Capítulo 4: El sueño que sabía a beso

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Me desperté de nuevo en la mañana; al igual que ayer totalmente solo, así que empecé mi rutina normal: dar vueltas en la cama hasta convencerme de que debo levantarme, estirarme, ducharme mientras pienso qué desayunar, vestirme y finalmente desayunar.
Pero esta vez el desayuno tuvo algo diferente: el Imbécil me había mandado un mensaje de buenos días. No me apetecía hablar a causa del sueño así que contesté con un simple "Buenos días" y un emoticono de una sonrisa por educación y ahí lo dejé. A quien sí contesté fue a Ana, pero al parecer ella estaba mala con fiebre. Pobrecita... Estar enferma al segundo día de clase era tener o muy mala o muy buena suerte, pero... ¡Un momento! Eso significaba que me tocaría ir solo al instituto, y pensando eso el pobrecito soy yo (bueno, era peor para Ana, pero, ¿y yo?). Sin embargo, me di cuenta de que el nuevo me había contestado, y después de ese mensaje tuvimos una pequeña conversación:

- Oye, por qué no vamos juntos al insti? -cuando vi el mensaje me sorprendí, aunque me alegre porque al menos así no iría solo.

- Mmm, bueno, no tengo nada mejor que hacer así que... - no quería que supiese que me alegraba de no ir solo. No quería darle ese gusto.

- Ya... me he enterado de que Ana esta enferma y pensé que quizá no te gustaría ir solo -tenía razón, aunque no quería dársela.- por eso te lo pregunto -pero espera... ¿Cómo sabe que Ana está enferma? ¿En qué momento se han dado sus números? ¿Qué demonios ha pasado aquí y por qué están en contacto?

- Bueno... Me hubiese dado igual, la verdad -intenté ocultar más la alegría de no ir solo, aunque muchas veces no quería ir con nadie y pensar tranquilamente, lo cual me hacía pensar que quizá lo que hacía que me alegrase era que iba a ir con alguien tan guapo como David.

- Ya, ya, estoy en tu portal ya así que baja cuando quieras -¡¿QUÉ?!

- Espera... CÓMO NARICES HAS CONSEGUIDO MI DIRECCIÓN?!?!?! -en serio ¿Cómo lo había hecho? ¿Me espía o qué?

- Contactos... Venga baja de una vez -este chico me estaba asustando de verdad.

- Voy

Cuando bajé allí estaba, tan alto como siempre (¿no? ¿En serio? Qué raro, si lo típico de las personas es encoger por la noche y además... ¿Siempre? Lo conoces desde ayer, estúpido) y lo peor o mejor para mí... Tan guapo como sie... Bueno, como ayer.

- Hey -me saludó con una sonrisa.

- Hey -respondí extrañado y empezamos a caminar.

No hablabamos nada. La verdad es que era porque no me atrevía... Me ponía nervioso que al ser tan bajito a su lado parecía su hermano menor, y eso que solo me sacaba un año. También estaba su forma de caminar: no la soportaba, parecía que la calle era suya y que cualquier persona que caminase por ella estorbaba. No podía dejar de pensar qué guapo (¿para qué engañarme a mí mismo? Lo es) e imbécil era. Al pensar eso último me sonrojé levemente, y, a pesar de haber rezado al gran dios de los gays para que no se diera cuenta, David me miró extrañado.

- ¿Qué te pasa? -me preguntó sonriendo. Obviamente se había dado cuenta de que me había sonrojado.- ¿Te pone nervioso tener a alguien tan guapo como yo al lado? -qué engreído. Tenía razón, pero de nuevo me negué a dársela. Ni de broma sería yo el que alimentase más su ego.

- Ja, ja. -dije con sarcasmo en mi tono de voz- Ni de broma.

- Anda, si no te puedes resistir. -lo miré indignado y me mantuve lo que quedaba de camino en silencio.

