Capítulo #40

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Tengo la piel erizada y aun no puedo creer todo lo que está pasando.


La carretera nos conduce hacía un camino oscuro y extenso, Kellin tiene la cara desencajada y los nudillos rojos de la fuerza con la que aprieta el volante.

Apenas entré al auto revisé mi celular, todo en paz, ni una llamada pérdida de mamá.

Quiero hablar, pero no me salen las palabras, es tonto que siempre termine con la persona de la que me intento alejar, pero sé que no es momento de reproches. Y sé que él lo sabe muy bien, no me ha hablado en todo el camino y no estoy segura si me llevará a casa o si iremos de frente al hospital, pero al cabo que acaba la calle larga por donde estábamos pasando me doy cuenta de que sí iremos al hospital. Mi casa está al sur y justo ahora estamos por el norte.

Bajo del auto y saco mi móvil para ver la hora, sólo son las dos y media de la madrugada y ya estamos entrando al hospital en emergencia. —¿¡Dónde está Víctor Fuentes!?— le pregunta a la enfermera de turno, agarrándola de improviso, ella se intimida al inicio, pero busca rápido en su registro. Sé por el tono de su voz y por la quijada apretada, que está tan asustado como yo.

—Está en la sala de cirugía, el paciente ha perdido mucha sangre y tengo entendido de que luego lo pasarán a cuidados intensivos — responde ella con una cara de preocupación que hace que Kellin se exaspere más

—En que piso, en que sala ¡Digáme a donde voy! — alza la voz y me estoy imaginando lo peor

—Cálmese por favor— responde ella con un tono suave y agradezco por ello, a lo contrario sé que Kellin hubiese reaccionado peor— vaya al ascensor— señala con su mano a su lado derecho— y marque el piso seis. Ahí es la sala de espera, me parece que hay algunos chicos esperando también— nos informa y Kellin como resorte sale rápido del lugar, le agradezco a la enfermera por él y me disculpo por su descortesía.

Sigo a Kellin por el pasillo y entramos al ascensor, estamos acompañados por una mayor que no para de lamentarse mientras que un hombre más joven la y la consuela.
Cuando por fin llegamos al piso seis la puerta se abre de golpe y no se nos hace difícil buscar a nadie ya que todos están en la sala esperando novedades. A todos me refiero a Ariel, Pilar, Nick, Justin, Micaela, Camila, Tony y Jaime.

Al vernos entrar Camila, para variar, corre hacia los brazos de Kellin. Menuda escena. Actuó como si no me importara y me acerco para saludar a todos, incluso a ella.

Ariel está sentada con las manos apoyadas en sus piernas, a ella la saludo al último porque planeaba quedarme todo el tiempo a su lado. Está tan linda y la estaba pasando tan bien que me entristece mucho verla con el maquillaje corrido.

—¿Hay noticias? — pregunta Kellin alejándose un poco de las garras de Camila

—Lo están operando justo ahora — contesta Micaela con una voz entrecortada— Perdió mucha sangre y Mike está drenando sangre para él— agrega— Ya sabes esa cosa de hermanos que tienen la misma sangre

Luego de eso todos nos quedamos en silencio por el asombro de ver como por el pasillo del lado pasan varios enfermeros, casi corriendo, con una mujer convulsionando en la camilla. La pena me embarga y me estremece saber cuán trágico son los casos a estas horas de la madrugada.

Al cabo de casi una hora en la que ya hemos cambiado de lugares, Micaela se ha caminado todo el pasillo, ida y vuelta, mientras que he escuchado como Kellin, Justin y Jaime debatían la identidad del agresor y hasta Mike ha regresado, por fin sale el doctor.

—¿Familiares de Victor Fuentes?— tiene una bata muy larga, unas ojeras pronunciadas y lleva en la mano una especie de libreta

—Nosotros— contesta Mike haciendo que el doctor se plante delante de nuestra presencia —¿Cómo está mi hermano?— agrega preocupado

POLES APART [Kellin Quinn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora