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Avery's POV:

Mi vista seguía fija en aquellos azulejos blanquecinos, ya se me había hecho una costumbre verlos.

No podía creer que habían pasado seis meses ya desde la muerte de Zayn.

Y aún me preguntaba ¿por qué? ¿Por qué me había abandonado?

Sentía un nudo en la garganta aún en sólo recordarlo, cada noche lloraba porque él no estaba conmigo.

Me pregunto si todo esto fue real o si sólo fue una historia en mi cabeza, porque yo lo siento así, inició todo tan rápido y tal vez, en algún momento, pensé que esto no iba a durar, lo presentía desde el inicio y quería no tener razón, quería que me equivocara y quería que Zayn fuera el hombre que estuviera a mi lado todo el tiempo.

Estaba en el baño de la universidad, con mi bata puesta, en cuclillas, recargada en la pared, sintiendo que mis sollozos iban a dejarme pronto asfixiada, sintiendo como todo esto pesaba más de lo que yo podía soportar.

Quería creer en que algún día lo veré en mis sueños, que lo veré en el cielo, pero ¿y si no existe el cielo al que todo el mundo piensa que va la gente que obró bien? Porque él me había amado y dentro de todas las cosas malas que pudo haber hecho, también tuvo que hacer cosas buenas. Me desilusionaba saber que en un futuro lo único que tendré para mí es el maldito recuerdo de esta desastrosa relación.

Tuvo un buen inicio y era todo perfecto, yo aceptaba su manera de ser porque no es fácil salir de ese mundo y menos si llevas tanto tiempo como él; sabía que esto terminaría mal y así es como fue.

Cada día se hacía más largo y cada noche me perdía en mis pensamientos, ya no me quedaba nada, porque antes de Zayn, pensaba que tenía todo, pero después de él sé que no tengo nada, no me quedaban más ganas de seguir en esto, ya no más. Quería sólo dejarlo suspendido en el espacio y volver a Canadá, retomar mi vida antes de que Zayn llegara, antes de que dejara una huella en mí.

Quería olvidarlo y arrancarlo de mi piel, no quería ningún rastro de él en mí, me lastimaba recordarlo.

Me incorporé, acomodando mi vestuario y mi bata, caminé hacia los lavabos y lavé mi rostro, para que todo rastro de llanto, o al menos una parte, pudiera irse.

Salí, haciendo ruido cuando la puerta se cerró detrás de mí.

Caminé hacia el comedor, encontrándome con Ale y Monse, que estaban muy pilladas con Niall y Harry, que también han sido un apoyo psicológico todos estos meses. No me habían dejado en ningún momento sola y se los agradecía tanto.

Me senté en su mesa, platicaban acerca de un tema que no lograba entender y no me interesaba, ahora mismo quería que las clases terminaran y pudiera ir a casa, acostarme en mi cama y desentenderme del mundo.

- ¿Qué tienes, Av? - pregunta Monse.

- No... - niego con la cabeza - nada - niego, cerrando mis ojos, sobando mis sienes.

- ¿Segura? - interviene Ale.

- Sí, sólo un poco aturdida - respondo, sin mirarlas a los ojos.

Quiero salir de aquí, ahora.

No quería romper en llanto de inmediato, sentía el nudo formarse en mi garganta de nuevo y subir hasta no dejarme pronunciar palabra.

¿Por qué soy tan débil?

Suena el timbre, yo sólo me pongo de pie y voy hacia mi siguiente clase, virología.

*

Llego a casa, cierro la puerta y observo el lugar. Vacío, como siempre, nada no común.

DangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora