Treinta y dos

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No corregí errores ortográficos.

Lean la nota del final.



Las primeras horas de clases fueron prácticamente normal, no mire a Dawson en ese tiempo.

- ¡Oh por Dios! - Exclamo Nat mirando sobre mi hombro en la cafetería. Mi boca se abrió, ¿Yo había causado eso? - Si que le diste duro - El ojo derecho de Khloe tenía morado todo su alrededor con un poco de verde y amarillo en algunas partes, me fulminaba con la mirada. No pude evitar recorrer mi vista en busca de él, me encontré con sus azules ojos.

- Charlie, ¡hey! - Mire hacia mi amiga que me chasqueaba los dedos.

- ¿Qué ha pasado con Marcus?

- Nada - Soltó un suspiro de nostalgia.

- Okay.

- ¿Iras al partido del viernes?

- Si, Marcus jugará - La pantalla de mi móvil encendido y se apagó, levante para mirarlo.

Pasillo cuatro, antes de llegar al baño.

Mire a mi alrededor disimuladamente, ya no estaba.

- ¿Te veo luego? - Dije tomando las pocas cosas que traía.

- ¿Adónde irás? - Dude por unos instantes.

- Biblioteca, iré por un libro - Salí a paso veloz.

El pasillo estaba completamente sólo, relentise mi caminado.

- ¿Andas perdida? - Ahogue un grito, estaba con una sonrisa de medio lado.
- Eres un tonto - Golpe su hombro. Me atrajo por la nuca y unió nuestros labios en un beso lento. Empecé a sentirme acalorada de un momento a otro.

- ¿Planeas hacer algo más tarde?

- Si.

- ¿Qué?

- Una sorpresa para mis amigos.

- Te acompañarme - Beso la punta de mi nariz.

- ¿Qué no tienes entrenamiento? - Alze una ceja.

- Espérame en las gradas.

- Tengo sesión con el psicólogo, la directora me obligó ha asistir por... lo que esta pasando con mi familia - Mire a en otra dirección, no quería ver lástima en su mirada.

- Entonces espérame ahí.

- Te veo más tarde, ya sonará la campana - Bese su mejilla y me escabulli entre sus brazos.

- ¿Y bien, a donde vamos? - Mire la lista que había planeado.

- ¿Sabes del restaurante español? - Asintió - Pues ahí.

Condujo por varios minutos, no hablamos mucho, pero en realidad me sentía... bien, era tan agradable estar a su lado.

- Espérame aquí - Quite el cinturón y baje lo más rápido que pude. Era muy acogedor, paredes de ladrillo, buena iluminación, mesas de madera con manteles de diferentes colores.

- Buenas tardes, ¿en que le puedo ayudar?

- ¿Tiene reservaciones para el día sábado próximo a las siete? - Movió y tecleo algo en el computador.

- Si, quedan dos meses, una es en el centro del local y otra en la orilla pegada a una ventana.

- La de la ventana, para que sea algo más... privado.

- ¿Cuáles son los nombres?

- Natalia y Marcus, ¿puedo dejar pagado?

- Claro.

El amor no se mide por tallas (EDITANDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora