Señorita Rose.

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Era viernes, día de ensayo, Ailana se encargo ese día solo de limpiar el viejo órgano del instituto, mientras que Manuel afinaba su guitarra y por su lado Santiago armaba la batería. Prácticamente ese día la parte instrumental no hizo nada. Solo Lía y Carlos estuvieron cantando, afinando, coordinando.

Terminó rápido el ensayo y entonces salieron.

Carlos y Manuel fueron en bicicleta, eran vecinos por lo tanto fueron juntos.

Lía y Santiago por su lado hablaban animadamente mientras caminaban.
No es que fuese algo grave pero... Su amiga la estaba dejando de lado y eso le dolía. Ella quedó sola a esperar a su madre. Tenia que llevarla a su clase de alemán de los viernes. Ese día se suspendió la clase de tango, por lo que descansaría bien.

Terminando la clase de alemán su madre la esperaba con el coche encendido, por lo visto es mas atenta desde el viernes pasado.

Ailana le habia comentado sobre las clases de matemática extra luego del colegio, por poco le da un infarto. Le dijo que ese profesor suyo le daba mala espina y se negó rotundamente. Ya que debería de dejar otra clase, ella rogaba siempre a su madre lo de dejar las clases de clarinete, incluso le expreso su odio hacia el instrumento, que no era para ella, y que si tanto gustaba a su madre dicho instrumento pues que practicara su vez. Al final por suerte logró convencerla, ya que era indiscutible su mediocridad respecto a la materia y la señora Florencia no toleraría una nota imperfecta.

Llegó a su casa. Subió a su habitación y se encontró con su mejor amiga, la que sabia toda su vida con lujo de detalles, quien había estado siempre, la señorita Rose, su diario.

Abrió el diario y comenzó a escribir como todos los días. Descargaba ahí todo lo que sentía, a veces lloraba mientras escribía, si, ella era ya bastante grande, tenia casi 18 años, pero le costaba tanto ser ella misma frente a las personas, ni con Lía se abría completamente. Era muy difícil para ella.

En ese diario contaba absolutamente todo, ese día, luego de escribir y antes de descansar, comenzó a leer sus escrituras anteriores, se asustó al darse cuenta que se la pasaba hablando del muchacho con quien se llevaba 3 años de diferencia, Emmanuel Luxor. Cerró el diario de golpe, le puso el candado y lo dejo en su lugar. Se dio cuenta en ese momento de lo importante que erasu diario, por lo que decidió llevar la llave consigo en todo momento. Así que busco una vieja cadena, le adhirió la pequeña llave y se lo colgó en el cuello.

**

A la mañana siguiente, sábado; se levanto para ir a su clase de ballet. Se hizo el rodete en el cabello, se vistió y se preparo para irse. Se observo al espejo un momento. Esa llave era un lindo adorno.

El fin de semana transcurrió tranquilo, y finalmente llego el lunes, su primera clase particular con el profesor Emmanuel. Ella estaba un tanto nerviosa por eso.

Terminaron las clases del dia y ella se dirigia nuevamente a la clase del profesor Emmanuel.

Llevo ese día a la señorita Rose con ella, porque ademas de diario era una agenda y para ese dia tenia algunas anotaciones para la clase de portugues, aunque enseguida se arrepintió ya que como lo llevaba en brazos, cruzando una esquina de Falkenhorse, las gemelas Loba la miraron como acechándola.

-Hmm... ¿Pero que traes ahí Lanita?- inquirió Keyla.

-¿Es tu diario, perrita? ¿Te gusta contar tus anécdotas mediocres de como te ligas a mitad de curso con la carita que tienes?- hablaba Andrea con voz chillona.

Ailana paso en medio de ellas como si nada.

-¡Ah! Nos ignora la muy graciosa... De seguro tiene los oídos tapados con los preservativos que usa con medio instituto.- añadió nuevamente Keyla.

Dos igual a uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora