Mañana me caso, lamentablemente mañana me caso.
Morgan y yo no volvimos a hablar, en serio que no lo hicimos de nuevo. Hubo cosas de la boda de las que tuvimos que hablar pero siempre me hablo frío, no me sonreía y ni siquiera me veía. Yo hacía lo mismo o lo intentaba.
¿Cómo podría estar con el? Me dijo que se comportaría, que dejaría de ver a chicas y que intentaría que funcionara lo nuestro, por un momento creí que era verdad. Pero, ¡vamos! ¡Es Morgan O'conner! Es modelo y es millonario, puede tener lo que quiera, eso incluye miles de chicas.
Hoy es mi despedida de soltera, espero y no haya nada demasiado sexual. Aunque lamentablemente, Nicole y Emily la organizaron lo que significa que habrá hasta un pastel en forma de un pene, apuesto a que si. La madre de Morgan mandaría una limosina por mi, cosa que parece ser muy extravagante porque yo tengo un auto, aunque quise darme él lujo.
Decidí vestir un vestido crema con dibujos negros y unos tacones color crema con la punta rosa y me maquille para esperar en mi sala, comiendo dulces. Prácticamente Rebecca me compro un guardarropa nuevo, dijo que ahora tengo que vestir mucho mejor, lo cual me ofendió un poco. Aunque es ropa demasiado como decirlo ¿mayor? Mi trabajo sera de esposa y no de secretaría. Recuerdo haber puesto tantos pretextos pero ella puede ser una perra aveces.
—Toma ese vestido de seda, asumo que quedaría bien en las pocas curvas que tienes.—Lo tome en mis manos después de haberla maldecido por decirme eso.
—Tacones, niña. Los tacones son lo que nos da una buena presentación siempre y cuando sea con él vestido adecuado.—Sentía él vosal imaginario en mi boca, pues yo la seguía por las tiendas obedeciendo cada sugerencia o mas bien orden que me daba. Ella seguía dándome vestidos, que se acumulaban en mis brazos y era ropa fea, en serio si.
—Mira, este es precioso.—Señalo sonriente un vestido de rayas, largo para mi y muy feo.
—Señora, tengo 20 años no su edad.—Así que me di la media vuelta y trate de visualizar los probadores porque tanta ropa en mis manos bloqueaba mi vista.
A las 10 de la noche vino la limusina, me despedí de mis papás y subí.
—¡A tu despedida!—Grito Nicole, gire mi cabeza rápidamente dando gracias a que no se safara de mi cuello y toque mi pecho.
—Me has dado un susto.—Grite fulminandola con mi mirada.
—Susto te dará el paquete del stripper.—Me guiñó un ojo.
—Deja esas cosas, te dije que no quería eso y nada loco.
–Deja tu amargura en esta luz roja porque si te pones de ese humor será mejor que te quedes aquí en esta tienda de Tacos.—Señalo la ventana donde pude ver un restaurante de tacos, muy buena opción.— Apuesto que Morgan está haciendo lo mismo—Miro por la ventana y yo gruñí un si, claro que lo sé.
—Ya no me interesa lo que haga, será mi esposo pero aun así, ya no me importa.
Llegamos al hotel y subimos al elevador, al llegar al cuarto habían muchas de mis amigas, incluyendo a Emily, que se encontraba al parecer, bebiendo champán.
—¡La soltera a llegado!—Chillo.
—¡Bienvenida seas!—Grito Danielle, una amiga de la preparatoria.
—Por lo que veo han comenzado sin mi.—Todas rieron y gritaron un no.
—Tengo hambre aliméntenme.—Gruñí, esperaba comida pero me dieron vodka.
—No te quejes y que comience la fiesta.—Grito Sue, otra amiga.
(...)
Él dolor indicaba que debía despertar pero no quería hacerlo, no me puedo casar así porque mi cabeza va a explotar y debo lucir radiante en mi boda.
Recordé al stripper, era bombero y vaya bombero, me giré sobre la cama, aún con los ojos cerrados y abrace a alguien, no era una chica. Abrí mis ojos y vi al chico de anoche, rubio y de ojos verdes, con un cuerpo perfecto observándome fijamente.
—Ya has despertado.—Me sonrió y me sonroje un poco, que perfecto es este chico.
—¿Tú eres el stripper?—Pregunte al sentarme en la cama.
—No.
—¿Entonces quien eres?—Pregunte confundida.
—Me quedo en el cuarto de junto, me han metido y bueno, nosotros.—Se callo al verme inclinarme hacia el y besar sus labios, vaya habilidades.
—¿Sabes a qué hora es mi boda?—Pregunte acariciando su mentón.
—A las 5:30 de la tarde, o eso me dijiste anoche.—Se encogió de hombros y se puso de pie, caminando hacia un sofá de la habitación donde se encontraba su ropa junto a la mía. Él estaba desnudo. Desnudo, sin nada así como dios lo trajo al mundo. Su trasero y piernas estaban muy bien trabajadas.
—¿Y qué hora es?—Revise si estaba desnuda y así era pero estaba asustada, no quería llegar tarde a mi boda.
—La una de la tarde, princesa.—Me pare de golpe y corrí a la ducha.
—Te esperare para que desayunemos.—Uy si, le grite un sí y me di una ducha rápida. Talle mi cuerpo y lave mi cabello, depile mis piernas y otras partes, salí del baño con una toalla alrededor de mi cuerpo y busque el armario. Han traído todo para que me arregle aquí. Tome un conjunto de ropa interior blanca con estraple. Me puse un vestido blanco; corto y sin mangas. Cepille mi cabello y entre de nuevo al baño, olvide lavar mis dientes.
—Supongo que es la última ves que nos veremos.—El chico camino hacia mí y beso mi mejilla, Dios mío.
—No quiero ser grosera pero no recuerdo tu nombre.—Baje la mirada apenada y él me tomo de la cintura.
—Jim, ¿y tú Kylie?—Asentí y el sonrió.
—Puedes darme tu número y podemos vernos después.—rodé su cuello con mis manos.
—Pero te casaras...—Hablo confundido.
—Eso no importa, me aburriré después.—Ambos sonreímos y bese sus labios, mordiendo su labio inferior.
—¡Kylie!—Con ese grito mi cabeza pálpito, me separe de Jim y me encontré a Danielle, que se encontraba abrochado su sostén.
—Es tarde, ya lo se.—Agradecía que Jim se hubiera vestido porque por ahora yo quería ser la única que hubiera visto mas haya de su ropa.
—¡Limpien que ya viene la fiera!—Grito Nicole desde la estancia, tome mis cosas y me despedí de él, no sin antes tener una foto de él y su numero guardado para después recoger botellas de cerveza y Vodka.
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One Year
Teen Fiction»Quien diría que tus propios padres te obligarían a casarte con un desconocido a tus solo 22 años. 365 días, 12 meses juntos hasta el "divorcio".