El muy Imbécil me había dado su número. Todavía estaba flipando mirando el papel cuando entró Ana en la clase, seguramente cagándose en todo por lo que estaba tardando.
- Joder, tío, ¿estás buscando un borrador o la entrada a Narnia? -dijo enfadada.
- Bueno, calma, tampoco debo haber estado tanto tiempo ¿no? -me excusé.
-Llevas como 5 minutos. Te he esperado un montón, pero bueno... Cuando venía para acá me he encontrado con el nuevo -dijo sonriendo maliciosamente- no habréis hecho cosas extrañas ¿verdad? -sonrió e hizo que me pusiese nervioso, así que me apresure a esconder la nota disimuladamente. Hoy no paraba de ponerme así, era horrible.
- ¡¡¡Claro que no, tonta!!! Solo... Bueno, nada, simplemente intentó hablar conmigo y yo lo ignoré. Eso es todo, no paso nada más en absoluto -dije casi tartamudeando.
- Ya, ya... Si te gusta me lo puedes decir, ehh -seguía con esa sonrisa maléfica
- N-No me gusta ese imbécil. Gustar es una palabra muy importante. Solo es guapo, pero eso no le quita que sea imbécil. Además tiene pinta de ser un chulito de los que se hacen fotos en el espejo sin camiseta, presumen de su físico y olvidan que hay cosas más importantes, que el físico se deteriora y al final la única belleza que queda son los recuerdos de tu personalidad. Ya sabes que yo odio ese tipo de personas. Bueno, vámonos a casa de una vez. -dije enfadado. Aunque era conmigo más que con Ana.
- Eh, eh, te calmas conmigo. -dijo en tono de broma.- Venga, vámonos ya, que el instituto me pone nerviosa y me aburre aunque no haya clase.
Salimos del instituto y caminamos hacia casa. No hablamos absolutamente nada porque no podía dejar de pensar en la nota del nuevo. Dios, ese chico me ponía de los nervios. Primero me insulta diciendo que le deje de tocar los huevos y luego va el retrasado y me da su número de teléfono... Supongo que al menos me pidió perdón, quizá debería valorar eso.
Sin darme cuenta llegamos a casa de Ana a solo un par de calles de la mía. La dejé allí, nos despedimos y fui camino a mi casa. Cuando llegué al portal, cogí las llaves, abrí la puerta y tras unos cuantos pasos llamé al ascensor. Entré a mi casa y saludé a mi madre, que estaba haciendo la comida y me empezó a hablar:- ¿Qué tal tu primer día, cariño? -dijo con el típico tono cariñoso y agradable que mi madre ponía siempre que me hablaba.
- Supongo que bien. Hoy no hay deberes así que genial. -sonreí y fui a darle un beso y un abrazo por la espalda para no interrumpir lo que estaba haciendo.
- Me alegro, cariño. -tras ello siguió cocinando.
- Ah, mamá... conocí a un chico... -paró de cocinar y se me quedó mirando.
- ¿Él es gay? -preguntó directamente. Me reí y negué con la cabeza.- Cuidado con lo que haces. Avisado quedas. -me sonrió cariñosamente para que supiese que era una broma y me fui sonriendo.
- Lo sé, mamá.
Yo me fui a mi habitación a pensar sobre lo sucedido, sobre ese chico. Realmente era muy atractivo, y tenía que confesar que físicamente me atraía; pero su personalidad cuenta mucho, y de momento deja mucho que desear.
Me acosté en mi cama con los ojos cerrados, con la pequeña nota en mi mano izquierda y con el móvil en la derecha, pensando si debería mandarle un whatsapp o no. Estuve así hasta que llamó mi madre diciendo que era la hora de comer; aunque en ese momento no tenía hambre. No es que no me guste comer, me encanta comer, tan solo es que en ese momento no me apetecía. Cuando terminé de alimentar mi tripa volví a mi cuarto.
Al anochecer había tomado una decisión. Si el nuevo me había dado su teléfono y se había disculpado podría llegar a ser bueno ¿no?
Es decir, se ve que él es el tipo de chico malo que pasa del instituto y demás tonterías, pero... Se había disculpado, quería conocerlo y después tomar mi decisión de ignorarlo con más argumentos. Finalmente cogí el teléfono decidido, lo guardé en contactos como: "David el Imbécil" y le mandé un whatsapp.- ¡Ey! -quería que fuese un saludo simpático, pero no quería que fuese demasiado, así que lo mejor era eso. Tras escribirlo me di cuenta de lo estúpido que era pensar tanto en un saludo. Al poco rato él me contestó y pude comprobar que era una de esas personas que piensan que por ser whatsapp se puede escribir de cualquier manera. No soporto la mala ortografía, sinceramente.
- Ola k tl stas? -casi me muero de ver tantas faltas en un mensaje tan corto. Cogí un papel invisible para limpiar la sangre que salía de mis ojos.
- Bien hasta que vi tu maravillosa ortografía... -pensé aunque no escribí, en vez de eso puse: - Bien, y tú? -hay faltas que no soporto, pero lo de solo la última interrogación me parece algo muy normal. Era la única falta consciente que me permitía, junto con el punto final, que no suelo poner. Pienso que era importante explicar ese detalle, aunque solo sea a mí mismo.
-bn, k aces? -se me agotaba el oxígeno al ver el verbo "Hacer" sin "H".
- Nada, solo hablar contigo... porque no tengo otra cosa que hacer -respondí para no parecer desesperado. Realmente me volvía estúpido con los chicos guapos.
- aa, me hexavas d menosss hee - Infarto en 3... 2... 1...
- De verdad hablas así o lo haces para fastidiar? Me está poniendo nervisoso ver más faltas que palabras en tu mensaje -le escribí explotando finalmente. Después añadí el emoticono de llorar de risa para suavizarlo.
- Calma, calma. Solo era para ponerte nervioso. Ana me dijo q no soportabas la mala ortografía así q quise ponerte nervioso -un momento... ¿Ana? ¿Cuándo había hablado con ella y por qué no me lo ha dicho? Ahora que lo pensaba... No me había presentado cuando empecé a hablarle y no me preguntó quién era ¿Le habrá dado Ana mi número? Creo que Ana me debía una explicación o correría el riesgo de morir...
-Bueno, que te hablaba porque quería conocerte un poco, pero que no se te suba a la cabeza, eh. Así que... Algo que contar? Gustos? Aficiones? Cosas así? -contesté
- Mmmm. Me gusta el color azul, tambien los deportes, sobre todo el fútbol y natación q voy durante los días de la semana de diario excepto alguna vez q voy algún fin de semana a entrenar, y tu? - comprobé que alguna falta tenía, como que no ponía algunas tildes y ponía "q" en vez de "que". A pesar de eso su ortografía era bastante satisfactoria, así que no me quejé. Lo que sí me extrañó es que era demasiada buena ortografía para alguien como él, que no atendía en clases.
- Bueno, yo no soy muy amante de los deportes, me encantan los animales, el chocolate y de vez en cuando ver vídeos. Mi color favorito es el azul oscuro porque me hace sentir tranquilo. Todo lo tranquilo me suele gustar excepto estar quieto demasiado tiempo y la música clásica, por eso me gustan mucho los lugares solitarios y relajados donde estás solo y tienes tiempo de pensar, y tú? Tienes algún lugar favorito o algo así?
- Bueno, pues sí. Es un lugar increíble. Quizá te lo enseñe algún día, es muy tranquilo.
- Me encantaría verlo, si algún día quieres llevarme. -espero que no me estuviese pasando con las confianzas.
- Quizá algún día.
- Solo si te sientes cómodo, obviamente - todavía dudaba si estaba siendo agradable o me estaba pasando de confianza. Al fin y al cabo, solo nos estábamos conociendo...
- Pues hasta mañana, y de nuevo, siento lo que dije antes, pero no te acostumbres porque es algo que no suelo hacer. No me suelo arrepentir de mis palabras. Buenas noches, pequeñajo.
- Buenas noches, David. -ahí terminó la conversación y yo me quedé pensando ligeramente emocionado...
¿Emocionado? No puede ser... no debería emocionarme tan rápido por un chico obviamente heterosexual... aunque decir que es hetero sería guiarme por estereotipos estúpidos...
Decidí irme a dormir con el "buenas noches" de David en mi mente y con fantasías estúpidas típicas de un adolescente desesperado buscando algo de amor.
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Simplemente Yo
RomanceHace poco se acabó el verano y voy a empezar 3° de la ESO. Pensé que sería un curso normal (obviamente lo pensé), con la misma rutina de siempre, lo que no sabía es que ese curso cambiaría mi vida totalmente. Cuando entré en mi nueva clase vi a un c...