Capítulo 13.
Llegué a mi habitación feliz. Había pasado todo el día con mi mejor amigo, así lo consideraba yo.
Al entrar ví a Elizabeth nada más y nada menos que con... Elliot.
Seguí de largo hasta mi cuarto, no debería importarme que ellos estén juntos ¿cierto?
Media hora de ver televisión me aburría. Y allá afuera ya no se escuchaba ruido alguno. Salí sigilosamente, pero me encontré a mi castaña amiga.
Intenté sonreírle pero me falló. Como pude me fui alejando hasta tomar un vaso y añadirle agua.
Podía sentir la tensión todavía y no me agradaba. Pero tenía que ser fuerte, tenía que encarar a Liz y tratar de que me diga sus razones por las que no me dirigía la palabra.
Terminé de beber y dejé el vaso. Pensando qué hacer me dirigí hasta donde se supone que estaba ella. Sólo pude ver su espalda, y eso me alentó un poco.
—Hola —decidí iniciar con algo... fácil.
Se giró un poco, su cara estaba inexpresiva por lo que alcancé a ver. Me daba más tristeza que me ignorara a que me gritara.
—Hola —respondió levantándose a punto de irse.
Pero rápidamente la sujeté muy levemente del brazo.
—Liz, por favor.
Se detuvo, dando un paso hacia delante se giró y me miró por primera vez en semanas.
—¿Qué es lo que quieres? —Su tono frío me desconcertó. Estaba a segundos de echarme a llorar como una niña. Pero no lo hice.
—Quiero nuestra amistad de vuelta. No sé porque te enojaste y me interesa saberlo.
Se soltó de mi agarre, pudo irse fácilmente, pero no lo hizo.
—Jessica —comenzó despacio—, no seas tan ingenua querida. Soy una egocéntrica... No estoy preparada.
Comenzaba a desesperarme su juego de palabras. ¿Qué tenía que ver todo eso? Me acerqué un poco más a ella. Necesitaba confirmar una de mis tantas sospechas, necesitaba un cambio de actitud e iba a comenzar ya.
—¿Te gusta verdad? ¿Es eso? —añadí con un tono de voz que ni siquiera yo reconocí. ¿De dónde sacaba fuerzas para seguir luchando? No lo sé. Creo que me estoy volviendo bipolar.
—No sé de qué me estás hablando —habló con cierto nerviosismo. Agradezco en estos momentos ser 'observadora'.
—Te estoy hablando de Elliot. Te gusta —Era una afirmación ahora.
Pronto ví como su pared comenzaba a derrumbarse poco a poco, por más cursi y poético que suene.
Es Elizabeth de quien estamos hablando. Aunque le salga hacerse la dura, manipuladora, egocéntrica e intente hacer sentir mal a todos —incluyéndome a mí unas cuantas veces— sabía que en el fondo aún tenía corazón. O al menos la mitad de uno. O por lo menos sentimientos pequeños.
Se acercó con los ojos vidriosos. Esto se pone cada vez más intenso ¿Por qué lloraba? Me abrazó y percibí un susurro por su parte.
—Me rechazó.
Fue cuando comprendí unas cosas. Su ego estaba roto. Elizabeth Sweet jamás había sido rechazada (o al menos eso presumía) y ahora un tipo que era tan solitario y retraído tuvo el suficiente valor para decirle que no a una cara bonita e inteligente. Porque bueno, Liz no era tan... Barbie sin cerebro.
Pero había piezas que aún no entendía y mi curiosidad me mataba. Casi.
La abracé fuerte, la extrañaba a pesar de todos los contras, de las peleas y de lo que llegó a decir herida. Creo que nuestra relación es un cliché, vivo rodeada de clichés. La amiga super buena y popular con una niña torpe y con baja autoestima como "asistente".
Pero yo no podía cambiar lo que Liz era. Ni siquiera podía cambiar yo del todo, quizás mentalmente esté consciente de lo que pasa alrededor, pero emocionalmente no. Y aunque creía conocer a Liz, no la culpaba, vemos sólo un espejo de los demás, ella no ve cuan rota estoy yo, yo no siento cuan rota está ella.
Me había cansado de ser un cliché. Quería dejar atrás lo que yo había sido, pero no me funcionó. Nada me funcionaba, terminaba llena de lágrimas por el recuerdo de algo que me perseguía, por lo mal que me sentía, por no poder recordar muchas cosas de lo que mi papá decía, por envidiar a Liz al tener la "familia perfecta".
Por guardar muchos secretos.
Al final, ella se separó del abrazo y me miró.
—No me dijo quién, pero está interesado en alguien más.
Asentí, un poco temblorosa me senté y ella hizo lo mismo.
—Por eso me molesté contigo —soltó después de un pequeño silencio.
—No entiendo —realmente no entendía qué se supone que tenía yo que ver.
—Es obvio que tú le interesas.
Mi corazón dio un vuelco. Yo no le interesaba, quizás me veía como una compañera nada más, pero no puede interesarle alguien como yo.
—No tienes nada concreto.
Lo pensó un instante y se miró su manicura perfecta.
—Jessie, es más claro que el agua. Tú le interesas, yo no. Tú le importas, yo no. Tú le pediste que se alejara y eso intenta, pero no puede.
No no no, esto era una completa locura, no puede sentir nada, simplemente no puede.
¿O tú no quieres? Mi subconsciente que era distinto a mí habló.
No quería y no debía hacerme ilusiones. No otra vez, tenía que mantenerme ciega y aferrarme al cambio.
Me funcionaba ser ingenua y una niñita indefensa, quizás el cambio no sea radical, pero tenía qué liberar ciertas cosas.
La cara de mi amiga estaba neutra, a ella le interesaba Elliot, no a mí.
—Jessica, Jessica —intentaba traerme a la realidad, pero mi mente se esfumó. Se fue a otro lugar.
Esto me afectaba y no sabía porqué. Me levanté y huí, corrí fuera de esa habitación con los gritos de Liz.
Ni siquiera había notado que ya estaba oscuro, pero ya no podía más. Me estaba ahogando, necesitaba más tiempo.
Caí de rodillas, las lágrimas ya no salían, estaba en shock. Los recuerdos me inundaron.
Hace unos meses que no me sentía así. Pero todo encajó. Mis miedos y todo eso.
No seas melodramática. No quería serlo, de verdad. Estaba en posición fetal. Seguía sin poder llorar y mi mente no estaba del todo aquí.
Recordé la última pelea de mis papás, unos días antes de que él... falleciera.
Mi mamá se arrepintió, pero ya era muy tarde, después de eso todo cambió.
Llegué a creer que yo tenía la culpa de lo que había sucedido, mi mamá se distanció de mí, la excusa perfecta que tenía era que yo le recordababa a él.
¿Por qué regresaban a mi cabeza todos los recuerdos que tanto me dolían? Me estaba ahogando yo misma.
Había ciertas cosas que nadie sabía y eso me estaba volviendo ansiosa y loca. Despertaba sudando y a veces lloraba.
Lo único que me calmaba es cuando a veces Matt me marcaba para preguntarme si estaba bien, pues le contaba cosas de mis pesadillas. Su voz me tranquilizaba, me imaginaba a mi papá, es como si Matt fuera el. Lo cual era súper extraño, era raro y a veces me asustaba porque me conocía más de lo que se suponía.
Drama Time.
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Be Yourself
Acak《No quiero enamorarme》《No quiero enamorarme》se lo repetía muchas veces en el día, pero cuandro Jessie entra a la universidad no sólo ve a un chico que la vuelve loca. ¡Sino dos! Lo peor es que comienza a llamar la atención y nunca le gustó eso. Tamb...