Cuatro

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- ¿Y que hacemos ahora?- Le pregunto sentada en su cama, su habitacion era varonil jamas me la habia imaginado, y para mi parecer es muy bonita, tiene unos colores masculinos como gris y verde, no es la tipica habitacion, tiene sus trofeos, tambien un enorme televisor pegado a la pared, consolas, y un estante lleno de videojuegos. Toma uno de los controles y me lo lanza y torpemente lo tomo.

- ¿Fifa o combate?- Alza una ceja esperando mi respuesta.

- Combate.- Camina hacia el estante y de una de las repisas toma un disco, no puedo leerle el nombre. Pero cuando aparece en la patalla puedo leer.

Mortal kombat X

- Es un poco sangriento, hace casi dos meses Luke lo compro y el desgraciado es muy bueno, pero no tanto como yo.- Rio ante su comentario.

- Perdon si te decepciono, no juego mucho a esto.- No me esta mirando pero se que me escucha, el solo esta atento a poner el menu y comenzar el juego.

- Lo haras bien.- Dice y se sienta aun lado de mi - ¿Lista?

- No del todo pero...- No me deja terminar y pone el juego.

- Escoge a tu guerrero.

No entiendo absolutamete nada pero eligo a una chica una tal Kitana, mientras que Owen a un tal Johnny Cage.

- ¿Pizza o comida china?- Pregunta sin aun terminar de jugar.

- No, yo ya debo irme, es tarde.- Pone el juego en pausa y me mira.

- Solo son las.- Mira el reloj de su movil - ¡Wow! Casi son las once, contigo se va el tiempo en un suspiro, pero vamos es solo cenar y listo.

- Te lo agradezco, pero por esta vez paso.- Me levanto de aquella cama y le entrego el control.

- Te acompaño.- Asiento, en segundos apaga todo y bajamos, pense que solo me acompañaria a su puerta, pero no.

- No se porque dejamos de hablarnos.- Se pone las manos detras de la cabeza y suelta un suspiro.

- Es solo que... crecimos, tu encontraste a tus verdaderos amigos y yo a los mios, aun que ya solo tengo uno.

- ¿Uno?

- Si, esta mañana Khloe me a dicho que ya no seriamos amigas, aun no comprendo porque, pero no la cuestionare, sus razones son ciertas.- Ya llegan otra vez las ganas de llorar al recordar sus palabras.

- ¿Cuales razones?- Al fin llegamos a la puerta de mi casa.

- Solo a dicho la verdad, ¿Quien la voltearia a ver, juntandose con alguien como yo?- Siempre que estoy triste me castigo a mi misma, me ofendo, pero es cierto, ¿quien va a querer a una gorda como yo?

- ¿De que hablas?- La puerta de mi casa se abre y deja ver a mi madre ebria y con un vaso de wisky en la mano.

- Buenas noches.- Dice indiferente.

- Señora Wells.- Extiende su mano para saludar a mi madre y ella se le queda mirando por unos segundos y la ignora, apenado Owen baja la mano - Ya me voy, que descansen.

- Disculpala, esta un poco ebria.- Le susurro, me sonrie con su sonrisa mas perfecta y me tranquilizo.

- Hasta mañana.- No nos damos un abrazo de despedida ni nada por el estilo. Ya que esta un poco alejado entro a casa.

- De verdad te pasas.- Le digo mas que furiosa.

- Me quieres explicar que hacias con ese muchachito.- No grita pero su tono es demasiado molesto.

- Es mi amigo.- Digo tajante.

- Hoy entre a tu habitacion y encontro el frasco sin abrir, ¿Quieres explicarme por que no te has tomado las pastillas?- Dijo lo ultimo gritandome en la cara.

El amor no se mide por tallas (EDITANDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora