Apunta y dispara

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 Intentar mantener mi cabeza ocupada en otra cosa que no sea Rush costaba más de lo parecía. Quería disfrutar de nuestra nueva amistad pero cuando creía que todo iba viento en popa Rush hacía algún comentario coqueto o acariciaba mi cabello consiguiendo revolucionar mi interior. Estábamos sentados en el sillón de su sala mirando una película mala cuando recordé que aún no tenía ninguna de mis pertenencias.

 —Rush— Lo llamé ya que él parecía bastante absorto en la televisión. Su cabeza giró de inmediato y esos preciosos ojos azules se posaron sobre los míos.

 —Hum.

 —Necesito ir a mi casa —Sus cejas se juntaron —Solo a buscar algunas de mis pertenencias, no tengo nada aquí y quiero darme un baño— Pedí. La mano de Rush que estaba sobre el respaldar del sillón viajó hacia mi cabello y comenzó a jugar con mis puntas.

 —No lo sé, tal vez sea algo arriesgado— Dijo algo preocupado pero no del todo seguro.

 —Por favor, solo tomaré las cosas esenciales y volveremos aquí de inmediato— Batí mis pestañas intentando persuadirlo a modo de chiste y él soltó una sonora carcajada.

 —Eso no funciona conmigo Anna pero iremos de todos modos— Accedió sin dar muchas vueltas al asunto.

                                                                                 •

 Veinte minutos después la camioneta de Rush se detenía frente a la fachada de mi apartamento. El lugar seguía tan tranquilo como siempre. Ningún rastro de traficantes, delincuentes o vándalos detrás de nosotros. Supongo que después de todo Rush estaba exagerando un poco. Coloqué la llave en la cerradura de mi puerta y la abrí sin problema alguno. Rush permanecía detrás de mí observando todo el entorno como si en cualquier momento alguien fuera a saltar hacia nosotros. Pero nada de eso pasó.

 —Estás actuando como un paranoico— Dije cuando él entró en el apartamento y se dirigió a la ventana para echar un vistazo hacia fuera.

 Mi casa seguía tal cual la había dejado. Los muebles en su lugar. Un anotador abierto sobre la mesita de café donde anotaba mis recordatorios, la pantalla plana en su lugar apagada. Nada extraño.

 Lo escuché suspirar.

 —Supongo que tienes razón— Concedió él.

 Sin responder me dirigí directamente hacia mi habitación dejando a Rush en la sala y tomé una maleta que se encontraba en la parte superior de mi armario. Era mi maleta para viajes, de modo que entraban al menos diez kilos de ropa. Me apresuré a meter camisetas, vestidos y pantalones. Tomé solo los necesarios, no sabía cuánto iba a permanecer en casa de Rush pero no quería arriesgarme a que me faltase algo. Solo tres pares de zapatilla y mis zapatos de tacón negro preferidos. Apreté la ropa en la maleta que permanecía sobre mi cama y me dirigí hacia la gaveta de mi ropa interior. Cuando la abrí me encontré con un trozo de papel sobre mis sujetadores.

 Bonitos colores, Annabelle

 ¿Qué demonios significaba eso? O Mejor dicho ¿Qué hacía eso allí? Mis palmas comenzaron a sudar y tuve que reprimir un grito que luchaba por salir de mi garganta. Estaba a punto de gritar el nombre de Rush cuando sentí algo frío contra mi nuca.

 —Intenta gritar y te disparo— Masculló alguien sobre mi oído.

 Mis piernas comenzaron a temblar al igual que todo mi cuerpo y tuve que aferrarme al buro para no caer de bruces. No lo veía pero sentía el cuerpo de un hombre en mi espalda, eso y también la punta de la pistola sobre mi piel. Amenazando con quitarme la vida en cuestión de segundos. Estaba acabada.

TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora