¿Celos?

84 3 3
                                    

Capítulo O7.

Mi expresión cambió.

Elliot estaba en frente de nosotros, aunque ni siquiera sé cómo es que me encontró.

Tenía el ceño fruncido pero una sonrisa burlona. Qué extraño.

—No somos pareja —me separé de Matt y me levanté—, además eso no te incumbe.

No sé de dónde saqué las fuerzas para encararle las cosas.

Se acercó unos pasos a mí y quedó muy cerca.

—Claro que me incumbe, éste tipo te pudo hacer algo.

Matt se levantó y se puso a un lado de mí.

—Yo no le haría nada a mi amiga. Pero parece que tú sí, la estás asustando. — Me abrazó y me sentí más segura y los ojos de Elliot se ensombrecieron hasta llegar a ser un azul muy oscuro.

Sujeté fuertemente a mi amigo y me escondí en su pecho, la expresión de Elliot sí me estaba afectado, mi valentía se esfumó tan rápido como llegó. Giré un poco mi cabeza dejando a la vista mis ojos, la cara de Elliot se suavizó al verme indefensa, pero, en cuanto Matt me apretó más a su cuerpo, volvió a ser dura.

—Linda, tengo qué irme a mi tutoría con un maestro y odia que me tarde, pero no te quiero dejar sola —susurró para que sólo yo lo oyera—, y menos con él.

—Está bien Mati —me atreví a decirle, sonrió—. Puedo quedarme aquí, espero que no me haga daño. Además, si tus calificaciones bajan, no podrás seguir en tu equipo.

Asintió dudoso y me dió un beso en la frente, me estaba empezando a acostumbrar al contacto físico con él, antes no mostraba verdaderamente quién era.

Cuando salió, miró con rabia a Elliot advirtiéndole, supongo.

Habíamos hecho una escena, Jennie y compañía nos miraban con odio, si el rumor se estaba esfumando, con todo esto volvió a intensificarse.

—Perdóname, no quise asustarte.

Me abracé a mí misma, de repente el ambiente se volvió muy frío, pero no creía que Elliot fuera de los que se disculpaban.

Me limité a mirar al suelo, no quería ver sus ojos azules oscuros, llenos de enojo.

Se acercó más a mí y noté verdaderamente su gran altura, las cadenas de su pantalón negro se movieron un poco, estaba nerviosa.

Delicadamente me tomó del mentón e hizo que viera sus ojos, ya no estaban oscuros, ahora estaban azules claros, con un poquito de verde. Sus ojos me encantaban. Él me miraba fijamente.

—Tus ojos me gustan, Rojita.

Oculté una sonrisita acordándome del apodo estúpido que me puso.

—Son sólo cafés —me encogí de hombros todavía perdida.

Negó con la cabeza y su sonrisa torcida apareció.

—Eres muy transparente, pero tus ojos siempre ocultan cosas, ahora los tienes más claros de lo habitual.

Me sonrojé y aparté la vista.

—Tú también, hace rato los tenías demasiado oscuros. ¿Qué te sucedió?

Se borró su sonrisa por arte de magia y se volvió fría su mirada.

—¿Aún no te das cuenta verdad? —Se mordió el labio, donde tenía un pequeño piercing negro, apenas me dí cuenta. Tonta.

—¿Cuenta de qué? —dije confundida a más no poder—, vamos Elliot, soy muy boba.

Sus ojos eran muy cambiantes, volvieron a suavizarse.

—No eres boba Jess, creo que eres muy inocente.

Se acercó y me dió un beso en la mejilla.

Me quedé en shock, él no era Elliot.

Me tensé y se dió cuenta, pero se rió, de verdad, nunca lo había oído reírse así, me empecé a reír bajito.

—¿Quién eres tú y qué le hiciste al Elliot arrogante?

Se estaba yendo, pero sólo volteó su cabeza y habló en un susurro, creyó que no lo había escuchado porque de verdad lo dijo muy bajo, pero le entendí a la perfección.

—Los celos te cambian, Jess.

Y se marchó, dejándome más confundida de lo normal. ¿En serio había dicho celos? ¿Celos? ¿De qué?

Cuando me estaba yendo, una de las groupies de Jennie se acercó a mí.

—Vaya qué fácil que eres —Su rubio pelo estaba bien peinado—, primero con Matt y luego con Elliot ¿no te cansas verdad?

Me fuí caminando de ahí, pero Jennie y su otra acompañante me siguieron hasta que prácticamente me acorralaron.

—De verdad que sí eres horrible. Pero te das cuenta que Matt y Elliot o sea NUNCA te van a hacer caso ¿verdad? — Jennie sonrió con malicia.

—Apenas... apenas los conozco.

Las tres se rieron, avanzando cada vez más a mí.

—Ni tú te la crees, eres una falsa roba novios ¿no es así? O sea, aparentas ser 'inocente' y buena, pero nada qué ver.

¿Creen que yo les robaría un novio? ¿Tan siquiera me han visto? Llevo unos lentes negros, mi pelo completamente alborotado. No me compararían jamás con unas voluminosas personas bonitas.

—Yo... no sabía que te molestaba, si tú quieres ya no les hablaré más.

Pero sentí un golpe en la cara, cuando reaccioné ya se habían ido, y mis lentes yacían rotos en el suelo.

Maldición, maldición, maldición.

Como pude me levanté, ¿y ahora qué hago? caminé no sé por cuanto, me empecé a poner super nerviosa y muy apenas podía ver.

—¿Jess? —su inconfundible voz me inundó—. ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?

—No Elliot, no estoy bien. —Empecé a llorar, al parecer lo asusté porque inmediatamente me abrazó.

Me condujo por los edificios que para mí era todo borroso, luego entramos a una habitación y me sentó en lo que parecía su cama.

Yo obviamente seguía llorando, no me gustaba llorar enfrente de él, pero todo esto me ganó.

—Jess, tranquilízate —se sentó a un lado de mí y me volvió a abrazar, olía tan bien que lo abracé con más fuerza y me oculté en su pecho.

Después de varios minutos me tranquilicé, pero todavía me sentía muy mal.

—Mojé... mojé tu playera.

Sonrió poquito cuando me aparté de él.

—Es sólo una playera Rojita, ¿qué te sucedió? Tienes un ojo rojo. —Estaba asustado por el tono de su voz, jamás creí que se preocupara tanto por mí.

—N... nada, mis lentes se rompieron y me alteré.

Se fue un momento y me trajo agua, tomé todo el líquido y volví a bajar la cabeza.

—Mírame —pidió suavemente, se había puesto en frente de mí, subí la mirada y me encontré con sus ojos, estaba hincado y aún así se veía alto—. Sé que mientes Jess, tus ojos te delatan todo el tiempo sabes. —Su aliento chocó en mi cara, me estaba poniendo de nervios.

—Qué vergüenza. —Quise bajar la cabeza, pero me lo impidió con su mano. Tenía miedo de decirle que fue gracias a Jennie y a sus groupies no sabía si me creería o no.

—Sé que no confías en mí. Y de verdad me sorprende, he sido un idiota todo este tiempo contigo.

Quien se sorprendió más fui yo.

—Jennie. Ella hizo todo esto. —Y me solté a llorar.

Be YourselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora