7. Gracias

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Nos quedamos un rato abrazos.
Mientras hundía mi cabeza entre su y su hombro ahogando el mar de lágrimas que salían de mis ojos.

- Lore yo... - le miré - lo siento - suspirén, no quería hacerlo

- Pero lo has echo - me sequé las lágrimas - nunca quieres hacer nada Jesús...

- Esta vez iba en serio - levantó las cejas -

Agaché la cabeza dejando caer mi pelo por mi rostro para que no viera la sonrisa de tonta que me había salido por él.

Puso se cabeza debajo de la mía.

- ¿Qué haces con esa sonrisa de tonta? - rió -

- Déjame - me tapé la cara - ahoramismo deveria estar odiandote en vez de haberte abrazado

Iba a responderme, pero lo ví razonando algo que queria decirme.

- Necesito saber una cosa...

- Dimela - le miré a los ojos igual que él a mí -

- ¿Volveremos a ser los de antes?

- ¿En qué sentido? - me eché el pelo hacía atrás -

- Algo más que amigos

- ... - agaché la cabeza -

- Me tomaré eso como un no - cogió y se levantó, me quedé paralizada - ya no te importo, parece que somos dos desconocido...

- Ya nada será igual Jesús...

Se fué y me quedé allí en mi habitación.

¿Esto acaba de pasar?

Le había dicho a Jesús que no quería nada con él.

Me daría de ostias a mí misma. Soy tonta.

Escuché de cerrararse la puerta de entrada así que bajé al salón.
Cosa que no deveria de haber echo.
Ví a una rubía encima de Jesús, besandose mientras le desabrochaba la camisa.

- ¿¡Qué coño es esto!?

- Lore... - me miró con una sonrisa -

- ¡Fuera de mi casa rubia!

- ¿Pero que dices? - dijo mirandome con asco la polioperada

- Que te vayas de mi casa retrasada

- Lore deja que haga lo que queria con mi vida - dijo esta vez Jesús cabreado -

- Hace un momento estabas en mi habitación, diciendome que si podriamos tener algo y ahora vas tú y te traes a una guarra a casa - grité mirandolo con odio - como te gusta verme así Oviedo, y ahora hazlo, fóllatela no me importa una mierda lo que hagas, ya no somos nada.

Después de soltar todo lo que me pedía el cuerpo salí de casa.

Fuí a un bar y empecé a beber.

Una...dos...tres...

Estaba mareadísima.

Tenía llamadas perdidas del imbécil de Jesús, Dani y Laura.

Me empezó a vibrar el móvil y al fin contesté a una llamada.

Era Laura.

CONVERSACIÓN TELEFÓNICA

- Tía ¿dónde cojones estás?

- En un bar

- ¿Estás borracha?

- Un poco - me empecé a reir -

¿Me quieres? {gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora