Revelaciones

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Habían pasado ya tres días desde la última vez que vi a Rush y a decir verdad lo único que se pasaba por mi cabeza eran sus últimas palabras antes de marcharse. ¿Cómo era posible que él lo supiera? ¿Cómo sabía Rush que esa frase era la última que escribía Ethan al finalizar las cartas que me escribía cuando estábamos en el instituto?

 Había intentado localizarlo, de verdad que lo había intentado. Pero Rush Holland era demasiado escurridizo y yo ni siquiera sabía dónde vivía.

 La universidad seguía siendo mucho más de lo mismo, y créanme cuando digo “mucho”. Estaba hasta la coronilla de exámenes y trabajos finales. Por Dios, tan solo me quedaban tres semanas más de esta tortura y luego comenzaban mis vacaciones.

 Me encontraba acostada en mi cama, con un libro apoyado en el pecho ya que había desistido de intentar leerlo y el maldito y condenado Rush seguía en mi cabeza.

 Joder el día que le permití entrar otra vez en mi vida.

 Jodido desagradecido, podía siquiera pasarse por mi apartamento y preguntar qué tal estaba yo o no sé... ¡Cualquier cosa, demonios! Necesitaba verlo, por mucho que odie admitirlo.

 Mi celular comenzó a sonar y mi corazón latió con fuerza. ¿Podía llegar a ser él?

 Por favor… Por favor… Por favor.

 — ¿Hola?

 —Señorita Parks, habla el agente Ronald— Oí la voz de Carter del otro lado de la línea, eso tenía que ser bueno. Tenía que tener buenas noticias.

 — ¡Carter! Ya me preguntaba cuando demonios me llamarías ¿Hay noticias? — Pregunté esperanzada.

 —Sí, Annabelle. Tenemos las filmaciones de aquella noche que pudimos sacar de las cámaras de seguridad del vecino que te comenté la última vez que vinimos. La calidad del vídeo es mala pero al menos el testimonio de Daniel es real. ¿Puedes pasarte por la jefatura?

 —Por supuesto, en veinte minutos estoy allí— Colgué antes de que dijera algo más y me apresuré a cambiar mi pantalón por un jean más apropiado y un saco negro ya que afuera hacía frío.

 Tome mi cartera y mis pertenencias necesarias para llegar lo más rápido posible. Había esperado algo así por meses y finalmente el asesinato de Ethan comenzaba a encontrar sus culpables. Esperaba que el maldito desgraciado que lo mató pudiera estar tras las rejas pronto.

 En cuestión de quince minutos ya me encontraba frente a la jefatura de policías. Era un edificio bastante antiguo y a la vez grande. Una escalinata de aproximadamente diez escalones te conducían hacia la puerta de entrada. Al entrar me encontré con el tumulto de gente habitual que solía haber allí. Policías, oficiales y detectives caminando de un lado a otro organizando sus cosas. No tarde mucho en localizar a Carter, él se encontraba detrás de su escritorio tecleando en su computadora. Me acerqué hacía él y me senté en una de las sillas que se encontraban frente a él.

 — ¿Qué tal va todo, señorita Parks? — Preguntó él quitando la vista de la computadora y rebuscando en uno de sus cajones.

—Ya sabes, universidad, trabajo y esas cosas. Nada del otro mundo— Me encogí de hombros restándole importancia. Él asintió con un movimiento de cabeza y cuando finalmente dio con lo que estaba buscando, sonrió satisfecho.

 Me tendió un sobre de papel madera y yo lo tomé algo dudosa.

 —Es la cinta del asesinato. ¿Quieres verla? — Me miró serio y yo asentí repetidamente. Finalmente él soltó el sobre y yo lo guarde en mi bolso. —Tengo que advertirte que tal vez te resulte algo fuerte. Se ve cuando el hombre dispara contra el señor Holland y lo demás tú ya lo sabes— Tragué saliva mientras sentía que un nudo se formaba en mi garganta —No pudimos obtener el rostro de la persona que efectuó el disparo pero si la matrícula de su vehículo. Estamos rastreándolo pero el cabrón es inteligente y no deja demasiadas huellas. De todos modos estoy bastante conforme con esto— Hizo una pausa y me miró curioso — ¿Tú sabes si Ethan estaba metido en las drogas, Annabelle?

 La pregunta me tomó por sorpresa.

 — ¡Por supuesto que no! Nosotros vivamos juntos, yo estoy segura de que no, él no estaba metido en eso, Carter.

 Él asintió.

 —Lo que pudimos obtener gracias a la matrícula es el nombre del titular del vehículo. Su nombre es Isaac Cox, dueño de una de las pandillas más buscadas del área y se encarga de suministrar ansiolíticos, anfetaminas, sustancias alucinógenas y muchas más cosas de las que te sorprenderías escuchar. Hay una probabilidad de que él haya sido el que disparó contra tu novio.

 —Espera un momento ¿Isaac Cox? — Mi cabeza comenzó a martillear, yo conocía ese nombre. —Isaac era un amigo de Ethan— Solté horrorizada y los ojos de Carter me miraron sorprendidos.

 —Eso es algo que no sabíamos. Lo anotaré en el expediente. Eso explicaría muchas cosas pero también nos deja el camino abierto para otras— Dijo Ronald aunque más para sí mismo.

 ¿Desde cuándo Isaac Cox era proveedor de drogas? Y sobre todo ¿Por qué había disparado a Ethan?

TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora