Drogado

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Querido diario:
4 de diciembre 2015

Estaba muy estresada Luke me iba a contar como le había pasado, y porque había hecho eso Santi.

-Lo que paso fue...-

Narra Luke

Estaba yendo a casa de Santi, para ver que le ocurría. Siempre me contaba que no se podía quitar a Carolina de la cabeza.

Este tío es gilipollas.

Carolina es una gran chica, aunque no tanto como Ashley, claro.

Pero el quería a Carolina mas que a nada. ¿Que le pasó?

Entre pensamiento y pensamiento llegué a casa de Santi.

Me abrió su padre y me dijo que Santi estaba arriba.

Subí la escalera y me pare ante una puerta que ponía en un cartel:

Dejadme en paz.

Supuse que era la habitación de Santi, ya que, no parábamos de preguntarle porque lo hizo.

Golpeé la puerta 3 veces.
Nadie contestó.

La volví a golpear mas fuerte.

-¿Estará dormido?- pensé.

Así que toqué mas fuerte y grité su nombre.

Bueno, me la suda voy a abrir, es mi hermano ¿no?
Y si se esta masturbando mala suerte.

Gire el picaporte y entré.

-Ostias...- susurré al ver eso.
Me quedé sin respiración al ver tal escena.

Estaba Santi sentado en una silla con el cuerpo echado para atras, con los ojos dilatados y rojos riendo como un estúpido con con nariz blanca y una especie de tubito hecho de papel.

-No,no,no,no... ¿Que coño has hecho Santi?- dije corriendo hacia la mesa y tirando al suelo los restos blancos que habian en la mesa.

-Tranquilo tío estoy bien...- dijo haciendo un ademán con la mano.

-¿¡Bien!? ¿Tu ves esto bien?- grite histérico.
-Shh... Callate que te van a oír los demas- dijo entre risas y susurros.

-¡Me da igual! ¡Prometiste que no lo volverías ha hacer!- le dije moviéndole los hombros con mis manos.

-¡Dejame!- dijo levantándose y quitándome de un empujón.

Mierda. Violencia otra vez.

-NO. ¡No te pienso dejar!- grité dando un paso adelante.

Si conseguimos que lo dejase antes, lo dejara ahora antes de que se vuelva a enganchar.

-Necesito estar solo. NO ENTIENDES NADA- Dijo golpeando la silla.

Decidí cerrar la puerta de la habitación con pestillo por si algún familiar se quería asomar.

Yo sabia que cuando alguien estaba drogado e histérico había que hablar relajado y calmado. Cosa que no había hecho.

-No, no lo entiendo. Pero lo que si se es que tuviste horriblemente mal por tomarte esa mieda. Y si vuelves ha hacerlo sera aun peor. No puedes hacerte eso otra vez ¿entiendes?- dije acercndome a el para ponerle mi mano en su hombro.

-¡Mentira! Esto es lo único bueno que hay a mi alrededor-
-NO. No lo es. Tienes a tu familia y a mi y tus amigos-
-Sois unos cabrones que no entendéis nada, debo pasta, y deje a Carolina y...- se calló.
-Y... Continúa-
-Me buscan para que les pague y si no lo hago... Me matarán-

Diario de una preadolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora