37. Lo que quieras

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La mañana se nota en la habitación, los rayos del Sol me molestan y me remuevo en la cama hasta chocarme con Jesús. Sonreír al notarlo cerca como me prometió ayer.

Me quedaré despierto hasta que te duermas y hasta que despiertes, lo prometo

Abrí los ojos para ver si era verda dlo que había dicho pero no, estaba dormido. Normal es un dormilón.

- Jesús - susurré dandole un beso en el hombro - despierta

- Un poco más - se tapó la cara con la almohada -

- ¡No! - me levanté y me miró - tenemos que hacer cosas

- Sorpendeme López - puso sus brazos apoyandolo por detrás de la cabeza -

- Desayunar y - me acerqué a él - ¡ir al gimnasio!

- No - se dio la vuelta quedando bocaabajo -

Me quedé contemplando su perfectísimo cuerpo bajo la luz del Sol.

- Me gusta mucho ver tu precioso culo pero tenemos que ir dos horas al gimnasio a si que muevelo anda

Ví como se levantaba perezosamente.
Se puso enfrente mía con el pelo despinado y asomando los calzoncillos por sus pantalones de pijama.

- ¿Me llevas a casa a cambiarme? - asintió pasandose la mano por el pelo -

- ¿Por qué no te vienes a vivir aquí, conmigo?

Le dí un beso en la mejilla. Me dí la vuelta y salí de la habitación lo más rápido que pude. No estoy preparada para vivir con él, después de tanto tiempo, aunque si lo pienso paso mucho más tiempo en su casa que en la mía.

Esperé sentada en el sofá mordiendome las uñas sin control ninguno. Esto para mí era una situación extresante. Es dar un paso más. ¿Lo doy? ¿con él?

Di un saltito en el sofá por la mano en el hombro que me había puesto.
Me giré y ya estaba listo con su ropa deportiva y una mochila.

- ¿Qué, vamos al instituto? - reí al verlo con pintas de quinceañero si no fuera por su bárba recortada -

- Como en los viejos tiempos ¿no? - asentí levantandome del sofá -

(...)

Daniel

No puedo más. Hace varios meses que no hago nada de deporte y esto cuesta, es como empezar de nuevo el instituto después de tres meses de verano.

Veo como Lorena corre en la cinta de al lado. Esta tan bonita desde esta vista. Me encanta su forma de correr. Y esa ropa le queda realmente bien, la camiseta de tirantes ajustada con unos legins que le marca el culo.

La veo perdida en sus cosas. Está escuchando música pero sé que no es por eso. He sido demasiado directo, creo, a la hora de decirle lo de la convivencia pero er ala verdad. Siempre la digo.

Miro hacía el lado y se ha puesto una niña de unos 18 años. Dios como está. Me mordí el labio sin pensar en la bronca que me podía llevar.
Tiene mejor cuerpo que Lorena ¿pero que estoy diciendo? Jesús ya.

Miro hacía el lado cruzando los dedos por que Lorena no se haya dado cuenta. Y es así. Pero el que realmente se enfada aquí soy yo. Otra vez el gilipollas del mostrador esta hablando con mi chica. La veo sonriente y él también. ¿Qué le está diciendo? Me quito los auriculares y escucho la conversación.

Me fijo en la mirada de ese memo y veo como se le van a los pechos de Lorena. Me faltó tiempo para saltar.

- ¿Puedes dejar de mirarle las tetas a mi novia? - dije molesto mientras baja la velocidad de la cinta -

- Jesús, porfavor

Cogí y me bajé de la máquina.

Jesús, porfavor

Ni Jesús ni ostias.

Voy al vestuario de hombrr dispuesto a darme un buena ducha.

Lorena

Me despido de Mario y voy hacía el vestuario de chicas. Cogo mis cosas y me dirijo al de chicos.

Todos se me quedan mirando pero no me importa voy a ver donde esta Jesús.

Sé que está cabreado y puede que no quiera ni hablar conmigo pero si una no intenta nada, tampoco lo consigue.

Voy a las duchas donde en la puerta veo las cosas de él. Me desvistó rápidamente sin que nadie me viera y abro la puerta encontrandome con el cuerpo de mi chico lleno de espuma.

- ¡Joder! menos mal que te e visto si no - rio - entra que te van a ver así - se mordió el labio -

Cerré la puerta y le acorralé en una esquina. Se quedó mirandome con cierta picardía. Le besé sin esperarselo.

- Lo siento - volvi a hacerlo - siento haberte dicho eso

- No - le miré - siento haberme puesto celoso de ese - acarició mi cintura pegandome a él - y también por lo de la casa, creo que te ha agobiado

- Un poco ¿hablamos de eso luego? Y nos centramos en otras cosas

- Claro que sí - me agarró de la cintura subiendome a la suya - ¿qué quieres hacer? - besó mi cuello mojado -

- Lo que quieras - me separé de él y le agarré de la cara con los labios entre abiertos - menos hablar - reí -

Devoró mi boca con deseo. Nunca lo había visto así ¿tan excitante es un gimnasio?

Gemí sobre sus labio separandome rápidamente de los suyos al sentirle dentro.

- Me dijistes lo que quiera - besó mi boca -

(...)

- ¡Jesús ayidame a bajar esto!

- ¡Voy!

Meto la última prenda de ropa y la cierro. ¡Me mudo con Jesús!

Me costó decidirlo ya que tenía miedo a que saliera mal. Estas cosas no todas salen bien.

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¿Me quieres? {gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora