Veintiocho

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No corregí errores ortográficos.

En los dos días que habían pasado Nat me ignoraba, el primer día intenté hablarle pero sólo me volteaba la cara, ¿Pasaría lo mismo que con Khloe? ¿Perdería a otra amiga?

En los recreos me sentaba junto a Marcus y Mónica, mientras que ella estaba sola en una mesa del fondo, pensé en hablarle un par de veces pero yo no era la que me había enojado, y no es que fuera por orgullo pero si ella lo quería así, yo no haría nada, cuando ella quisiera hablarme yo estaría ahí para ella.

- He intentado de todo - Marcus se pasaba las manos por su cara, se sentía frustrado, desesperado por volver con Nat, a kilómetros se notaba lo idiotizado que estaba por ella.

- Es imposible, en estos momentos quisiera que esto no estuviera pasando.

- Fui un completo idiota, ¿como pude caer?

- Si, eres un idiota pero olvida eso y concentrate en ella.

Más de una semana. ¿En serio era tan orgullosa?

- ¿Estas triste? - Lo mire desde mi asiento en la biblioteca, ahora pasaba mis recreos aqui, mire hacia otro lado.

- Algo - En realidad era mucho, ¿pero a él que le importaba?

- ¿Puedo? - Indicó una silla, me encogi de hombros.

- ¿Porque estas aquí? - Levante mi vista para verlo, Dios, esos ojos podían hipnotizar a cualquiera.

- No te he visto en la cafetería y... sólo quería saber si estas bien - ¿Se interesaba por mi?

- Estoy bien, no te preocupes - Recordarlo besar a todas esas chicas en tan poco tiempo me ponía furiosa.

- Si necesitas a un... amigo, puedes contar conmigo para lo que sea - Escuché como hacia la silla para atrás para irse.

- Dawson yo... lo siento - Tome su mano para detenerlo, había sido muy grosera con él - Quédate - Eso último salio en un susurro. Tenía esa maldita y hermosa sonrisa de medio lado.

- Borra esa sonrisa de tu rostro - Le advertí.

Paso un rato de silencio, no sabía que preguntar o decir.

- ¿Irás al primer partido de la temporada?

- ¿Cuando será?

- El viernes, tu amigo esta en el equipo.

- Si, debes en cuando lo acompañó ha los entrenamientos, aun no entiendo porque esta ahí.

- Tal vez el entrenador no lo meta en el juego, los novatos siempre van en la banca.

- Pero el es bueno o eso creo, en los entrenamientos no lo hace nada mal.

- ¿Entonces irás? - Cuestionó con sus cejas alzadas.

- Tengo que, ¿cres que me perdonaría no ir a su primer partido?

- Eso ni yo te lo perdonaria - Dijo con voz de indignación, reí bajito, cuando se lo proponía era muy agradable.

Platicamos unos minutos más, cuando el timbre sono cada quien tuvo que tomar un camino diferente, era la primera vez que odiaba que el recreo terminará, ¿como es que se había ido tan rápido?

- Charlie por favor, jurame que estarás ahí, siento que el corazón se me va a salir - En unos minutos mi amigo tendría que entrar al vestidor.

- Por Dios, no iré a ninguna parte, juro que ahí estaré, todo saldrá bien, eres bueno - Lo abracé.

- Ya quiero que esto acabe - Se paso las manos por la cara frustrado.

- Treintaidos uno, ¡Ah! - Gritó el que creo era el mariscal de campo de los visitantes. Apenas empezaba el partido.

Marcus no estaba entre los de el equipo, sabía bien porque su número que era el cuarenta y cinco no estaba, esperaba que lo metieran en el medio tiempo. Este juego no era de mis favoritos, pero podía entenderle poco, cuando era pequeña mi padre lo veía todo el tiempo y me explicaba junto con mi hermano, él soñaba ser uno de los mas grandes jugadores.

Con un pase largo que llegó hasta las manos de Dawson llegó hasta la última yarda logrando la primera anotación, todas las personas que estaban en las bancas se levantaron gritando despavoridos.

Ya había pasado el primer medio tiempo, me sentía mal por Marcus, estaba tan nervioso é ilusionado por estar ahí, pobre de mi amigo, él no se lo merecía.

En una tacleda uno de nuestro equipo podría jurar que salio casi volando, el golpe para mi parecer había sido muy duro, rápido se acercaron unos del equipo lo ayudaron a ponerse de pie, lo llevaron hasta la banca.

- Cuarenta y dos, entra - Casi brinco de la alegría cuando él escuché eso.

El equipo se reunió y por unos segundos discutieron algo en un círculo, cuando estuvieron listos se posicionarnos, Marcus era defensa o algo así me había dicho. El partido comenzó, estaban empatados con sólo cinco minutos para que el partido acabará. Marcus tacleo a dos. ¡Wow! Era bueno, la adrenalina estaba haciendo su trabajo, se levantó del suelo y corrió tras los que iban por el que traía el balón, si esta se lograba ganaríamos. Corrió con todas sus fuerzas y antes del que el equipo contrario tocará a Dawson lo derribó logrando que Dawson anotada el último punto haciendo a nuestro equipo campeón. Jamás había visto un juego tan emocionante, todos corrieron a felicitar al mariscal, los narradores del juego gritaban por el micrófono más que alegres.

- Felicitemos a Dawson por estar de vuelta y seguir siendo el mejor - Dijo el comentarista, todos abuchearon.

Me quedé como piedra con la imagen que tenía frente a mi.

- Y vaya que regresó con más suerte, el beso que le dio su novia fue el mejor premio de la noche - Primero a Owen y ahora a Dawson, sentía una opresión en el pecho, ¿Qué pretendía Khloe? Que yo supiera no eran novios, y besarla... así, tan... tan descaradamente frente a todo el público, en estos momentos podría jurar que sentía celos. ¿Porque se había dejado besar? ¿Porque le había correspondido? ¿Le gustaba?

Me repetí una y mil veces que eso no debía importarme, Dawson jamás me gustaría, y ni yo a él, ¿Y los besos que me había dado? De seguro para él no significaban nada, tal vez eso ya lo había hecho con muchas más chicas. Seguro sólo les endulzaba el oído para que cayeran redonditas a sus pies.

No son celos, no son celos. Me repetí muchas veces.

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El amor no se mide por tallas (EDITANDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora