que mejor nos regresáramos a nuestro lugar, esto no nos iba a llevar a nada. Además, ya estuvimos el tiempo suficiente aquí para que esos malditos acabaran de coger y no tener que verlos de nuevo. Salimos del baño y cada quien se va a trabajar. Yo, bueno ya acabé, así que no tengo nada más que prender mi computadora y jugar Pacman. Hasta que acabe mi turno o hasta que ese maldito me pida algo más.

Esto es súper aburrido, llevo jugando este jueguito más de una semana. Resoplo y quito el mendigo juego. Abro otra pestaña y entro a mi Facebook. En definitiva, tampoco hay nada interesante, y eso que Facebook tiene muchas novedades siempre. Bajo en la pantalla, buscando imágenes con chistes que a veces suben las personas que no tienen vida social. Hasta que encuentro una. Pero no es un chiste, es una frase.

A veces, aunque duela, lo mejor es decir adiós.

Adiós. ¿Así que eso es todo? ¿Adiós? De pronto los momentos pasados con Jonathan vienen a mi mente. La primera vez que nos vimos, la primera vez que lo hicimos, la vez que salimos a cenar, el día en que nos consolamos uno al otro, la vez que me defendió de sufrir un abuso, el día en que conocí a la pequeña Katia... El día en que me dijo que me quería y que fuera su novia...
Una lágrima sale de mis ojos, recordando todos esos bellos y traumantes momentos.
Vuelvo a leer la frase, una y otra vez dejando que las ideas y la locura llenen mi cabeza. Leo y leo la frase hasta que me convenzo de lo que haré.

—Janet— la llamo.

Janet se levanta confundida y se acerca a mí.

—¿Qué pasa?
—Entraré y hablare con Jonathan.
—Oh, ¿no me digas que aceptaste el estúpido plan de Griselda? Es una locura.
—No Janet. Lo haré a mi manera.

Janet me sonríe cómplice. Es bueno tener el apoyo de tus amigas, más en tus momentos de locura inmensa. Me levanto, pero escuchamos la alarma del ascensor detenerse. Se abre la puerta del elevador y de él sale Elisa y la pequeña Katia.
Sonrío. Katia mira a todos lados hasta que me mira.

—¡Vannia!

La niña corre hacia mí, yo me inclino y la abrazo.

—Hola nena.
—Hola Vannia— dice Elisa acercándose a mí.
—Hola señora Elisa— digo cargando a Katia, poniéndome de pie.
—¿Sabes si mi hijo está ocupado? Quedamos de vernos abajo hace quince minutos, pero no me contesta. Y ya sabes que él no es nada impuntual.

Y lo que le sigue de ocupado.

—Si señora, esta... Teniendo una charla muy importante con una abogada. Pero en seguida le informo de su llegada.

Bajo a Katia y me giro a la puerta. Solo espero y no sigan cogiendo. Abro la puerta y entro antes de que la señora Firtz pueda ver algo. Por fortuna Miranda y Jonathan ya no están cogiendo. Jonathan está revisando los papeles que le entregue hace unos minutos y Miranda está terminando de arreglarse. Cuando entro los dos me miran.

—Señor Firtz, su cita de hace quince minutos sigue esperando.
—Dile que me espere un momento— dice sin verme.

Mi corazón se acelera por la locura que estoy por hacer.

El sabor del PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora