13. Mentiras

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Morgan

Kylie seguía ocupada con cosas de la boda, yo estaba seguro que ella había decidido no participar en los preparativos pero fue al parecer obligada. Kendall había venido por mi para salir a una discoteca y encontrar con quien follar, le he dicho que no pero me ha convencido. Algunas de nuestras amigas e amigos se encontraban aquí, festejando a Charlotte. Una zorri-amiga mía y de el.

—Ven.—Charlotte me tomo de la mano y me llevó a la barra de bebidas. Comenzó a bailar junto a mi y era obvio que quería algo más.

—Charlotte, hoy no.—Pero ella seguía acercándose más a mi.

—Solo un rato, unos minutos en el baño conmigo, Morgan.—Hablo  pasando una mano por mi abdomen.

—Yo digo cuando y en donde, no tu muñeca.—Sonreí levantando su mentón con mi dedo índice.

—Oh vamos, ¿qué sea mi regalo?—Pregunto mordiendo su labio.

—¿Si te llego la noticia?—Ella negó con la cabeza confundida.—Estoy comprometido.

—¿Y crees que me importa? ¡Una noche de diversión!—Dijo bailando y restregando su trasero a mi cuerpo.

Vaya zorra.

—Estoy tratando de que funcioné. Por favor, Lottie.—Dije girándola y haciéndola a un lado. Ella paso una mano donde antes y eso, eso si me éxito.

—5 minutos en el baño.—Tarareo en mi oído y mordió el lóbulo de mi oreja.

—5 minutos.—Repetí mirándola,  ella dio brincos infantiles, la tome de la mano y la guíe al baño.

—¿Donde estabas?—Me pregunto Kendall al regresar a nuestra mesa, que se encontraba solo mientras bebía de su cerveza y pasaba la mirada por el bar buscando alguna chica.

—En el baño.—Le sonreí mientras subía el shipper de mis jeans.

—¿Con Lottie?—Pregunto sorprendido.

—Como no he traído regalo, me pidió eso.—Me encogí de hombros.

—Hagamos un brindis por las geniales habilidades de Morgan.—Exclamo Lottie levantando su copa de tequila al aire y aun así todos confundidos lo hicieron. Kendall comenzó a reír y bebió de su cerveza, al igual que yo.
Lottie estuvo casi toda la noche esperando volver a "hacer algo" pero yo la ignore y estuve bebiendo con Kendall, que solo era cerveza. Hoy no se divertiría tanto ya que es el conductor asignado. Nos fuimos casi a las 3 de la mañana, solo porque esta vez si bebí de más.

—¡Morgan!—Llamo una voz femenina, me cubrí por completo con las sabanas pero esa voz solo se quejaba.

—¡Ya cállate, mujer!—Grite irritado, abrí mis ojos y vi a Marissa de pie junto a la Puerta con los brazos cruzados y con ese gesto, mientras me miraba molesta.

—Son las tres de la tarde, la señorita Kylie ha estado llamando todo el día, está preocupada.

—Es por eso que no quiero ninguna relación.—Gruñí.

—Bueno, no veo entonces porque intentarlo.—Kylie entro junto a ella en la puerta de mi habitación, con sus delgadas manos cruzadas y su cabello trenzado, que bonita se veía. Estaba nervioso, si que lo estaba.

—Tengo resaca, lárgate.—Le señale la puerta y gire hacia el otro lado. La puerta se cerro, voltee y ella seguía ahí, mirándome.

—¿Donde estabas?

—No le tomes importancia a donde vaya, ni siquiera me preguntó donde estas cuando no estoy contigo así que será mejor que tu tampoco lo hagas.—En mi mesa de noche estaba una pastilla y un vaso de vidrio con jugo de naranja.

—Lo he traído yo, de nada.—Dijo evitando mirarme, se miraba decepcionada y herida.

—Lo lamento, es solo que...—Suspire y me senté en la cama acomodando mi cabello.—No es una buena manera de despertarme cuando tengo resaca. Además, solo salí con un amigo, no hice nada malo.

Mentira.

—Pensé que podríamos ir a desayunar o mas bien almorzar pero veo que te estoy molestando.—Le hice una seña para que se acostara conmigo.

—¿Te acuestas conmigo un ratito?—Hice puchero y ella negó con la cabeza.

—Hueles horrible.—Hizo una mueca.

—Mejor salgamos, ¿si?

—¿Cita? ¿Tu, maldito insensible?—Pregunto con una sonrisa divertida en su rostro.

—¿A las siete?—Gire mis ojos y ella soltó una carcajada.

—Bueno, entonces, ¿me voy?

—Si, ya.—Ella se dio la media vuelta, enseguida me levante y la tome de la cintura.

—Que me sueltes.—Chillo moviéndose entre mis brazos.

—No quiero eso.—Dije aferrándome a su pequeño cuerpo.

—No seas cursi, empalagoso.—Grito quitando mis manos de su cuerpo. Abrí mi boca en forma de sorpresa y ella rió, beso mis mejillas y luego mis labios. Quien diría que estaría de Romeo con una chica.

—¿Ahora somos novios?

—Estamos comprometidos, se que es un asunto extraño pero creí que ya lo habías superado.—Respondí con sarcasmo.

—Eres un idiota, Morgan.

—No te pregunte.—Sonrió y me beso, estaba encima de ella, mientras rodeaba mi cuello con ambas manos y me acercaba a sus labios.

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