Capítulo 26: Problemas.

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Me levanté con el suave sol de la mañana y sonreí al recordar lo pasado la anterior noche, abrí suavemente los ojos y me encontré a David sentado a mi lado en la sábana fumando un cigarro mientras miraba al lago reflexivo. Me tomé un momento para ver su cuerpo semidesnudo y David me pilló observándole, intenté no sonrojarme y no estaba seguro si lo había conseguido.

- Ya te has despertado. -Dijo mirándome y me acarició el pelo. Le dio una calada al cigarro y hecho el humo sobre nuestras cabezas.

- Sí. -Dije sonriendo.- Aunque tengo un poquito de sueño, me desperté unas cuantas veces por culpa de leves pesadillas. -Cerré los ojos al recordar las pesadillas. Todas eran recuerdos de mi familia que se desvanecían y acababa yo solo en lugar lleno de oscuridad. Suspiré y abrí los ojos, sonriendo de manera que David no le diese importancia.

- Te noté agitado, pero no sabía si debía despertarte así que tan solo intenté abrazarte. -Sonreí enternecido por lo que había hecho David.

- Siento mucho haberte despertado. -Dije con sinceridad. Nunca me había gustado preocupar a otras personas.

- No pasa nada. -Terminó con al última calada aquel maldito cigarro y lo echó al campo lleno de tierra que había detrás del magnífico lago. Cuando volvió estaba cogiendo mi ropa apoyado sobre mis rodillas y mis manos.- Qué sorpresa, me voy un momento y cuando vuelvo te tengo a cuatro patas. -Dijo riéndose de su propia broma.

- Cállate, tan solo me voy a vestir. -Dije riéndome ligeramente.

Nos vestimos y fuimos a desayunar a la pastelería donde David había comprado la deliciosa palmera. Al entrar vi a Nata ocupada con otros clientes así que nos sentamos a esperar en una de las pequeñas mesas que por allí había.

- Hola, guapo. -Dijo Nata cuando nos pudo atender. Me sonrió ampliamente y yo me levanté para abrazarla, me sostuvo un momento y me susurró al oído.- Me dijiste que estaba bueno, pero, madre mía. -Me reí.

- Hola, Natalia. -Dijo sonriendo David, dándole dos besos. Natalia correspondió y le saludó.

- Hola, David. -Sonrió y me di cuenta de su pequeño error.

- No me suena que te dijese mi nombre, ahora que lo pienso. -Dijo reflexivo con un poco de sorpresa en su expresión.

- ¿No? -Dijo Nata extrañada, me miró de reojo y la sonreí mientras disimuladamente le mataba con la mirada.- Seguro que sí. Bueno, ¿Qué tal fue la palmera de ayer? -Dijo cambiando de tema.

- Muy buena, muchas gracias por hacerla. -Dijo David sonriendo.

- De nada. -Dijo ella correspondiendo con otra sonrisa.- ¿Descubriste de quién era? -Dijo hablando conmigo.

- ¿Cómo iba a no hacerlo? Dejaste señales muy obvias. -Sonreimos y pedimos el desayuno, Nata nos lo trajo y David pagó. Se quedó hablando un rato con nosotros, hasta que al final David me acompañó a casa y él se fue a la suya. Al llegar a casa me encontré una nota:

Llegamos a casa para coger algo y vemos que no estabas en la cama. Te llamamos y no contestas. Cuando llegues mándame una llamada perdida. Nos tienes preocupados. Hablaremosc cuando llegué a casa.

~Papá~

Sabía perfectamente lo que eso significaba, explicaciones y discusiones. Problemas.

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