No corregí errores ortográficos.El viernes Marcus y yo decidimos ir al garaje de su casa y ver un par de películas, claro que lo habían invitado a la gran fiesta de celebración que habría en casa de uno de los jugadores, lo espere en el estacionamiento mientras se despedía del equipo.
- Marcus, ve se que quieres ir a esa fiesta - Le dije cuando llegamos hasta el auto viejo de su padre.
- No, sólo quiero pasar un rato con mi mejor amiga, en un par de meses estaremos separados - No había caído en la cuenta de que en menos de cinco meses tendríamos que elegir cada quien nuestros caminos.
- Sólo quiero que no pases tu último año con alguien tan aburrida como yo, ¿Qué anécdotas contarás a mis sobrinos?
- Todos los buenos recuerdos que tengo a tu lado - Me abrazó, no se porque estaba tan tierno y sentimental.
- Basta me harás llorar - Juraría que hablaría con Nat, se que Marcus había cometido una tontería, pero se que si le da una última oportunidad él no la defraudará.
- ¿Entonces, películas? - Asenti pegada a su pecho.
- También palomitas con caramelo, soda y helado.
Sonreí tirada en mi cama, no podía tener otro mejor amigo, él era único.
Baje las escaleras, tenía sed, antes de entrar a la cocina escuché como mi padre hablaba en susurros, pero aun así podía entender.
- Lucy, cariño ya hemos hablado de esto - ¿Lucy? ¿Porque la llamaba así? - Si, en un par de días iré a verlas - ¿Qué... estaba pasando? - Sólo deja que Charlotte salga de la escuela, no puedo dejarla sola ahora con ella... por lo mismo, porque se que esta loca no quiero que se quedé con su madre... Por favor, sólo ten un poco más de paciencia... las amo - Sentía ya mis mejillas húmedas. Alze una mano temblorosa hasta mis labios para ahogar un sollozo.
¿Esto podía estar pasando?
Negué, pellisque y arañar mis brazos para despertar de esta pesadilla, sentía el dolor, no el de mis aruñones, si no el de mi corazón rompiéndose a pesados. Recuerdo cuando lo en café y le pregunté que si tenía otra familia, lo negó, lo negó y dijo que aun amaba a mi madre.
- ¿Charlotte, cariño, estas bien? - No me había dado cuenta en que momento había salido de la cocina - ¿Tu te hiciste esto? - Me tomó el brazo, en algunos aruñones llegué al sangrado, quite mi brazo de su mano de un tirón.
- Me mentiste - No grité, no podía con ese nudo en la garganta.
- ¿Qué? ¿De que hablas Charlie?
- Dijiste que amabas a mamá, que ella era la única, me sentí mal ese día que te acuse de tener una amante, creí en ti papá - Ya con esas palabras que había soltado no me sostenía la mirada.
- Charlie deja que te explique - Sentí una rabia, ¿Explicarme?
- ¿Qué me vas a explicar? - Ahora si estaba gritando - ¿Qué tienes una amante... una hija bastarda? - El golpe en mi mejilla fue tan duro que caí hasta el suelo.
- Hija yo... - Se acercó a ayudarme, pero sola me puse de pie.
- Puedes golpearme todo lo que quieras, pero sabes que estoy diciendo la verdad... - La puerta principal se abrió, mi madre nos miraba con el ceño fruncido - Se lo dices tu o se lo digo yo - Lo rete con la mirada.
- ¿Decir que? ¿Charlotte que sucede? - Hablaba con voz dura.
- No pasa nada - Sabía que mi madre sufría de depresión, pero tenía que saberlo.
- Este señor tiene una amante - Ni siquiera podía llamarlo padre. Nos había engañado, ¿Cuántos años?
- ¿E-Eso es cier...to? - Mi madre estaba mas palida de lo comun, su cara estaba descompuesta.
- Esto ya no daba para más, por Dios mujer, pasas todo el día todos los días fuera de casa, desde hace años ya no estamos juntos, y yo... te necesite mucho pero te negavas, y yo no se porque sólo paso.
- Podrías a verlo dicho desde que comenzó, inventaste tus viajes de negocios, ¿Porque? - Mi madre estaba destrozada, lo podía ver en su cara. Eso me dolía, tantos años con el dolor de la pérdida de mi hermano y ahora esto.
Camine a las escaleras y me senté en el primer escalón con las manos en mi cabeza.
- Lárgate, largate de mi casa - Mi madre estaba llorando, quería abrazarla y consolarla.
- Charlie, mi niña...
- Jamás me vuelvas a decir así, todo el cariño hipócrita que sientas por mi dárselo a tu bastarda - Estaba lista para la otra bofetada, alzó la mano y convirtió en un puño dejándolo caer a un lado.
- ¿Una hija? ¿Cómo es que fui tan estúpida? - Corrió escaleras arriba - No quiero verte jamás - Le dijo antes de desaparecer por completo.
Mi padre se marchó después de media hora, recogió un poco de ropa y se marchó de casa, cuando entre a mi habitación corrí al baño, el miedo en mi estómago me hizo devolver todo lo que había ingerido en el día, la cabeza me punsaba, no podía dejar de llorar, cuando me lave la cara noté que aun tenía el golpe de mi padre marcado, abrí las llaves y me dejé caer debajo de la regadera, lloré, lloré deseando que en algún momento cerrará los ojos y durmiera eternamente, quería estar junto a él, que me abrazada como cuando me consola va de pequeña.
- Aush - Me había caído, tenía una enorme herida en mi pierna, no podía dejar de llorar.
- Charlie, hermana, ¿estas bien? - Jeremi corrió hasta donde yo aun estaba tirada.
- Me duele - Lloraba como un bebe.
- Estarás bien, iré por la caja de primeros auxilios, no te muevas - Asenti. No tardó mucho en llegar, me limpio la herida con agua, después puso agua oxigenada y una venda al rededor, me ayudó a ponerme de pie y subir hasta mi habitación. Yo aun no dejaba de llorar era una dramática.
- Quiero a mamá - Lloraba.
- Mamá ahora no esta aquí, pero estoy yo, si prometes dejar de llorar te leeré un cuento, ¿si? - Asenti intentado dejar el llanto, él limpio las lágrimas y beso mi frente, nos acomodados en mi cama y el tomo uno de mis libros favoritos - La rana encantada - Leyó el título.
- Mi favorito - Dije hipenado, Jeremy sonrió y asintió.
- Había una vez en un lejano reino escondido entre el bosque una bella princesa - Lo escuché atenta, miraba cada gesto que hacia, hacia diferentes movimientos con sus manos, tenía una forma de contar las cosas que cuando las imaginadas parecían de lo más real.
- Quiero ser la princesa para poder ser tan bella como ella - Susurre con los ojos casi cerrados.
- Tu no necesitas ser una princesa, tu eres la reyna más hermosa de todos los cuentos, yo siempre seré el dragón que te protegerá de todo lo malo que exista - Pinchó mi nariz con su dedo, sonreí.
Desperté de la realidad, seguía bajo el chorro de agua fría, ¿donde estaba mi dragón? ¿Dónde estaba mi hermano?. Lo necesitaba conmigo, necesitaba de sus cuentos para perderme de esta realidad en la que estaba.
¿Porque te fuiste maldita sea?. Grité mientras le pegaba al piso con mis manos. Todo es tu culpa Jeremy, desde que me abandonaste todo a sido un maldito infierno, una tortura, me dejaste, no luchaste por tu vida, te rendiste tan fácil, ¿Dónde esta ese dragón que me cuidado a de todo lo malo?. Grité desesperada.
No hubo un consuelo, un abrazo reconfortante. Nada.
Me vestí con lo primero que encontré, la cabeza me estallaria, mañana era lunes y tenía que seguir como si nada hubiera pasado, ¿Cómo iba asimilar todo los que habia pasado hace unas horas?.
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El amor no se mide por tallas (EDITANDO)
Teen Fiction¿Alguna vez has llegado a medir el amor? Porque si es asi, dejame te digo que eres un(a) completo(a) demente. ¿Quien dijo que el amor tiene que ser talla CERO?, o tener un peso de cincuenta y cinco kilos o menos. El mundo esta hecho a la medida que...