En cuanto llegamos él se separó y empezó a hablar con otros chicos. Vaya, solo había pasado un día y ya se había hecho amigos (o igual los conocía de antes), y lo peor de todo, el muy... Me había dejado solo nada más llegar así que me fui con mis amigas. A pesar de ser un chico, siempre me había llevado mejor con las chicas.
Las primeras clases pasaron bastante rápido. No pasó nada fuera de lo común. David, más conocido en mi mente como el Imbécil (o el Guaperas, según como de revolucionadas iban mis estúpidas hormonas de adolescente) seguía a mi lado en la clase y, excepto de vez en cuando, no solíamos hablar. Se veía que él estaba muy distraído (hasta al punto que llegaba a preguntarme si se dormía con los ojos abiertos) y los profesores y profesoras no paraban de llamarle la atención. Nada fuera de lo común hasta que llegó el segundo recreo.
Yo me fui al baño a pesar de que odiaba ir al del instituto. No sabía por qué lo hacía, no tenía ganas de hacer nada allí. Era una extraña sensación, como si algo tirase de mí. Sin darme cuenta David me siguió. Cuando ambos estábamos en el baño me extrañé y empecé a hablar

- ¿Qué haces aquí? Es decir... ¿Me has seguido? -David sonrió. Maldita sonrisa de guaperas.

- ¿Yo? Qué va. Solo vengo a mear ¿Acaso quieres que te siga? -se rió maliciosamente y yo me puse nervioso.

- Claro que no. Bueno, pues tú haz lo que quieras, que yo tengo cosas que hacer. -casi al terminar la frase me agarró de la muñeca y me metió en uno de los baños individuales junto a él, tras ello cerró el seguro de la puerta.

- ¡¿Qué narices estas hac... - no me dejó terminar pues me embistió contra la pared con todo su cuerpo- ¡¿Pero qué coj... - esta vez fueron sus labios los que me interrumpieron. Estaba muy impresionado por el beso, estaba realmente en shock. Lo empujé hacia la pared para librarme de él mientras mi respiración se aceleraba y la temperatura de mi cuerpo subía. Me acababa de robar mi primer beso con un chico.

- Vamos, sé que lo estabas deseando. -dio un paso hacia mí y las dudas salieron en mi cabeza. Esto estaba siendo demasiado extraño y surrealista. Quizá era una broma para burlarse de mí.- No me lo niegues, se nota demasiado cómo me miras. -mis ojos estaban muy abiertos, mientras mis mejillas se volvían de un rojo intenso.

- ¡¡¡Cla-claro que no!!! ¿Cómo se te ocur... - de nuevo sus labios me interrumpieron, pero esta vez no le empujé. Esta vez me dejé llevar sin pensar en lo irreal que todo aquello era y disfruté el beso. Lo hacía muy bien. Sentía cómo sus labios se fundían con los míos y un escalofrío me recorría cada centímetro del cuerpo. Él me seguía apretando contra la pared y me cogió de la mano. Nuestros labios se separaron, pero no podía soportar esa distancia, y parece que David tampoco podía, pues tan solo unos segundos después volvió a posar sus labios sobre los míos con más pasión que antes. Posé la mano que tenía libre en su pelo y lo acaricié suavemente, él utilizó la mano que tenía libre para acercarme a él poniéndola alrededor de mi cintura. Nos separamos de nuevo y mientras nos volvíamos a besar él empezó a bajar su mano de mi cintura lentamente... Más abajo... Más abajo...

PIIIII PIIII

Me desperté. Todo había sido un sueño. Un fantástico u horrible sueño, no lo sabía. Era muy superficial por mi parte haber soñado algo así. Sentir que me ilusionaba tanto por un chico que acababa de conocer. Era fantástico porque a pesar de que casi estaba consciente de que todo era demasiado extraño para ser real, no quise estropearlo. Besar sus labios, aunque solo haya sido en un sueño, realmente ha despertado dudas en mi mente. ¿Existen los flechazos a primera vista? No quería enamorarme de alguien solo por su físico, pero algo en David me decía que si me molestaba en conocerlo de verdad vería que tiene un buen corazón. Puede que fuese un sueño estúpido, aunque lo peor fue despertarme en una realidad en la que dudo que me bese. Mis pensamientos sobre David eran superficiales, pero mi instinto no es tan malo. Si algo bueno me ha dejado este sueño (aparte de un buen sabor de boca), es la promesa de conocer cómo es David como persona, fuera de lo físico.

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