A todos aquellos que te han hecho daño, mátalos.
No lo hagas metafóricamente, tengo varias ideas de venganza añil, siempre brindando copas de sangre cuando mis ojos se cierran. Los remordimientos no tienen sitio en lugares como nuestros corazones, acaparados por la sed de represalias por todo tormento o tempestad que aquellos quienes no tienen nombre nos han hecho pasar.
Apago la corriente de la vista, las blancas sábanas de seda como escudo. Una vez echada la llave, el camino en tren hasta el centro de la oscuridad no es excesivamente prolongado, quizás el motivo sea que la oscuridad es cada vez mayor, no le doy demasiadas vueltas. Entonces pienso, medito, razono, cavilo, estudio, proyecto, imagino todas aquellas venganzas que me sacan una sonrisa.
Apuñalarles al darse la vuelta, cortarles su sonrisa de idiotas, volarles los sesos que nunca usaron, reirme mientras lloran, suplican, claman por piedad.
A todos aquellos que te hicieron daño, mátalos, apuñalalos, dejalos sangrando, curva el cuchillo hasta que ya no les quede sangre que escupir, que sus entrañas bañen la calle por la que caminas. Que sus gritos sean la música que tus oídos disfruten. ¡Que sus muertes sentencien tu victoria!
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Os dejo por aquí algo corto con lo que desestresarme un poco de todo lo que me lleva pasando