Un punto de vista distinto

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Annabelle seguía de rodillas en el suelo y yo no me atrevía a hacer ningún movimiento. El idiota de Kyle ya se había marchado dejándonos completamente solos. Lo único que se escuchaba en la habitación era la respiración irregular de Anna y sus sollozos. Me dolía escucharla de aquel modo y digo escucharla porque seguía sin poder mirarla. No quería encontrarme con sus ojos viéndome con horror, no soportaría verla sabiendo que ella ya sabía la verdad y sino la sabía ella no tardaría mucho tiempo en adivinarla. No era estúpida, haría preguntas y yo no podía darle respuestas. Temía perderla, un dolor en mi pecho que parecía llevarme al borde del abismo se instaló en mí de solo pensar en no tenerla en mi vida. Annabelle significaba mucho más de lo que ella misma podría imaginarse. Ella no sabía cuántas noches había pasado pensando en ella y cuantos años la había adorado en secreto. Porque así era por muy estúpido que sonara,  ella había llegado a mi corazón desde hace muchos años sin siquiera proponérselo y yo bien sabía que era imposible sacarla de allí.

 — ¿Anna?— Me atreví a llamarla cuando los sollozos cesaron y reinó la calma. O al menos una parte de ella porque algo me decía que esto era solo el comienzo de una arrolladora tormenta.

—Fuiste tú— Dijo ella con voz temblorosa y la cabeza gacha. Mi corazón pareció detenerse por unos cortos segundos y sentí la falta de aire en mis pulmones.

 Su barbilla se elevó ligeramente para finalmente mirarme a los ojos. Los suyos estaban rojos e hinchados por las lágrimas. Su mirada teñida de coraje.

 Pasé saliva duramente e intenté aclarar mi voz.

 — ¿Qué?

 —Tú, tú estuviste allí, yo te vi, te vi en la cinta, Kyle dijo… él dijo que habías huido y es verdad fuiste tú, te fuiste, lo dejaste allí- El terror me invadió por completo ¿Cómo es que ella me había visto?

 La vi enderezarse en sus rodillas y finalmente incorporarse frente a mí. Sabía que ella intentaba hacer frente a la situación pero aun así, viéndome con furia y dolor no podía dejar de sentir que ella era tan adorable y hermosa que dolía.

 — ¡Eres un jodido cobarde! — Gritó ella con todas sus fuerzas. Y hubiera sido menos doloroso si me hubiera atestado una cachetada, pero no. Sus palabras tenían la capacidad de hacerme sentir como la mismísima mierda en cuestión de segundos. Tuve que apretar mis puños, no porque quisiera golpearla, jamás había golpeado a una mujer y nunca lo haría sino porque intentaba controlarme. No quería decir ningún comentario que la enfureciera más. Al fin y al cabo ella tenía razón. Yo era un cobarde.

 — ¡Lo dejaste morirse allí! ¡Solo! ¡Te odio, Rush Holland, te juro que lo hago! — Gritó otra vez y se lanzó a mi pecho dándome fuertes golpes. La podía apartar pero sabía que necesitaba descargarse y prefería estar allí con ella cuando lo hiciera. No podía imaginármela sola llorando por mi culpa. Me sentía un bastardo por causarle tanto dolor. — ¡Te odio! ¡Te odio! — Continuó golpeándome con sus pequeños puños. Sus palabras cortándome por dentro una y otra vez. Ella no sabía lo que estaba diciendo, ella no podía darse una idea de lo mucho que me dolía escucharla decirme aquello, pero tenía razón. Yo era culpable y no había nada que yo pudiera hacer para remediar aquello. Ella tenía razones de sobra para odiarme. Mi hermano estaba muerto. Las lágrimas empapaban el rostro de Annabelle — ¡Cuánto deseo que hayas sido tú! ¡Tú debiste haber muerto ese día, no Ethan! ¡Tú, jodido seas Rush!

 Sujeté sus muñecas con firmeza y ella me fulminó con la mirada. Su rostro se veía rojo, hinchado y mojado pero aun así me seguía pareciendo la mujer más hermosa que había conocido en mi vida. Su respiración era superficial y su pecho subía y bajaba demasiado rápido. Maldije internamente el día que deje que ella se enamorara de mi hermano, jamás podría competir con él. Ella lo seguía amando y yo no podía contra eso. Sus palabras habían sido como afilados cuchillos entrando en mi cuerpo.

 —Vete, desaparece de mi vida como hasta hace unos meses y déjame en paz— Escupió ella y se soltó de mi agarre volteándose para no mirarme a la cara —Ni siquiera puedo verte a la cara ahora mismo. Desaparece de mi vida Rush Holland.

 Tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no lanzarme a sus pies y rogarle que me perdonara, ella había dejado en claro que me odiaba y si así lo quería, así iba a ser.

  Esa era la última vez que me iba a ver en su vida.

 Capítulo corto pero decidí subir este a causa de los comentarios en el anterior. Estoy facinada con la cantidad de votos que tiene el capítulo anterior. Casi cuarenta en un solo capítulo, la novela de repente tiene muchísimas más vistas y eso me pone realmente muy feliz! Tengo pensado subir otro capítulo hoy por la tarde/noche ya que acá donde yo vivo es madrugada. Así que sigan comentando y votando :3

 El punto de vista de Rush para variar un poco. Disfrutenlo! 

TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora