05. Inesperado desayuno familiar.

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—¡Marissa!—Exclame y bese su mejilla. Marissa era prácticamente como mi nana. Lleva tiempo con nuestra familia, literal me crió. Su cabello es castaño con un par de canas, tiene 60 pero esta señora si se sabe conservar, sigue igual de joven apesar de tener dos hijas de mi edad de hecho y son lindas, pero ella me amenazo con cortar a mi amigo si me acercaba a una de ellas.

—Morgan, ¿dónde estuviste anoche?—Me senté encima de la barra mientras miraba como servía el desayuno.

—Estaba con mi prometida, ¿si te enteraste no?

—Baja de ahí, Morgan.—Gruño y golpeo mi muslo, de un brinco baje y me recargue en el refrigerador con los brazos cruzados.

—Me obligan a casarme con una joven, hermosa de hecho. Pero tu entenderás, esto va encontrar de mis derechos y con esta acción se demuestra el tanto cariño que me prometían mis papás.

—Si, me he enterado de todo. Deja tu drama, Morgan.

—¿Quién te ha hablado sobre mis tragedias?

—Manely me ha contado mientras ordenaba su cuarto—Dejo salir una risilla.

—¿Manely ha llegado? Tenía informado que llegaría hoy.—Respondí con el ceño fruncido.

—Dijo que no resistía mas el frío de París.—Olía delicioso, como a huevos estrellados y tosino frito.

—¿Vamos a desayunar todos juntos?—Ella asintió, rara ves desayunamos juntos. Después de que ella preparara el comedor, la ayude a poner la mesa.

—Mark dijo que vendría con su esposa.—Añadió dejando una jarra de jugo y una de leche.

—¿Acaso vendrá, Kylie? ¿Es por eso que han venido todos?—Pregunte algo molesto, no sabia de esto aunque su mirada lo dijo todo.

—Tu madre ha organizado todo...¡Morgan!—Corrí hasta la habitación de mi madre y toque la puerta, ella me dejo pasar y entre. Estaba frente a un espejo, colocándose unas estúpidas perlas, vestía un vestido amarillo de manga corta y de vuelo.

—¿Así quieres que te vean, en pijama?—Me miró por el espejo sonriendo.

—Madre, tu no me informaste de nada.—Sonreí secamente y ella giro sus ojos.

—Tus hermanos necesitan conocer a tu prometida.—Se encogió de hombros y se giró sobre su banquillo.

—Es demasiado pronto, ¿aunque qué importa?—Ella me dio una mirada seria y yo sonreí.—Que se enteren que esto fue arreglado, que sepan que arruinaste mi vida.

—Ya lo saben, lo necesario. No vayas a salir con alguna tontería porque si es así, atente a las consecuencias cariño.—Se levanto y me empujó con delicadeza fuera de su habitación.

—¿Me estás amenazando, madre?—Exclamé sorprendido.

—Ve a arreglarte, Kylie y su familia llegarán en media hora—Resignado salí de la habitación azotando la puerta.

—¿Has discutido con nuestra madre?—La voz de mi hermana me hizo sentirme más tranquilo, la abrace y bese su mejilla. Su cabello es rubio, como el de mamá. Pero sus puntas estaban de un rosa chicle, sus ojos son azules. Literalmente es el vivo retrato de mi madre pero con más alegría y amor.

—¡Es la mejor bienvenida!—Añadió correspondiendo mi abrazo.

—¿Ya no soportabas el frío?—Pregunte sonriendo con diversión.

—Tu y tú sonrisa arrogante pero encantadora.—Pellizco mi mejilla y entro a su habitación. Entre a mi habitación y me di una rápida ducha. Me vestí con una camisa de botones gris, vaqueros negros y botas cafés. Me puse loción y acomode mi cabello con mis manos. Baje corriendo las largas escaleras y entre a la cocina.

—Demasiado apuesto.—Manely vestía con unos jeans rotos y una blusa blanca algo floja y unos tacones blancos, ahora su cabello estaba en rizos.

—Lo mismo digo, no sé porque aún me sorprendo al ver que te arreglas demasiado rápido. ¿Marcus ya ha llegado?

—Siempre tarde, su toque especial ya sabes.—Gire mis ojos y la seguí hacia el pequeño miní bar de papá.

Kylie

—Buenos días cariño—La voz de mi madre tarareo haciéndome despertar, se encontraba recogiendo los empaques de todo lo que comí la noche anterior.

—Yo puedo recogerlo, mama.—Me puse de pie y me estire.

—¿Te la has pasado bien con Morgan?—Miro mi mano y sonrío.

—Si, me lo ha dado ayer.—Respondí mostrando mi mano sin importancia.

—Es bueno que comiencen a llevarse bien.

—Ah, por supuesto.—Fingí una sonrisa y entre a darme una ducha. Salí con una toalla alrededor de mi cuerpo, ya había lavado mis dientes y secado mi cabello con la secadora.

—Ponte eso y date prisa.—Acomodo un vestido blanco con flores rosas y celestes. Había un chaleco de manga larga celeste de verdad hermoso y unos tacones del mismo color.

—¡No, parece que voy a una boda!

—Un vestido, ya.

—¿A dónde vamos? Ya decía yo que te vistieras así no era normal.—Pero no contesto y salió de mi cuarto. Me puse un estraple blanco y unas bragas al igual blancas. Me vestí con el vestido que mi madre eligió y deje mi cabello al natural, cambie esos tacones por unos zapatos bajos. Me puse un poco de base, brillo labial y rice mis pestañas con rímel. Abrí mi armario y mire mis bolsos, no tenía demasiados, solo unos 30 o menos. (Sarcasmo, niñas)

Decidí solo llevar a la mano mi iPhone. Baje y no había nadie, alguien pitaba afuera. Salí y cerré la puerta con seguro.

—Kylie, no vas con la reina.—Subí al auto y arrancaron.

—¡Ella cree que si, al parecer!—Pellizque el brazo de James.

—Ay, qué me duele.

—No me importa.—Le mande un beso.

—Casa de los padres de Morgan, estará toda su familia.—Dijo mi padre sin despegar la vista de la carretera.

—Ya veo porque venimos exageradamente elegantes. Algo mas formal seria la cena pero yo aquí no cuento.—Mire por la ventana. Mi padre vestía un traje azul marino, con zapatos cafés y sin corbata. Mi madre llevaba un vestido azul marino, pegado a su cuerpo, le llegaba arriba de las rodillas y llevaba tacones negros y altos. Su cabello estaba en risado. Y James, vestía unos vaqueros negros con una camisa de sencilla de manga corta blanca y un saco celeste pastel.

Vaya, se sabe vestir bien el niño.

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