Be Yourself

Un buen libro. Un mal chico.

Capítulo O3.

Los siguientes días. Aburridos.

Clases aburridas.

Materias aburridas.

Maestros aburridos.

Ni siquiera podía leer en paz. Elizabeth revoloteaba a mi lado diciendo de un profesor, y de alguien que-no-se-qué. Está bien, fingiré que le pongo atención.

Pero claro《El mundo no es una fábrica de conceder deseos》

Y no es que viniera en mi libro, claro que no, yo estaba poniéndole atención a Liz. Mucha atención.

—Y al final, el profesor nos dejó ver vídeos comiendo helado...

—¿En serio? wow. —Cambié de página.

—Claro que no... Pero como tú ni caso haces. Vamos, no seas aburrida... Mira ahí está tu Gustavo ese del libro.

Ahora si la miré. —Augustus, boba. Y aunque lo deseara, no saldrá del libro.

—Es la quinta vez que lo lees —dijo cansada—, y bueno mejor veré la película ¿Hay peli, no?

Negué con la cabeza.

—No digas esas cosas en frente de mí,  mundana.

Abrió la boca, luego la cerró. No supo qué decir.

Luego sonrió con malicia. Se levantó del pasto en donde estábamos. Y se echó su cabello a un lado.

—¡Elliot! —gritó, ay por Dios. Él, que se encontraba caminando a lo lejos volteó a todas partes hasta que identificó a Liz—. ¡Elliot, ven por favor!

Yo me centré en mi libro, solamente necesitaba ignorarlo, ni siquiera me conoce y ya me acosa. Ayuda. ¡Y apenas van como dos semanas! Lo genial de todo es que permanecía en la mayoría de las clases lejos de él. ¿Wuju?

Se acercaba lentamente con esa sonrisa que estaba empezando a odiar. Lo veía asomándome de vez en cuando desde mi libro.

—Sweetie, Roj... Jessica —respondió en modo de saludo, según eso.

Pero lo ignoré, me concentré en el libro.

—¿Qué necesitas? —le dijo a mi amiga que sólo sonreía. Igualitos.

—No sé. Logras que Jessica se enfade en menos de un segundo, y creo que enojada dejará de leer. Y le tomará importancia a lo que le digo.

Que excusa tan más tonta. Elizabeth es mi mejor amiga, pero algunas veces era tan insoportable su desesperación por conseguir atención.

Suspiré y me levanté, sí. Les dí el privilegio de verme caminar hacia el edificio principal, donde después de mucho preguntar, llegué a la biblioteca. Bendita entre estantes llenos de esas hojas escritas, que, misteriosamente, me gustaba oler.

Estaba a la mitad de mi libro cuando dos muchachas vestidas casi igual empezaron a cotillear. O de manera más brusca, contar chismes.

—¿Supiste que a mitad de año se unieron dos chicas? —argumentó una de ellas, estaba dándole la espalda a ambas, así que me limité a oír, ya que su voz era tan chillona que parecía finginda, intentando inútilmente susurrar. Se rieron.

—Claro que sí. Y más porque, o sea, Elliot el de segundo año, según lo que oí ya la conoció.

Inevitablemente me reí, suerte que no escucharon. ¿Y eso qué tiene qué ver?

Estuvieron hablando todo el rato, quería moverme de ahí para leer mejor. Sus pocos segundos de conversaciones sin sentido ya eran más que suficientes. Estaba a punto de levantarme cuando escuché algo que me hizo quedarme.

—Obvio que si. Elliot tiene una fiesta cada día, una chica cada hora y números cada minuto, no creo que malgaste el tiempo con la muchacha esa. Además de que se codea con el equipo de football —contestó la otra, supongo. Hablaba más decente, y no utilizaba "o sea" en cada oración. Bueno, sí lo decía, pero no tanto como la otra.

¿Todo mundo ama ese deporte? Sí.

Nadie hoy en día leía. Y si lo hacía, ya era por 'moda'. Lo cual me lleva a preguntar qué hacían ellas dos aquí. No creo que se cotillee muy a menudo en la biblioteca.

—O sea, alguien como él, please. De los más populares... —Me levanté ahora sí. Lo bueno que no me conocían.

Entonces ¿Elliot es 《popular》? Eso explica su sonrisa arrogante y su superioridad inexistente. Pero desde que llegué aquí, no lo había visto con los que, a simple vista, se veían populares.

Existen, como en todos lugares, etiquetas.

A pesar de que me había cambiado de lugar, y de que la señorita bibliotecaria las callara un par de veces, seguían hablando tan alto que se escuchaba todo. Me marché decepcionada por no haber leído lo que hubiese querido.

El día era, por fin, de descanso. Pero genial, nada era mejor que estar sola con libros...

¿Esto se consideraba raro? ¿Y por qué, alguien como Elliot me seguía? ¿Acaso hablo conmigo misma de dudas existenciales? Ay, mucho cotilleo por el resto del día. Gracias rubias, me enteré de mucho hoy.