Muerto

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 —Maldito infeliz— Conseguí decir entre dientes. Estaba haciendo mi mayor esfuerzo para no lanzarme sobre la mesa que me separaba de Isaac Cox y darle unos cuantos golpes. El muy malnacido tan solo estaba allí, con las manos esposadas sobre la superficie fría de la mesa y una sonrisa llena de burla.

 La habitación donde nos encontrábamos se encontraba en el segundo piso del edificio que se dedicaba a la investigación de crímenes y desapariciones. Era pequeña y algo oscura pero supongo que hablando de criminales no había mucho que se pudiera hacer. Una lámpara colgaba del techo iluminando tenuemente la sala y había otra apoyada sobre uno de los laterales de la mesa. Sabía que detrás del vidrio polarizado que se encontraba a mis espaldas había al menos tres oficiales y un detective escuchando la conversación más no me importó. Solo podía concentrarme en el hombre que se encontraba sentado frente a mí. Su cabello color ceniza estaba revuelto y sus ojos verdes se veían más oscuros de lo que lo recordaba. En la secundaria él había sido uno de los chicos más deseados por las chicas pero ya ven que las cosas cambian. Ahora era solo un maldito criminal.

 —Estoy disfrutando mucho esto, Annabelle— Dijo él sin quitar esa sonrisa estúpida de su rostro. — ¿O debería llamarte Anna? — Enarcó una de sus espesas cejas —Porque así es como te llamaba Rush ¿No es así?

—Cállate de una jodida vez— Apreté los dientes haciendo mi mayor esfuerzo por no largarme a llorar como una niña. Era la segunda vez que hablaba con Isaac desde que lo habían encarcelado y él solo se burlaba de mí. Once semanas desde que Rush había desaparecido y el maldito de Cox no decía dónde estaba. Tenía entendido que sus abogados, porque el imbécil tenía derecho a tener abogados, habían avisado de que si no cooperaba las cosas se pondrían peores para él y tenía un juicio prácticamente pisando sus talones pero a él parecía no importarle demasiado. La desaparición de Rush Holland no era el único de sus crímenes, a eso se sumaba de que aún era el principal sospechoso en el caso de Ethan y tráfico de drogas, tenía varios años asegurados en la cárcel donde se podría pudrir solo.

 —Estoy seguro de que no quieres que me calle, apuesto lo que sea que no puedes esperar para que te diga donde se encuentra él— Añadió con diversión. Pero su voz no solo estaba teñida de diversión también podía notar un atisbo de furia allí y no sabía por qué, mucho menos me importaba. Todo lo que quería hacer era encontrar a Rush. Desde que había aparecido Isaac había pensado que sería todo mucho más fácil, que encontraríamos a Rush en pocas horas pero no había sido así. Y eso solo conseguía ponerme aún más nerviosa. Apreté el puente de mi nariz y deje que una cortina de mi cabello cubriera mi rostro. Me sentía mal, realmente mal desde su partida — ¿Quieres saber cuáles fueron sus últimas palabras? — Murmuró Isaac Cox inclinándose sobre la mesa para luego mirar directamente hacia mis ojos. Sentí un nudo que apretaba mis entrañas pero hice a un lado esa sensación. Él tenía que estar bromeando conmigo —Qué eres una ramera y luego boom, lo matamos— Articulo lo suficiente alto para que lo escuchara y luego llevó una de sus manos hasta su frente haciendo el pobre intento de una pistola con sus dedos pulgar e índice.

 Sentí un extraño frío colarse por mis huesos y luego como si de una película se tratara, mi corazón rompiéndose y cayendo a mis pies en mil pedazos. Tenía que ser una broma, no podía ser así, de verdad. Rush no podía estar muerto.

 No.

 —Tengo que reconocer que se resistió cuando lo secuestramos, el jodido no dejaba de gritar cosas y resistirse, pero nada que dos de mis hombres no pudiera controlar.

 No.

 —Y luego tú sabes, toda esa mierda que se hace en los secuestros. Manos atadas, pies atados, golpes por aquí, golpes por allí— Continuaba hablando él pero yo ya no quería escucharlo.

 No.

 No quería oír más de eso.

 —Cierra tu puta boca en este maldito instante— Dije con voz ronca producto del nudo en mi garganta. Mi intentó fallido de no llorar no había surtido efecto y no podía luchar contra eso.

 —Luego lo amenazamos con hacerte daño a ti— Continuó él ignorando mis palabras —Voy a ahorrarte la parte morbosa porque no creo que te haga mucha gracia — Maldito enfermo —Y en fin, el resto ya lo sabes. Rush está junto a su hermanito— Soltó una horrible carcajada y no me contuve más. Tomé impulso con mis piernas, empujando la silla donde anteriormente estaba sentada y me arrojé sobre él. Su silla se fue hacia atrás y ambos caímos al suelo, ignoré el punzante dolor en mi codo producto de mi caída y comencé a golpear su rostro con duros puñetazos. Otra de las cosas que me había enseñado Cody en secundaria. Mi visión estaba nublada por las lágrimas pero eso no me detuvo, lo tenía lo suficientemente cerca como para no necesitar enfocar demasiado mi vista. Golpeé su rostro, una y otra vez sin parar. Y no me detuve hasta que dos oficiales irrumpieron en la habitación y me tomaron por los hombros alejándome de él. Mis nudillos ardían y estaban manchados de sangre pero no me importó. Había conseguido romper su nariz, su labio y dejar su mandíbula ligeramente morada.

 —Podrás golpear cuantas veces quieras Annabelle, pero él está muerto— Gruñó Isaac para después escupir sobre el suelo la sangre que salía de su boca.

 Empujé hacia adelante en un intento por alejarme de los guardias que me sostenían pero no conseguí más que sacudirme contra ellos. Eran fuertes y me sujetaban firmemente.  Isaac seguía de rodillas en el suelo fulminándome con la mirada pero no deje de mirarlo en ningún momento. Abrió sus labios para decir algo y todo mi cuerpo se puso en estado de alerta.

 —Y cuando menos te lo esperes, cuando no lo veas venir, tú estarás tan muerta como él. Te lo juro Annabelle Parks.

 Capítulo nuevo! Muchas gracias por los 50 votos en el capítulo anterior y los comentarios. Estoy muy feliz de que les guste, creo que ya lo dije en otra oportunidad pero igual lo repito.

 Voten en este y actualizo con capítulo nuevo.

 Buen sábado para todas! 

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