Tintagel

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Ya era de noche y por lo presagiado durante toda la jornada, nada bueno podrían esperar. Ese día había empezado realmente desagradable: gélido, lluvioso, con viento y algunos relámpagos en el horizonte que iluminaban el cielo marítimo. Las nubes cargadas de agua se quedaron en el poblado durante todo el día, dejando caer algunos chubascos aislados por varias horas y con una temperatura que calaba los huesos.

El mar que bañaba los acantilados y la bahía, no hacía mucho por estar manso. Las olas arremetían con fiereza contra el arcaico muelle de madera haciendo temblar sus cimientos, reventando con tal fuerza, que salpicaba raudales de agua a varios metros en la calle aledaña al embarcadero.

Era un contraste hermoso en medio del frío reinante: un mar bravío frente a un verde apacible e intenso del paraje circundante. Así es Tintagel, un pueblo de magos en donde estos conviven con muggles que lo visitan a diario, maravillados de sus incomparables atractivos turísticos e históricos.

Muchos aldeanos de Tintagel, sabían que algo no andaba bien. Algunos turistas que habían llegado en la mañana para subir al castillo ligado a la leyenda del Rey Arturo, habían optado por regresar al hotel ubicado en el centro del poblado puesto que dicho castillo estaba siendo amenazado por las enormes olas que posiblemente lograran cortar el puente que estaba cerca de la ensenada y único acceso al lugar.

Sí, el día había sido por demás extraño, en donde ya reinaba la oscuridad y continuaba con mal tiempo, lluvia a ratos y un temor generalizado entre los habitantes, pues decían que días así, en donde se conjugaban varios fenómenos atmosféricos, era presagio de calamidad.

Aquel día muchos habitantes fueron testigos de cómo las aves marítimas que habitaban la costa en las salientes rocosas de Tintagel, habían volado hacia el bosque y sectores altos, buscando refugio. Esa migración también resultó fuera de lo común, pues hasta las gaviotas y los frailecillos atlánticos habían buscado amparo lejos del mar.

Era realmente una mezcla de varios sucesos que hacían temer a la población de que se encontraban frente a un peligro inminente. Por eso, una vez que los muggles turistas se encontraron seguros en el hotel, los magos más antiguos optaron por poner hechizos de protección. Sabían que los mortífagos estaban atacando diversos puntos de Inglaterra y ellos se habían salvado de milagro, pero comprendían que la inmunidad no les duraría toda la vida.

La gente del pueblo vivía del turismo, de la venta de lanas naturales y de alimentos de sus propias cosechas y ganado. Sabían que compartir, generar lazos de amistad y ver a los muggles como iguales, ante los mortífagos era un pecado capital. Entendían entonces que tarde o temprano se enfrentarían a ese odio y al parecer los extraños sucesos del día confirmaban esa teoría.

El alcalde del poblado, Erwan Ray, un hombre fortachón, pasado los cuarenta, con facciones agradables y dedicado a la vida de servidor público, en su afán de no crear alarma entre los habitantes, durante la reunión de esa noche dio a entender que si bien se habían tomado esas acciones para proteger a los muggles visitantes, él no podía dar aviso al Ministerio de Magia. Su decisión generó más de un comentario entre los asistentes por lo que Erwan, usando su habitual tono pausado de voz pero ejerciendo liderazgo, explicó que no podía generar un llamado de emergencia al cuerpo de aurores basándose solo en temores, sospechas o intuiciones. Por lo que sin haberlo socializado con los suyos, secretamente, había enviado su patronus a Arthur Weasley, amigo desde el colegio, informando acerca de sus aprehensiones, las que coincidían plenamente con las del resto de los habitantes en relación a lo extraño que había estado el día, lo cual y a juicio de las brujas más veteranas de Tintagel, no se auguraba nada bueno.

Esperaba que Arthur lo ayudara y suponía que este apoyo no se transformaría en algo formal por parte de los Aurores del Ministerio, ya que como era sabido, este era el organismo menos fiable para la comunidad mágica. Es más, muchos creían que la ideología que en su momento intentó imponer Voldemort, estaba aún presente y más viva que nunca entre los magos con poder político, así como en las familias mágicas más antiguas.

Los Cristales del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora