Dangerous

038

Avery's POV:

Mis parpados pesan, me cuesta cada vez más mantener mis ojos abiertos. El sueño me está matando. Tengo mi cabeza recargada en el hombro de Zayn, que está en el lado de la ventanilla.

Son las malditas tres de la mañana, estamos en un tren directo a Bradford - que está situado en el condado de Yorkshire del Oeste, bastante lejos de Londres -, para visitar a la familia de Zayn. Estoy muy emocionada por conocer a sus hermanas y madre. Aunque me entra el pánico al imaginar la reacción que tomarán al saber que soy nieta del hombre que asesinó a su padre y esposo, un nudo se formaba en mi estómago. Pero yo no era culpable de eso y mucho menos lo era de haberme enamorado de Zayn, en definitiva no.

Después de asimilar toda la información y sentirme tan engañada, me dije que era mejor olvidarlo. No tenía mucho sentido sentir rencor hacia personas que ya estaban muertas y que me habían querido toda mi vida; no tenía sentido odiarlos, porque no iba a hacerlo, son parte de mi familia y sé que lo que hicieron no estuvo bien, pero no puedo cambiar el pasado. Zayn estuvo diciéndome que él me lo dijo todo porque no quería que estuviera preguntándole más y porque se estaba quitando mucho peso de encima al contármelo, así sentía que no estaba engañándome - ¡es tan mono! -. Y que no lo había dicho para ponerlos en mi contra.

Hacía demasiado frío a estas horas, podía sentir la punta de mi nariz roja y si mis manos no estuvieran dentro de mis bolsillos, probablemente estaría congelándome. Llevaba unos pantalones negros, pitillo, de tiro alto, con una blusa blanca de botones y mangas largas y sobre esto, un abrigo gris, a juego con unas botas negras, de piso.

La cabina en la que íbamos estaba muy silenciosa, a media luz, para los pasajeros que sí dormían. Se escuchaban pequeños ronquidos y algunos murmullos de personas que cuchicheaban. Mientras Zayn y yo nos manteníamos en completo silencio, cansados.

Su mano, de pronto, vino a mi rodilla, dejándola quieta ahí. Saqué despacio la mía para entrelazarla con la suya, sus dedos acariciando mis nudillos, y mis dedos los suyos. Un beso se plantó en mi cabeza. Nuestro asiento debería estar dividido por una especie de brazo- ya saben, esa cosa que está justo en el medio, separando los asientos -, pero no era así, nosotros lo habíamos retirado para poder estar más juntos, porque de verdad hacía frío. Cuando hablábamos el vaho salía de nuestras bocas y nuestros dientes repiqueteaban. Afortunadamente aquí dentro la temperatura estaba bien. Yo estaba invadiendo el espacio de Zayn, tal vez apretando su cuerpo contra la ventana, pero él no se quejaba, parecía no molestarle, al contrario, me tenía abrazada por la cintura, acercándome a su anatomía.

Saqué el móvil de Zayn de mi bolsillo y vi la hora, eran tres con quince a.m., cerré mis ojos, rindiéndome ante el sueño.

*

No sé cuánto dormí y tampoco sabía dónde estábamos justo ahora. Seguíamos en el tren, pero a diferencia de hacía unas horas, ahora estaba más lleno, las charlas de la gente eran más sonoras y la luz inundaba por completo la cabina, Zayn seguía a mi lado, dormitando, sonreí, siendo capaz de sentir el sabor amargo de mi boca y querer ir al baño sólo para quitarme ese mal sabor. Así que me puse de pie, besando la frente de Zayn, dejando mi bolso sobre su regazo. Tomé mi cepillo dental y pasta dentífrica, junto con mi botella de agua.

Busqué los baños, entré en el pequeño cubículo y comencé con mi cepillado para nada entretenido, pero demasiado reconfortante para mis papilas gustativas.

Seguí con el movimiento circular en mis muelas por un buen rato. Tenía mucha flojera y mi desgano en hacer las cosas lo demostraba en definitiva.

Cuando me quité el residuo de espuma blanquecina y lavar mis manos, salí directo a mi sitio con Zayn.

Caminé tranquilamente hasta la cabina, corrí la puerta y la cerré detrás de mí, encontrándome con todo un caos. Zayn estaba gritando, todo el mundo estaba gritando, había mujeres corriendo de aquí para allá, un bebé no paraba de llorar, dos niños estaban peleando por una paleta. No encontraba la causa de tal alboroto.