No corregí.
Papá de Charlie.
- ¿Segura que no quieres que te lleve a casa? - Dice Marcus, niego, mi padre dijo que vendría por mi.
Son las 4:45 de la tarde, haces quince minutos que llegamos y mi padre no esta.
- No debe tardar en llegar, te quiero y gracias por acompañarme - Lo abrazo y besó su mejilla.
- Fueron las mejores semanas de mi vida - Me despeina.
- Ya, vete - Lo empujó riendo.
Tomó asiento en una banca fuera del aeropuerto y dejó mi maleta aún lado, me pongo a jugar un rato con mi móvil, después escucho música, leo, revisó las redes sociales.
6:04 p.m.
Tomó mi maleta y llamó aún taxi. Doy la dirección y en veinte minutos llegó a casa, si es que se le puede llamar de esa manera.
No esta el auto de mi padre, ni el de mi madre, pagó al taxi y abro el portón para entrar.
- Charlie, ¿dónde estas? - Es mi padre, y suena preocupado.
- En casa - Digo con obviedad, subo a mi habitación y dejó la maleta aún lado de la puerta.
- Dios, pensé que te había pasado algo, ¿Porque no me esperaste?
- Papá, te estuve esperando casi una hora y media - Gruño, estoy tan molesta con él.
- Tenía una Junta muy importante, lo siento cariño... - Cuelgo, si no lo hago le diré cosas que no quiero que salgan de mi boca. Necesito un lugar que me de paz y se donde ir.
- Hola - Saludo a mi hermano, me siento aún lado de su tumba - Te extrañe, mi tía Conny esta igual, parece que los años no pasan por ella, y la abuela, ella ahora tiene su cabello repleto de cañas. ¿Recuerdas las veces que íbamos a su casa y jugaba con nosotros?
Río, pero mis ojos se llenan de lágrimas. Abrazo a mis rodillas, como quisiera tener una oportunidad más de abrazar a mi hermano, de ver sus hermosos ojos.
- Daniel, hermano si lo vieras juro que no lo reconoserias, es grosero y prepotente, ya no es nuestro Dani. En casa va todo de mal en a peor, mamá apenas y me dirige la palabra, a papá no lo veo mucho, aveces sólo no quiero despertar - Digo lo último en un hilo de voz - Lo único que me motiva para levantarme son mi amigos, ya es lo único que me queda - Sollozo - No quiero más esta mierda de vida, Jeremy, llévame contigo - Pongo una mano en su tumba.
Esta muy oscuro, no me da miedo el cementerio pero seamos honestos, esto es aterrador.
Salgo lo antes posible y me abrazó a mi misma mientras camino por la calle, no hay frío, pero necesito un abrazo en estos momentos y la única que me lo puede dar soy yo misma.
- ¿Dónde demonios estabas, Charlotte? - Mi padre abre la puerta antes de que yo tome la perilla. Miro hacia los lados.
- Por ahí - Digo sin importancia, no quiero mirar sus ojos.
- Estaba muy preocupado por ti - Grita.
- ¿Porque lo haces? ¿Porque finges que te preocupo? - Estoy demasiado enojada.
- ¿Pero que dices? Claro que me importas - Trata de acercarse pero me muevo.
- No, no lo haces, siempre me abandonas cuando más te nesesito, tus negocios siempre son más importantes que yo - Limpio las lágrimas de mis mejillas.
-¿ Lo dices por lo del aeropuerto? - Niego.
- Lo digo por lo de tus viajes, te vas un mes vienes una o dos semanas y te vuelves a ir, ¿tie-tienes a otra mujer? - Jamás pensé que haría esa pregunta a mi padre. Esta pálido.
- ¿Qué? ¿Cómo puedes decir eso? - Niega repetidas veces.
- No lo se, tu dímelo.
- Claro que no Charlie, amó a tu madre - Me doy cuenta de lo que he dicho y me siento una mierda, una basura, ¿como le pude hablar así a mi padre?, tapó mi cara con mis mano y lloro más de lo que ya lo he echo - No llores, cielo - Me abraza mi papá y no puedo evitar llorar más aún.
- Lo... lo siento - Sollozo - Te amo, papi - Lo abrazo.
- Todo esta bien, cariño - Besa la coronilla de mi cabeza.
- Fui a la tumba de mi hermano.
- ¿Qué te parece si vamos mañana? Tengo mucho que no me paró por ahí.
- Eso es genial - Intentó sonreír.
- Ven, vayamos a cenar y así me pláticas de tus vacaciones - Asiento.
Cuando llegamos al restaurante pedimos mesa para dos, ambos pedimos una hamburguesa con papas y una soda, casi tres horas después de risas y pláticas mi padre pide la cuenta. Y me sorprendo cuando miró a Elliot venir hacia acá.
- Hola - Me sonríe, me sonrojo un poco.
- Hola - Le respondo, miró a mi padre y este lo ve de reojo - Papá el es Elliot, un amigo - Se saludan y se presentan - No sabía que trabajabas aquí.
- Mi papá es el dueño y en las vacaciones me pide que le ayude.
- Que bien - Mi papá se aclara la garganta.
- ¿Me podrías dar la cuenta?
Cuando paga salimos de ahí, pero antes Elliot me entrega un pesado de papel.
- Buenas noches - Le doy un beso a mi papá y entró a mi habitación, abro el papelito.
Mañana, tu y yo en una cita.
Sonrió por unos momentos, recordé la última vez, si Dawson se volvía a interponer lo mataría.
Capitulo corto.
Espero y les guste
Pasen a leer VOCES
M. Cañez.
Bye
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El amor no se mide por tallas (EDITANDO)
Novela Juvenil¿Alguna vez has llegado a medir el amor? Porque si es asi, dejame te digo que eres un(a) completo(a) demente. ¿Quien dijo que el amor tiene que ser talla CERO?, o tener un peso de cincuenta y cinco kilos o menos. El mundo esta hecho a la medida que...