Corre cariño.

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  La risa amarga de Isaac resonó en mis oídos. Quería gritar que dejara de reír, quería mandarlo al infierno pero todo lo que podía hacer en ese momento era mirar al dueño de aquellos ojos azules. Se veía muy lastimado y me dolía. Dolía verlo de aquel modo.

 Sollozé agitándome contra las cuerdas que sujetaban mis muñecas y otra oleada de dolor me sacudió por completo. 

 —Sueltala imbécil- Gruñó él con la voz quebrada. Algo se sacudió en mi interior. Me sentía fatal. Quería soltarme de aquella tortura, quería correr, correr directamente hacia él.

 —Cierra la boca capullo— Amenazó Isaac y comenzó a caminar hasta situarse detrás de mi. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal y me removí incómoda. No me gustaba tenerlo detrás, no podía verlo y temía de que pudiera matarme en cualquier segundo.

 —¿Anna? ¿Estás bien? ¿Qué te hicieron?— Habló Rush con algo de dificultad. Un espasmo seguido de una oleada de lágrimas me impidió hablar. Solo conseguía abrir la boca y cuando intentaba responder me ahogaba y las palabras se trababan antes de poder sacarlas. Él estaba vivo.

 Una horrenda carcajada resonó en la asquerosa habitación y supé que provenía de Isaac. Sus manos se apoyaron sobre mis hombros y comencé a temblar.

 —Quita tus putas manos de ella— Dijo Rush entre dientes mirando por encima de mi hombro. 

 Las manos de Isaac no se movieron en absoluto. Estaba más que claro que las palabras de Rush se las pasaba por donde no le da el sol.

 —Oh el amor, el amor— Dijo con fingida ternura. Lo odiaba, lo detestaba con todas mis fuerzas. —¿Qué pasa contigo Holland? ¿No tienes siquiera un poco de amor propio que te preocupas primero por la zorra antes que por tí mismo?— Las manos de Isaac apretaron fuertemente mis hombros. Quise gritar pero nada salía de mi boca. Estaba paralizada. 

 —Maldito imbecil— Se sacudió contra los hombres de Isaac pero no consiguió soltarse. Kyle y el otro hombre desconocido golpearon cada lado del estomago de Rush y él se encogió de dolor.

 —¡Basta! ¡Basta por favor!— Chillé cuando vi la expresión que cruzaba por el rostro de Rush. Tenía los ojos cerrados con fuerza y sus dientes apretados. Le dolía, por supuesto que dolía. Estaba segura que no eran los únicos golpes que había recibido y eso solo conseguía hacerme sentir peor. Él estaba sufriendo.

 Kyle miró en mi dirección y sonrió de lado. 

 —¿Basta de qué?— Me preguntó fingiendo inocencia —¿Basta de esto?— Golpeó nuevamente el estómago de Rush —¿O de esto?— Golpeó sus costillas. 

 —¡Detente maldito enfermo! ¡Detente ahora mismo!— Grité con las lágrimas corriendo por mis mejillas. Rush seguía sin mirarme, seguía sin hablar y eso me preocupaba. Solo estaba allí, prácticamente colgando de los brazos de aquellos dos bastardos sin emitir sonido.

 —Basta Kyle, déjenlo en el piso y salgan— Ordenó Isaac duramente. 

 Me preguntaba como es que ambos habíamos llegado allí ¿Qué demonios le habíamos hecho al jodido Isaac Cox para que nos hiciera esto? ¡Joder! Y yo sabía que no debía llorar, sabía que debía ser fuerte pero no podía. No cuando veía el estado tan lastimado de Rush. Él no merecía eso, él no merecía ningún mal sobre la jodida tierra.

 —Ya deja de llorar, estúpida— Dijo Isaac soltando su agarre de mis hombros y caminando hacia donde se encontraba Rush, de espaldas a nosotros en posición fetal.

 —¡Despierta imbécil que no es hora de dormir!— Gritó Isaac y vi como llevó su pierna hacia atrás para patear su cuerpo. Pero eso no pasó. El golpe no llegó sino que en un rápido movimiento Rush giró sobre su costado y atestó un duro golpe a los testículos de Isaac. 

TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora