- Alex... -Dijo una voz. Me giré y vi a David. Me quedé asombrado hasta que me di cuenta de una cosa...
- D-David ¿Cuánto tiempo llevas aquí? -Las paredes eran de papel, y todo se podía escuchar desde fuera si prestabas atención. Había hablado de lo mucho que me gustaba. La había cagado.- ¿Cómo me has encontrado?
- Exactamente desde la frase "Me afecta tanto cada palabra que me dirige, que forma con ayuda de sus labios..." -Me quedé totalmente pálido.- ¿De quién estás enamorado? -Suspiré, menos mal que no dije su nombre después de eso.- Bueno, eso da igual. Lo que has dicho... Eres realmente increíble, el día que te llamé débil sin duda era porque no te conocía.
- G-Gracias... -Había sido tal la sorpresa de ver a David que las lágrimas habían parado.
- ¡Hala, hala! -Exclamó David. Le miré sorprendido.- ¿Cómo se te ocurre llenar un rostro tan inocente de lágrimas? -Dijo sonriéndome, puso su mano en mi cara y secó las lágrimas que quedaban en mis mejillas.
- Imbécil... Me habías asustado. -Dije con una sonrisa.
- Te he hecho sonreír, me siento muy feliz. -Dijo agitando mi pelo.- Toma, te he traído algo para que estés un poco más feliz. -Me entregó una chocolatina de mi tipo preferido y algo más: Una rosa blanca. La miré impresionado, me quedé sin palabras.
- Da... -No sabía que decir o hacer, una rosa blanca, como la que agitó el viento ¿Sería entonces verdad que mi madre contestó a mi pregunta?
- ¿Q-Qué pasa? ¿No te gusta? La puedo cambiar por lo que quieras. -Dijo preocupado.
- No, no. Me encanta. Muchas gracias. -David suspiró aliviado.
- Es que nunca he regalado flores a un chico, pero debido a la ocasión me pareció lo más correcto, además las flores me recuerdan a ti. -Dijo él con una sonrisa y le miré precavido.
- ¿Ah, sí? -No me fiaba nada.
- Sí, de vez en cuando son unos capullos, pero cuando les da la luz del sol en realidad son muy bonitas. -Dijo partiéndose y yo me empecé a reír igual.
- Si tú fueras una flor tendría claro que nunca te dio la luz del sol y por eso te quedaste en capullo. -Me agitó el pelo de nuevo amistosamente.- Pero oye... La pelea de esta tarde...
- Dijimos que me perdonabas. -Dijo sacando su lado orgulloso, lo cierto es que más de una vez se había tragado su orgullo para disculparse (Aunque siempre tenía la culpa él).
- Pero... Dijiste que no me querías tener a tu lado... -Dije mirando a otro lado. De reojo vi dos enfermeras mirándonos casi sin parpadear... Malditas amantes del yaoi/fujoshis, están por todos lados.
- Imbécil. -Miré alarmado a David y el me rodeó con sus fuertes brazos.- Ya sabes que yo te quiero. -Me quedé quieto y observé como las enfermeras se abanicaban con la mano en pleno otoño. No te das cuenta David, que tus palabras son las que más me afectan ¿Cómo te atreves a decirme eso? ¿Cómo te atreves...?
- Lo dices de una forma tan vacía. -Dije fríamente, fue sin querer, de nuevo la había cagado. Mierda.
- ¿Qu... Qué? -David se separó y me miró confuso ¿Ahora cómo se suponía que me tragaría mis palabras? Las enfermeras parecían estar a punto de desmayarse. Pero quizá si cambiaba un poco de tema lo conseguiría evadir.
- David, te pido que me perdones todo lo que diga o haga en los últimos días. -Dije como si hasta sostener el peso de mi cuerpo me cansase.- Estoy sensible y puede que diga verdaderas gilipolleces. -Suponía que David diría algo como: No cambiaría nada. Pero no fue así.
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Simplemente Yo
RomanceHace poco se acabó el verano y voy a empezar 3° de la ESO. Pensé que sería un curso normal (obviamente lo pensé), con la misma rutina de siempre, lo que no sabía es que ese curso cambiaría mi vida totalmente. Cuando entré en mi nueva clase vi a un c...