Noche de tormenta

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Abrió los ojos, sobresaltado, cuando sintió una mano envolverse con fuerza alrededor de su muñeca. Agradeció mentalmente cuando con todo lo que sus ojos se encontraron fue el pequeño cuerpo de aquella hermosa mujer. Sintió como todo su cuerpo se relajó de inmediato y antes de que ella pudiera decir siquiera una palabra la tomó de la cintura para acercarla hacia su cuerpo. En cuestión de segundos sintió como las extremidades de Anna se relajaban contra él. Sus delicados brazos se envolvieron alrededor de su cuello y allí mismo, en el hueco entre su cuello y su hombro, escondió su rostro.

Ella no necesitaba decir que se encontraba asustada por todo lo que se avecinaba, no. Él la conocía demasiado bien como para poder leerlo en sus ojos.

Se atrevió a mover una de sus manos un poco más hacia abajo llegando al borde de su pequeño short. Allí, en aquella desagradable habitación de un hotel en el medio de la nada ellos se sentían como en el mismísimo cielo, al menos durante unos minutos.

—Nada pasará cariño— Susurró Rush contra aquel suave cabello rubio que en ese momento desprendía olor a fresas.

Habían conseguido sobrevivir una semana entera de hotel en hotel uyendo de aquellos malnacidos que les seguían el rastro. Y si bien él sabía que solo era cuestión de tiempo para encontrarse con lo inevitable, una pequeña esperanza empezaba a crecer dentro suyo. Tal vez y solo tal vez aún había una oportunidad para ser felices.

—Rush... Yo...

Su aliento fresco, producto del enjuage bucal, chocaba directamente contra la piel de su cuello y no podía sentirse tan a gusto con aquello.

Finalmente Anna levantó su mirada para encontrarse con aquellos pares de ojos color cielo que tanto adoraba. Porque lo hacía, adoraba a ese hombre como nunca antes lo había hecho, y aunque aún por las noches le pedía disculpas a Ethan por sentirse de aquel modo con su hermano, no deseaba que fuera distinto. Estaba segura de que bien o mal Ethan, donde quiera que este, se alegraba de que ella hubiera conseguido salir adelante.

Los ojos de Rush la miraba atentamente. Y aquella noche brillaban increíblemente.

Así que así se sentía mirar a la persona de la cuál te enamoras...

—¿Qué sucede amor?

Amor.

Aquella simple palabra había conseguido que un enjambre completo de avispones comenzaran a danzar dentro de su estómago. Metaforicamente, por supuesto.

Sintió una doloroza presión en el pecho de solo pensar en todas las veces que había estado a punto de perderlo y antes de que comenzara a llorar, decidió hacer lo que más añoraba con todo su corazón.

Se lanzó hacia los labios de aquel hombre.

Rush, más sorprendido que incluso ella misma por haber reunido el valor de hacer aquello, no demoró demasiado en corresponder aquel dulce beso. Sus manos apretaron la cintura de la chica contra sus caderas y la escuchó jadear. Tuvo que hacer acopió de mucho autocontrol para no comportarse como un verdadero cavernícola y hacerla suya en ese mismo momento.

—Anna, por Dios— Murmuró sobre los labios de ella, separándose lo mínimo para poder hablar y de paso tomar una profunda respiración para poder seguir besándola a su gusto. —Te juro que te amo y sé que tal vez no soy lo mejor, ni la persona que tú te mereces pero por favor permiteme estar contigo, permiteme hacerte feliz —Murmuró con un hilo de voz. Anna no podía creer que Rush estuviera diciendo esas palabra. No podía creer que ese hombre se estaba entregando de aquella manera a ella. Se sintió bien, completa como nunca antes en su triste vida. —Prometo darte lo mejor, Anna. Prometo hacerte feliz cada puñetero día de nuestras vidas y superar esta mierda que estamos pasando ahora. Sé mía, cariño.

Los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas que comenzaron a ser derramadas una por una. Sus manos, ahora posicionadas sobre el pecho desnudo de Rush, comenzaron a temblar. Su cabeza no dejaba de unir palabras, de intentar formar una oración coherente para que él entendiera lo mucho que lo amaba, pero como siempre en la vida de Annabelle las cosas no suceden del modo que ella quisiera. Así que cuando abrió los labios para finalmente confesarle todo su amor, aquella puerta del motel donde se encontraban se estrelló contra la pared contraria dejando ver cuatro figuras masculinas.

Pero no eran aquellas figuras las que hicieron que se le pusieran los pelos de punta, sino que cada una de ellas los estaba apuntando con un arma.



 Hola hola hola. Volví, sí. Después de casi un año estoy acá y si ustedes quieren para quedarme (? 

 Quiero decir un par de cosas, así que empiezo;

 1- Lamento mucho no haber actualizado en diez meses. Sé que muchas estaban muy enganchadas con este libro y dejarlo inconcluso y sin ninguna explicación probablemente no cayó de buena manera. Así que repito, perdón.

 2- ¿Motivo por el cual no la seguía? No me sentía a gusto con lo que estaba escribiendo y tenía escrito. De modo que podríamos decir que tuve un bloqueo de escritor de, sí, diez meses.

 3- Si alguien aún sigue leyendo el libro, manito arriba. Comenten o pinchen en el botón de votar para poder saber si este capítulo fue leído.

 4- Y último, este es el penúltimo capítulo de la primer temporada. 

 Ni modo, solo eso. Espero que hayan tenido unos lindos meses y estén todas bien. 

 Michelle.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2015 ⏰

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