Capítulo #3 Vámonos gilipollas.

163 14 4
                                    


KELLIN.

Aaarrgg otro jodido día en esa jodida universidad, la noche anterior me había ido de fiesta y no tenía ganas de asistir a un nuevo año de clases.

Jalé mi colcha tapándome más el cuerpo, no sin antes tirar un almohadazo a mi alarma haciendo que el reloj se cayera al suelo desatando un ruido de piezas rotas jodiéndome más el dolor de cabeza que empezaba a tener.

-¡Kellin! Mueve tu trasero y bañate que hoy tienes que llevarme a la escuela. -gritaba en mi cuarto mi querida y hermosa hermana Ximena, nótese el sarcasmo.

-Joder Mena dejame tranquilo.- bufé.

Ella odiaba que le dijera así y lo había olvidado, así que había desatado a la furia en persona.
Tiró de mis cabellos levantando mi rostro a la de ella. -Cabrón cuantas veces te voy a decir que no me digas así -me dolía la cabeza y ella no ayudaba, abrí mis ojos mientras sentía el dolor de mi cabeza y mis cabellos entre sus manos cuando de pronto la mire y me empecé a reir de su cara escupiendola de paso.

Ella dio un grito de asco apartándose de mi.

-¡¿Pero que carajos te has hecho en la cara Ximena?!-me incorporé en la cama mientras me burlaba de ella, llevaba toda la cara pintarrajeada, los labios rojos y unas excesivas largas pestañas negras, abrió los ojos como plato y se acomodó el miniputo uniforme de porrista que llevaba.

-Callate tarado, hoy es la bienvenida en la escuela y yo soy la porrista más popul...-la voz chillona de mi hermana me cagaban la cabeza, la deje hablando sola en mi habitación mientras que me iba al baño para ducharme.

Me puse lo primero que encontré, una pantalón pitillo negro, un polo negro, una camisa jean y unas botas luego bajé a tomar un rápido desayuno, el olor a tabaco y café inundaban mis fosas nasales dándole un agradable toque a mi mañana, lo bueno de tener un padrastro adicto al cigarro era que tenía tantas cajetillas en el cajón de su cuarto que si se le perdían dos o tres, gracias a mi, nisiquiera lo percibía.

La mejor amiga de Ximena siempre pasaba por ella para que se vallan juntas a clases pero ya que se había enfermado me tocaba a mi, como el hermano solemne y abnegado que soy, llevar a su única hermana al primer día de su último año en esa puñetera escuela llena de niños ricos.

La verdad es que amo con toda mi vida a esa niña tonta que cree que la vida es fácil como te la pintan en la escuela, pero trataba de hacerle la vida imposible solo para que no lo supiera, así que para premiarle el día fingí que mi auto se habia descompuesto tres cuadras antes de llegar a su escuela y que si quería llegar tenía que ayudarme a empujar, como la conozco bien sabía que no lo haría así que se bajó molesta y una vez que sus dos pies pisaron el suelo de la calle arranqué burlándome de ella, me maldijo y me sacó el dedo medio.

Enrealidad disfrutaba del cariño que ella y yo no dejábamos de demostrarnos.

-¡Quinn! ¿Tú, el primer día de clases?-se acercó Jaime con una sonrisa bien cepillada sentándose a mi lado, no sé como podía estar tan feliz después de la bomba de ayer.

-Cállate Jaime, que la cabeza me va a reventar- tomé un trago grande de agua que tenía en mi vaso junto a una aspirina.

-Vale, no te prendas-entornó los ojos- con esa pastilla ya te pasará, me tome una por la mañana y ya vez estoy como nuevo.-agitó sus manos delante de él como señalandose.

Asentí moviendo la cabeza mientras me paraba para servirme más agua del bidón que nos ponían en la cafetería.

Poco a poco empezaron a llegar los demás del grupo, hoy como era el primer día el campus estaba más lleno de lo normal, un montón de patéticos padres emocionados como si sus hijos se hubiesen ganado la lotería y un montón de ñoños novatos y presas fáciles para la burla de los alumnos más antiguos de aquí.

POLES APART [Kellin Quinn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora