Pequeñas Reflexiones I

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Y desde que sabemos que los sueños están muertos, me rehuso a dejar que la sociedad nuclear cabalge en químicos caballos. Dejaré que mi fábrica de deseos se alce en lo alto de una montaña de espuma, y solo yo y mis amigos podremos jugar a las tinieblas bajo el radiante sol de mil risas, mientras vemos como abajo, las lágrimas de plata se forjan en oxidadas sonrisas.

Noches despiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora