Chica Chicle.

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Capítulo 35.

Mudarme con Elena fue lo mejor que pude haber hecho.

Su departamento sin duda era súper magnífico.

Estábamos pasando mucho tiempo juntas y eso me hacía ver aún más que era súper genial en todos los sentidos.

Lo único malo era que quedaba algo lejos del campus, no era mucho pero sí se notaba la diferencia.

Eso y que Elliot y yo ya no nos veíamos mucho.

Hoy había planeado visitarle después de la escuela, pero no estaba segura.

Estando en la escuela sólo lo vi una sola vez y fue muy poco tiempo.

Y lo peor fue que me encontré frente a frente con Elizabeth.

Hacía mucho que no la veía por aquí, siempre trataba de no verle porque seguía sintiendo una traición muy grande de su parte. Entonces el haberla visto me dejó con un ánimo muy bajo y decaído.

Estaba con un grupo de chicas guapas, esperaba que al fin hubiese encontrado a amigas verdaderas, pues al parecer yo no lo fuí.

Rider contempló la escena de lejos, lo noté. Aún no me fiaba de él por completo, pero su hermana aseguraba que iba a cambiar.

Se acercó a mí lentamente cabizbajo.

-Hey -saludó medio sonriendo.

Sólo levanté la mano con gesto de hola. El ambiente se sentía pesado. Quería creer que se veía... diferente.

Llevaba unos jeans... azules. ¡Azules! Creo que toda su vida los usó negros y ahora venía con ese cambio radical. Conservó la cadena que siempre usaba y sus tenis algo desgastados.

También traía una camiseta blanca algo ajustada, de esas con cuello "V" y encima una simple chaqueta azul. Sin duda verlo así me sorprendió.

-Te ofrezco una disculpa... fui demasiado idiota contigo... y sé que ni siquiera hay excusa para eso.

Se le veía realmente arrepentido. Lo único normal de él era su cabello rubio y sus ojos casi azules, eran extraños la verdad.

-Está bien...

-No, no lo está. Te juro que algún día te explicaré todo, sólo pido que me perdones.

-Estás siendo dramático -me burlé y me miró mal. Hice un gesto y sonrió. ¿Dónde diablos quedó el supuesto badboy típico de las películas? Qué raro.

-Lo siento -levantó la vista mirándome a los ojos fijamente. Me sentí de repente incómoda.

Asentí levemente e hizo una mueca. Me iba a costar algo de trabajo fingir que no pasó nada entre nosotros.

Me alejé diciéndole adiós con la mano. Haber tenido dos momentos incómodos no me hacía muy feliz. Me encontré a Elena y me dio un furtivo abrazo que casi me dejó sin aire.

Era muy demostrativa que ni siquiera me había acostumbrado del todo.

Subimos a su bonito auto de un extraño color amarillo pastel y en más o menos quince minutos, nos encontrábamos fuera de su edificio que ahora se podría decir que era mío.

No le dije nada y sólo subí a la habitación que me dejó tener. Un espacio grande y amplio.

Al fondo estaba una cama que la cubría una bonita colcha color lila con adornos más oscuros.

Era súper cómoda que si te acostabas en ella, podías sentirte como si durmieras sobre nubes.

O al menos eso me imaginaba yo.

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