Ailana no podía dormir. Lloraba y lloraba, ahí estaba todo... Todos sus secretos, sus miedos, sus dolores, estaba su vida escrita con todo detalle.
Se levanto muy temprano, no durmió nada, mientras se preparaba el desayuno encendió el televisor. No le gustaba prepararse las comidas pero a esas horas Anita, la mujer que hacia los quehaceaceres de la casa, aun no se había levantado. De repente atendió las noticias, iba demolerse el antiguo edificio abandonado de la ciudad en dos días. Ailana sintió lastima, ese edificio tuvo buen propósito.
Comió rápido y salió de la casa lo antes posible para no tener que hablar con su madre, solo se despidió de ella con un "Ya me voy"
Fue caminando rápidamente para llegar al instituto antes que todos y buscar a la señorita Rose. Tenia que encontrarla.
Rogaba que las lobas no la hubiesen raptado. Ella tenia la llave colgando de su cuello pero siendo las lobas romperían el candado con cualquier piedra.
Se sentía tan sola. No hablaba mas casi con Lía, al menos no como antes.
Necesitaba descargarse. Y su amiga ni siquiera sabia que ella había sido golpeada.-No...ella sabe que me golpearon, Leonardo se lo contó. Eso es seguro. Pensaba Ailana mientras llegaba al instituto. Y eso le dolió, su amiga sabía y ni siquiera le había mandado un mensaje para preguntarle como se encontraba.
Llego al instituto y busco a Rose en el lugar que la habían golpeado, también en la enfermería, y como era de esperar, no estaba.
Fue a su casillero casi llorando. Era martes, sacaría los cuadernos para ese día.
Abrió el casillero y encontró un sobre dorado con una pegatina de corazón en medio, dentro del sobre se hallaba un papel, impreso a computadora decía lo siguiente:
"Querida Ailana.
Encontré tu diario. Se lo importante que es para ti.
¿Quieres recuperarlo? Bien. Está en el edificio abandonado frente a la calle Moray de la ciudad.
Ese edificio, según informaciones, sera demolido dentro de muy poco.
Apresurate si no quieres perder tu diario entre escombros. "¡Esa era una maldita trampa! Se gritaba a si misma Ailana. Rompió el sobre en dos y lo tiro dentro del casillero cerrándolo de golpe. De la rabia empezó a golpearlo a puños.
Era un simple libro donde escribía sus cosas, pero era tan pero tan importante. Nadie podría entenderla.
Comenzó a sollozar mientras no paraba de golpear el casillero y éste comenzó a deformarse por los golpes.
Sintió unos brazos amarrarla y entre lágrimas volteó la cabeza y lo miró.
Santiago.
-¡¡Suéltame!!- le gritó.
-¡¡Tranquilizate!! ¿¿Que es lo que te pasa??
- ¡A ti que te importa!
Santiago la volteo completamente y la sostenia desde los hombros. Ella trataba de golpearlo.
-¡Suéltame! ¡Suéltame!- le gritaba mientras lloraba y le golpeaba el pecho.
El la miraba sin saber que hacer. Ella estaba histérica. Ella siempre era tan reservada, debió haber pasado algo muy feo para que estuviera así.
Finalmente...
La abrazó.
Ella quedo callada inmediatamente. Se sentía bien recibir un abrazo, le molestaba que fuese de parte de ese idiota pero... Lo necesitaba tanto que correspondió el abrazo a Santiago y cubrió su cara por el pecho de el.
-Ven... - le dijo Santiago y la llevó tomándola de la espalda hasta la cafetería.
Ella iba cabizbaja con su cortina de cabello cubriéndola de todo.
Santiago ordenó una chocolatada con dos piononos, la cantinera se lo dio en una pequeña bandeja.
Dirigió a Ailana a lo mas aislado de la cafetería, estiró la silla para que ella se sentase, al sentarse ella se sentó el y le tendió la chocolatada y un pionono, el tomo el otro y comenzó a comerlo.
-¿Ya estas mejor?- preguntó con un tono de voz suave y bajo.
Asintió y tomó la chocolatada despacio.
Al sonar el timbre de entrada, ella le había contado todo lo que pasó.
-Eso explica tus moretones... Yo pensaba que sufrias en tu casa... Eso seria peor supongo.
Ailana hizo una mueca y no respondió. En su casa su madre también la golpeaba.
-Bien... No te preocupes por el diario Lana... Yo iré por el.
-No. Iré yo. No voy a arriesgarme a que lo leas. - respondio fría.
-Entonces iré contigo ¿Esta bien?
-No. No quiero ir contigo a ningún lado, no te ofendas.
El hizo un gesto de desagrado.
-Bueno... Vamos a clase. Ya sonó la campanilla hace un momento.
***
Pasaron las horas y las clases finalizaron por ese martes.
Ailana fue corriendo al edificio, tenia miedo ya que lo escrito fue anónimo,
además de que escribía en singular, osea... No fueron las lobas. Pero una
duda creció en su interior. ¿Y si si eran las lobas?.Llegó a la calle Moray y divisó el edificio rápidamente. Ingresó dentro con bastante miedo y busco habitación por habitación en el primer piso, subió al segundo e hizo lo mismo, subió al tercero, y asi hasta llegar al ultimo piso, y ahí estaba, la puerta estaba abierta, y La señorita Rose
lucía en ese lugar vacío. Miro a todos lados, no habia rastro de nadie. Entro rápidamente y tomo su diario. Detrás de ella escuchó varias risas, se volteó para ver a Keyla y Andrea, quienes le tiraban besos con las manos mientras la despedían.Los ojos de Ailana se cristalizaron del horror.
Ellas cerraron la puerta. Se escucharon pasos alejarse corriendo.
Se dirigió rápidamente hacia la puerta solo para darse cuenta que del lado de
adentro de la habitación no había picaporte. Comenzó a golpear la puerta desesperada y llorando.Nadie respondía.
Sacó su celular, llamaría a quien sea para pedir ayuda.
No tenia señal en ese lugar.
Corrió hacia la ventana y lo único que vio fueron calles desiertas y arboles muy pequeños desde su perspectiva. Era el ultimo piso. No podía bajar por ahí sin terminar muerta.
Luego de llorar tanto se acostó en el piso a ver el último rayo de sol del día.
-Esta vez las Lobas se pasaron.... - decía Ailana en susurros mientras de
acurrucaba en una esquina.
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Gracias por leer
Voten =)
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Dos igual a uno.
Fiksi RemajaSantiago quedo a solas con Jennifer dentro del salón de clases. Lía afuera esperando secretamente a Santiago, tenia que hablar con este chico; dentro del salón de clases Santiago se lanza en el asiento y explota en carcajada, mira atentamente a Jenn...