Llegas a mi alma y te cuelas entre las rendijas de mis ojos, en secreto pero a la vista.
Caminas por los senderos de mi corazón como si ya te conocieses el camino, o como si el camino se creara para que tú lo recorrieras.
Bailas en las rectas de mis sueños, y curvas mi boca en una sonrisa cuando apareces en ellos.
Enciendes las luces de mi ser y pintas las paredes que habían perdido los colores.
Me retuerces el llanto hasta convertirlo en risa, hasta que olvide que fuera llueve.
Me enciendes por dentro con el calor del sol de julio, hasta que ardo en deseos de tí.
Cantas una oxidada melodía, hasta que el sonido cobra un sentido inequívoco.
Riegas el jardín de mis ilusiones, arrancando las malas hierbas de mis miedos.
Eres sol y eres música, eres colores y eres fuego. Eres todo lo bueno que tiene este mundo.
Eres y siempre serás mi barco pesquero.
