Quince

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Lean las letras negras de a bajo, porfa.

Si las leen entenderán la foto que puse.


- Anda animate - Marcus insiste con que me pinte un mechon de cabello de color azul o púrpura.

- Estas loco - Niego, ni loca me lo haré.
- Anda - Me rogaba.

- Si tú te haces un tatuaje lo haré - Estábamos en un pequeño mall de la ciudad. Obvio no se lo haría, es le teme a las agujas.

- ¿Estas loca? - Sus ojos se abrieron como nunca.

- No - Negué con la cabeza.

- Mira se ven bien lindos - Una chica pasó con el pelo de color violeta y rosado. No lo negaré, eran muy bonitos.

- Por Dios, tengo una madre y un padre que me matarán si hago eso - Me imagino a mi madre y un escalofrío recorre mi cuerpo.

Al final sólo nos cortamos el cabello, Marcus se hizo un corte moderno y yo me corte el cabello sólo las puntas, al llegar a casa estaba sola, mi tía debía estar trabajando y mi abuela en la Iglesia o en el supermercado, mi primo, él sólo llega a dormir y aveces a cenar.

Si yo tuviera una madre como mi tía pasará a su lado todo el tú mpo posible es muy cariñosa y comprensiva, creo que ella y mi abuela tienen el mismo carácter.

- En que piensas - Marcus me sacó de mis pensamientos.

- En que hay personas que no aprovechan lo que tiene, veo como mi primo trata a mi tía y me dan ganas de golpearlo. Cuando mi tío Isaac estaba vivo el no era así, recuerdo que ambos jugábamos mucho cuando el iba a visitarme o yo venía a su casa, mi hermano, él y yo jugábamos a todo.

En serio, hasta las muñecas cuando me ponía en plan mandon hacían lo que yo quería.

- Que lástima que las personas cambiemos.

- Y que lo digas - Niego levememte con la cabeza.

- ¿Qué te parece si vamos a la playa? Es nuestro último día, hay que aprovecharlo.

- Esta bien.

Nos ponemos de pie, estábamos afuera de la casa ya que no tenemos llave y no hay nadie para que nos abra.

- Uuf, creo que tengo más pecas que nunca - El sol brillaba y quemaba con mucha fuerza. Mi movil vibra y recibo un mensaje de texto.

"Hola hermosa".

Frunzo el ceño. ¿Quién era?

Me encogo de hombros, tal vez se había equivocado.

- Has hablado con Nat? - Preguntó a Marcus.

- No - Va distraído viendo las calles que pasamos.

- Ayer hablé con ella y.... - Dejó de hablar por que me ignora.

- ¿Y? - Pregunta restandole importancia pero se que esta desesperado por saber.

- Nada - Sonrió, se que se está muriendo por saber.

- Dime - Exige ahora si desesperado.

- Sólo dijo que había conocido aún chico guapo y sexy y que había ido a tomar un helado - Miento, la cara de Marcus empalidecio.

- ¿Qué? - Se paso una mano por el cabello despeinandolo.

- Es broma - Me río a carcajadas - Hubiera visto tu cara.

- No da risa - Dice con los dientes apretados.

- Ya, ya, lo siento - Levantó mis manos en señal de rendimiento - Preguntó por ti, dice que nos extraña - Pone una mano en su pecho y respira más tranquilo.

- Tu y tus malditas bromas malas - Seguía molesto. No quiero pelear con el en estos momentos, no digo nada y sigo caminando dejándolo atrás.

- Estubo muy rica la cena, gracia tía - Había hecho mi comida favorita, pasta Alfredo.

- Lo que sea para ti cariño - Me sonrió.
Se escucho que abrieron la puerta.

- ¿Daniel porque llegas a esta hora? Hoy era el último día de tu prima y tu como siempre de vago.

- Ya cállate - Le gritó, me enfureció escucharlo.

- ¿Qué te pasa idiota? Es tu madre, respetarla - Me puse pie.

- ¿Quién te cres para venirme a gritar a mi casa? - Se acercó a mi, creo que que iba a golpearme.

- Soy tu prima y ella es mi tía, la quiero mucho y no voy a permitir que la trates a si.

- Ya basta - Dijo mi abuela desde su lugar. No despegamos la vista en ningún minuto.

- Sólo por que tu hermano se murió y tu madre te traté como la mierda, no es para que te pongas a defenderla.

Lágrimas en tres, dos, uno.

- Daniel, ya basta - Gritó mi tia.

- La mierda eres tu - Le di una bofetada - Te cres un hombre solo porque fumas y bebés, pero no eres nada, me das asco y pena, ¿Porque te portas así eh? ¿Sólo porque perdiste a tu padre?, yo perdí a mi hermano, a mi madre y creo que hasta mi padre y no soy una persona como la que tu eres, tu madre no se merece un hijo como tu - Grité con las lágrimas bajando por mis mejillas.

Corrí a la habitación, ya no quería verle el rostro a ese idiota, quería irme lo antes posible.

- ¿Estas bien? - Mi tía entró en la habitación, me limpie las lágrimas y asenti - No le hagas caso a mi hijo, aveces no piensa lo que va a decir.

- Él sabe bien lo que va a decir tía, y por eso lo hace, a mi no me importa lo que me diga, pero eres su madre, tiene que respetarte.

- Es sólo que aún le duele lo de su padre.

- No es justificación, tu no tuviste la culpa de eso, si no le pone un límite él irá de mal en peor.

- Hablaré con él seriamente - Asiento y la abrazo muy fuerte.

- Te extrañaré - Susurro en su oído.

- Y yo a ti, y tu amigo es muy buen chico.

- Prometo volver a venir - Asiente.


Ya estábamos en el aeropuerto, hace media hora habíamos llegado, el vuelo se había retrasado con quince minutos.

- Hola - Saludé a mi padre por el otro lado de la línea.

- Cariño, ¿A que hora llegarás?

- El vuelo se a retrasado con quince minutos, no te preocupes de ir por mi, los padre de Marcus o un taxi me pueden llevar a casa.

- No, yo iré por ti.

- Esta bien, te veo allá - Nos despedimos y terminó la llamada.

Me despedí de mi tía y mi abuela al igual que Marcus y subimos al avión.

De vuelta a mi realidad.


Espero que les guste el capítulo.

La semana pasa empecé el gym y eso me deja muerta, me levantó a las 6:20 y casi siempre me duermo a las 12:00 a.m. o ha la 1:00 a.m. así que mi cerebro no descansa como se debe y por eso no puedo pensar o imaginarme cosas.

Trataré de estar subiendo seguido, pero no prometo nada.

Tengo un nuevo proyecto, en realidad son dos, pero de uno ya tengo el primer capítulo y del otro sólo la idea.

El primer proyecto se llama: Voces.

El segundo se llama: Firma: Martina.

Pensaba subir el primer capítulo de Voces cuando terminará Dulce llegada pero en verdad me muero por que lean esa novela, es mi primera novela de suspenso aún que no se si de miedo, no soy buena con el terror.

Me dicen si la quieren leer.

M. Cañez

Bye.

El amor no se mide por tallas (EDITANDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora