Somos un puzzle con demasiadas piezas que no encajan en ningún sitio, pero cuando nuestros brazos se encuentran en la oscura opresión de mi alma, siento que no somos unas piezas que deban encajar, siento que somos emociones cerúleas vagando en la infinidad de un mundo que tiende a la simpleza.
Y es así como quiero estar. En la embriaguez de tu piel y en el color de tus palabras. En la memoria de tu risa que la tinta escribe en mi cerebro. Y cuando nuestra razón se roce, tímidamente primero y necesariamente después, quiero dibujar en tus sentidos el patrón de mis manos para que nunca me olvides. Quiero sentir tus uñas clavadas en mi aliento para que cada vez que respire, pueda sangrar tu recuerdo. Y cuando le pidamos a la luna que no caiga, para que nuestras estrellas sigan en el cielo, sabrás que ellas siguen ahí, simplemente no las vemos brillas, pero siempre están allí.
Y algún día, cuando el sol haya conocido el mañana, se que estaremos pintando con nuestro aliento un cuadro. Un cuadro lleno de piezas de puzzle que nunca estuvieron hechas para encajar sino para inspirar.
Te quiero