- Bueno... -Empezó a contestar David.- Creo que puedes llegar a imaginártelo ¿no?
- No sé a que te refieres. -Dije un poco nervioso... ¿Estaba David diciendo que le gusto?
- ¿No has notado nada? -Negué con la cabeza, no sé si era precavido o sencillamente estúpido.- Da igual... No le des importancia. -Mierda.
- De acuerdo... Venga, vamos a bajar, te presentaré a mi familia y saldremos. No puedo aguantar la tristeza que arrastra las corrientes de aire de este hospital.
- Vale. Venga, no tardaremos nada. -Bajamos las escaleras y llegamos donde estaba mi familia sentada. Mis tías totalmente destrozadas, mi tío con los ojos un poco rojos y mi abuela sin poder parar de llorar, mis primos se miraban tristes y algunas lloraban un poco mi padre también estaba fatal. Cuando se separaron todavía se querían, pero nuestros problemas económicos creaban discusiones inaguantables. Por ello decidieron que era lo mejor.
- Hola. -Dije y forcé una sonrisa que realmente me costó. David lo notó y me acarició la espalda amablemente. Me miraron seguramente esperando que me rompiese a llorar, pero no lo hice. Ya lo había hecho unas cuantas veces antes de bajar.
- Hola, me llamo David. -Dijo él ya que me vio un poco perdido.- Soy un amigo del instituto.
- Se podría decir que es... mi mejor amigo. -Mejor y casi único amigo chico, la verdad. Se fue presentando uno a uno hasta que llegó a mis primas. Entonces una de ellas me susurró.
- ¿Es tu novio? Es bastante guapo y ha venido al hospital para verte. -Dijo sonriendo levemente.
- Claro que no ¿Qué te ha dado esa idea? -Sonrió y señalo la bella rosa blanca y el chocolate.- Ah, ehm... No, es tan solo un buen amigo. -Dije ligeramente sonrojado.
Mientras se presentaba a la familia de mi madre llegaron mis tíos y primos por parte de padre. Así que tardó el doble de lo esperado.
- ¿Qué tal estás, Al? -Dijo mi prima mayor de 25 años cariñosamente mientras me acariciaba el pelo.
- Bueno... Intentando sobrellevarlo. -Dije con una pequeña sonrisa. Un rato después de hablar con mi familia me acerqué a mi padre.
- Dime, campeón. -Respondió al tocarle el brazo.
- Papá, necesito irme. Daré una vuelta y volveré a casa luego. Lo siento, pero de verdad que lo necesito.
- No te preocupes. -Dijo comprensivo.- Nosotros no llegaremos hasta mañana, puede que por la tarde. Vete tranquilo.
- Vámonos, David. -Le susurré y él habló en alto.
- Ha sido un placer conoceros a todos, aunque haya sido en estas circunstancias. -Se puso serio... Realmente me gusta cuando está así.
Salimos al aire libre y yo todavía no me podía creer todo el día que estaba pasando.
- ¿Conoces un lugar para escapar de ti mismo? -Dije con una pequeña y ligeramente forzada sonrisa.
- Ven, iremos con calma. -Empezó a caminar hacia una de las calles y yo empecé a seguirle.
Íbamos en silencio, yo iba inexpresivo. No sabía cómo reaccionar, no sabía apenas cómo continuar mi vida. Al cabo de 5 o 10 minutos caminando él se paró y se me quedó mirando.
- Estás muy pálido. Ahora que lo pienso no has comido nada. Bueno... Después compramos algo. -Le miré un poco avergonzado.
- Es que al instituto no me suelo llevar dinero. Ahora mismo llevaré como mucho un euro encima. -David sonrió amable.
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Simplemente Yo
RomansaHace poco se acabó el verano y voy a empezar 3° de la ESO. Pensé que sería un curso normal (obviamente lo pensé), con la misma rutina de siempre, lo que no sabía es que ese curso cambiaría mi vida totalmente. Cuando entré en mi nueva clase vi a un c...