UpsideDown Land

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Hay muchas cosas que él no entendía, ¿por qué el tiempo corre hacia delante? ¿por qué el cielo está arriba y el mar abajo? ¿por qué la música se escucha y no se ve? ¿por qué el negro es oscuro? Así que decepcionado de todos aquellos roles sin sentido que las personas tenían asimilados, decidió darles la vuelta, y crear un mundo solo para él: UpsideDown Land. Su localización se perdía en algún recoveco de su imaginación y luego era trasferido a una pequeña libreta de su propiedad. Era de tapa dura y marrón, con letras amarillas y una caligrafía cursiva realmente hermosa ocupando parte de ésta, en el medio se veía un paisaje, propio de un cuento de hadas, lleno de naturaleza sin explotación y de criaturas creadas por una mente sin fronteras.

Danny, así llamado el niño, escribía sobre cómo su mundo incumplía todas las leyes a las que cruelmente estamos atados. Siempre con el mismo boli, o mejor dicho pluma, que un día de un año perdido en el tiempo le regaló su abuelo. Era negro, con adornos dorados y azules marino. La punta era tan fina como un cabello, y la tinta intensa como una caldera. Realmente, la combinación del líquido permanente junto con las hojas gruesas de la libreta era todo un espectáculo visual. Pero Danny no pretendía deleitar a la vista, si no a la mente.

Sus disparates eran propios de un chiflado demasiado soñador y poco realista, por aquella razón jamás enseñó sus escritos a nadie más que a sus ojos. A veces volvía a leer sus partes favoritas y sonreía imaginando lo que se sentiría en un mundo como aquel, algo así como Alicia en el país de las maravillas.

Los dragones eran sus seres favoritos, volaban por doquier, sus alas de más de diez metros si eran pequeño y de hasta cincuenta si eran grandes estaban repletas de escamas de diferentes colores. Sus colas eran largas y serpenteban con el viento al moverse, sus patas finalizaban con cinco garras del tamaño de una persona, afiladas y brillantes. Sus ojos eran como los de las serpientes, una gran linea, un poco más ancha en el centro que recorría de arriba a abajo la cornea del animal. Menos cuando escupían, pero como este mundo esta del revés, los dragones no escupían llamaradas ardientes de fuego.

Escupían hielo.

A veces incluso nieve. Cuando esto sucedía, fuese nieve o hielo, la fina línea que era su pupila, se dilataba hasta alcanzar la totalidad del globo ocular, volviéndose éste todo de un color. El día veintidós del catorceavo mes hacían un espectáculo, más de treinta dragones de distintos reinos volaban, bailando disparatadas piruetas, y con su aliento frío creaban esculturas de hielo mientras todos les aplaudían felices.

Pero Danny no quería que todo fuese felicidad, porque si no, no habría suficiente emoción y la gente se aburriría de no tener nada a lo que temer. Lo bueno existe porque lo malo también lo hace, aunque nada es bueno ni nada es malo. ¿Son las drogas malas por matar el interior de una persona o buenas por hacerla feliz unos instantes? ¿Es el aburrimiento bueno comparado con el dolor? ¿Vivir es bueno aún sabiendo angustiosamente que vamos a morir?

Por eso él decidió crear a los ángeles. Seres de extrema belleza, con alas blancas y sedosas como la seda, cabellos del color del oro adornando sus cabezas y unos ojos de colores vivos, azules, verdes, violetas.... e incluso los de más distingido rango, ojos dorados. Estos seres habitaban en los cielos, más allá de las nubes, su mirada era tan perfecta que desde allí observaban todo lo que ocurría abajo. Seres hermosos y llenos de sorpresas, seres con grandes dotes.

Seres malignos.

Los ángeles eran los asesinos, líderes de las mayores masacres del mundo de abajo, gobernados por la locura utilizaban todos sus dones para quitarles las vidas a las criaturas terrestres, acuáticas y aéreas que poblaban el mundo. Tenían garras y colmillos, les gustaba matar con aquellas cosas afiladas, poco a poco, destripando y desgarrando los músculos, rompiendo a ritmo lento las venas con la sangre y bebiendo de ella, a veces les sacaban los ojos y se los metían dentro del corazón, también extirpado. Ojos que no ven, corazón que no siente. Mataban por placer.

Noches despiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora