27. Te echaba de menos

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¿Por qué Jesús a tenido que decir eso?
La ha cagado pero bien. Ahora están los dos pegandose en el suelo y yo sigo sin reaccionar. Había trabajadores separandoles, pero no había forma.
Me metí como pude, recibí um guantazo sin querer de Jesús pero conseguí cogerlo y llevarlo a su despacho.

- ¡Déjame salir que lo mato!

Intentaba apartarme pero una ves eché la puerta con llave si lo hice.

- ¡Joder! - dio un golpe a la mesa -

- Oviedo siempre estás en peleas ¿cómo lo haces? - reí -

- No estoy para risas - se sentó sobre la mesa -

Tenía el ojo imchado, posiblemente le salga un moratón de los grandes.

- ¿Y tú por que me defiendes a mí?

- Porque lo que dijistes antes era cierto - me mordí el labio -

- ¿Te gustó? - sonrió, pero acabó tocandose el moflete del dolor -

- Mucho - sonreí - voy a la cafetería haber si tienes algo para curarte

Salí y ya no había ratro de mi futúro ex prometido. Que más dá si no siento nada fuerte por él.
Me subí al ascensor y bajé a la cafeteria. Logré encontrar un botiquín y volví al despacho.
Jesús se encontraba con la camiseta quitada.

- ¿Qué haces así? - me reí mientras dejaba las cosas sobre la mesa -

- Porque el imbécil de ese me ha echo daño en el pecho

Me acerqué a él y besé su pecho.
Subí mi cara hasta besar sus labios.
Sabían a sangre. Sí, Cristian esta demasiado fuerte.

- ¡Ah! - se quejó al morderle suavemente el labio -

- Sigues siendo un quejica

- Oh lo siento señorita - dijo riendose -

- Creo que lo del labio habrá que ir al médico es demasiado profundo la raja - toqué su labio con mi pulgar, acariciandolo -

- ¡Ni de coña voy al médico!

- ¿No me digas que te dan miedo? - alcé las cajas con una media sonrisa -

- Sí me trae malos recuerdos...solo es eso, si yo soy un machote

- Pues machote al médico

- ¡Que no!

- Jesús...

- Lorena - me desafió -

- Voy contigo

- No me voy a mover de aquí

(...)

Jesús no para de mover el pié. Está nervioso, más de lo que me esperaba.
Le han dado una bolsa con hielo para que se lo ponga en el labio. La sange sigue ahí.

Y preguntad ¿cómo lo convencí?
Sabía que al final iba a acabr aceptando, sé como es, le conozco.

- Jesús Oviedo - llamó la enfermera -

Los dos nos levantamos y nos acercamos a donde estaba.

- Siganme allí le curaremos

Tuve que agarrar de la mano a Jesús, si no creo que no hubiera pisado la consulta ni con un pié.
Las enfermeras empezaron a curarle.
No nos podría haber tocado un médico, no. Encima son guapísimas para que mentir.
De vez en cuando se le iba la mirada hacía el escote de la enfermera.

- Ejem - tosí y captó mi atención - ¿va a tardar mucho?

- Yasta - se fué dejandonos con la médica -

¿Me quieres? {gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora