Capítulo 31: pasión capaz de parar el tiempo

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Narra David
Estaba decidido. Si Álex estaba realmente enamorado de mí, podría salir con él y con Debrah a la vez sin que ella se enterase. De esa forma podría tirarme a los dos y estaría con la persona de la que creo que estoy enamorado. Realmente quería tirarme a Álex. Nunca me había sentido atraído por un tío, pero no es la primera vez que le veo y pienso en empujarlo hasta cualquier pared y demostrarle lo bien que podría hacerle sentir. <<Estás jugando con los sentimientos de Álex>> -sonó en mi cabeza una voz totalmente ajena a mí-. Estaba acostumbrado a ella, pocas veces sus comentarios tenían sentido, pero esta vez sí que tenía sentido. Encendí el móvil y encontré una foto de Álex que tenía guardada que le hice sin que se diese cuenta. Ese día me di cuenta de que necesitaba besar a Álex para aclararme.
Solo dudaba si me gustaban los tíos también o si solo era por Álex, pero ¿por qué esforzarme en meterme en una estúpida etiqueta? Estoy harto de que me metan en grupos. Quiero hacer lo que me dé la gana sin que nadie me diga cómo soy.
Casi sin darme cuenta lo llamé.

-¿Qué tal estás? -solté en cuanto contestó, al tercer timbre.

-Estaría mejor bañándome en mierda. ¿Qué pretendías con ese beso? -sonaba sarcástico. Pocos se darían cuenta de que eso era buena señal para mí. Álex solo tenía contestaciones desanimadas desde que murió su madre. Al menos esto tenía un poco de energía.

-Que me abrieras las puertas de tu paraíso -me reí brevemente a la espera de su reacción.

-¿Es una indirecta sexual? -dijo y casi pude ver cómo ponía los ojos en blanco a través del teléfono-. Por cierto. Eres un capullo.

-Sí que lo era. No voy a hacerme el sorprendido, pero dime qué te hace pensar eso -me tumbé en mi cama. La situación me hacía gracia-. ¿Alex?

-¿Sabes que me gustas, verdad? -me quedé quieto, pensativo. ¿Por qué me pillaba por sorpresa si en realidad lo sabía? Quizá era porque no estaba seguro. <<Querías oírlo, ¿o no?>> oí en mi cabeza.

-Sí -dije en alto. No sabía bien a quién iba la respuesta-. Álex, no me voy a hacer el estúpido contigo. Sé que piensas que lo hecho para reírme de ti, pero... -me interrumpió.

-... En realidad solo quiero follarte -escuché cómo se reía. No era una sonrisa sarcástica. Las conocía bien. Esa era nerviosa, como si se hubiese arrepentido de haber dicho eso-. Escucha, David... Dime exactamente qué quieres y te lo daré, pero no juegues con mis sentimientos. Ya estoy roto por otras cosas. ¿Quieres reírte de mí? Hazlo y no me vuelvas a hablar. ¿Solo quieres follar? Haré lo que quieras, pero no digas que es amor si no lo sientes, porque solo ganarás destrozarme.

-Nos vemos en la calle Isabel Quintana, por donde la estación de metro a 5 paradas de la tuya. Te diré lo que quiero. Ahora mismo -esperé un segundo y al ver que no se quejaba en seguida, colgué.

• • •

Llegué allí antes que él, por supuesto. A esa zona no iba nadie y estaba cerca de un descampado. Perfecto para tener intimidad. En cuanto se acercó, actué guiado por instinto.

-Quiero que salgas conmigo -dije antes de que le diese tiempo a soltar una sola palabra.

Me acerqué para besarlo y lo conseguí. La única señal que me faltaba: no me apartó.
Estaba sorprendido, no tenía duda, pero solo aproveché ese momento de destrucción para meterle la lengua al beso y me aparté en el momento en el que sentí que me ahogaba.
Los labios de Alex estaban húmedos cuando los besé. También estaban suaves, como dos almohadas a pesar de no ser de gran grosor. Besarlo me lanzaba cargas eléctricas por toda la espalda. Me estaba poniendo cachondo y no sabía si aguantaría.

-Pero estás con Debrah -dijo con la voz temblando.

-Es una zorra y no se enterará. Me gustas tú, Álex. A ella solo la follo -creo que lo estaba dejando un poco en shock. No estaba utilizando bien habilidades.

-Pero David... Déjala. No juegues con los dos -me acerqué al cuello de Álex a hacerle un chupetón y conseguí dar la conversación por zanjado con mi última frase.

-¿Quieres salir conmigo?

Lo besé, lo cogí de la mano y empecé a caminar a una zona más apartada. Álex me miró fijamente. Parecía leer a través de mis ojos. Por un momento pensé que se iba a apartar, pero me agarró de la camiseta y me acercó a él. Está vez fue él el que empezó el beso, yo fui bajando mis manos acariciando las curvas que había a los lados de su cuerpo causadas por su delgadez, paseé mis manos hasta la parte baja de su espalda y sin molestarme en ver si me paraba empecé a agarrarle el culo por debajo del pantalón. Alex sería delgado, pero toda la carne que le faltaba en el resto del cuerpo parecía guardarla allí.

-Me recuerdas a un lobo salvaje e impaciente -dijo él y yo le mordí el cuello como ya había hecho otra vez.

-Bueno, la verdad es que eras mi plan de cena -contesté riéndome.

-Bon appétit -con eso solo consiguió calentarme más.

-Quítate la camiseta -le ordené. Él se puso nervioso, así que me la quité yo primero para tranquilizarlo. Empezó a quitársela y mi duda de que me pusiese caliente ver a un tío desnudarse se fue. La forma en que se desnudaba era la más elegante que había visto nunca, como si hubiese practicado para esto. Su camiseta se deslizaba por su piel de forma suave mientras su cara mostraba inseguridad y decisión a la vez. Quería hacer esto, pero le daba miedo. Me acerqué a él y por un momento sentí que el tiempo se paraba. No de forma figurada, sino literal. El tiempo se había parado en el momento en que nuestros labios estaban a un suspiro de encontrarse.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2017 ⏰

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