Cuando el día se confunde en nuestros colores favoritos. Cuando la luna sangra de sus venas de luz, hilos de neón fulgurantes se derraman sobre nuestras cabezas. Cuando los astros de vida rotan y se despiden hasta la siguiente oscuridad. Cuando la humedad deja secretos marcados en el metal de nuestra piel. Es entonces cuando yo soy yo, tú eres tú y no existe ningún dios.