Albrecht Luxor.

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Apenas Ailana fue arrastrada del lugar, y antes de que mas vecinos encendieran las luces de sus casas, dos hombres vestidos totalmente de negro subieron a la camioneta.
Al entrar inmediatamente uno de ellos empujó a Emmanuel a un lado y tomó el volante. El otro en cambio miró al joven y de sus vestiduras negras abrió un casi invisible bolsillo, en el contenían unos cuantos elementos en pequeñas botellas.

-Hey, ya esta muerto. - musitó mientras tocaba el cadáver de Emmanuel.

-No han pasado ni 5 minutos. Inyéctale.

Quien sostenía al profesor sacó una jeringa de su peculiar bolsillo, y cuando cargó de líquido lo clavó en la yugular del cadáver.

El conductor iba a toda prisa, llegaban cerca del mar, atravesaron una reserva muy protegida rompiendo vallas, carteles y cercas, el final de esa reserva daba como resultado un precipicio. Cuando estuvieron a una muy corta distancia del precipicio, el conductor presionó el acelerador lo mas que pudo, y la camioneta junto con todos cayó al mar.
Se sintió el impacto, y antes de que la camioneta volviese a flotar, ésta se desintegró en un centello de luz casi imperceptible a la luz del sol, pero siendo de noche pareciese que todo un rincón del mar estuviese con fluorescentes en su interior.

****

La camioneta aterrizó en una especie de pista, inmediatamente aparecieron personas con vestimentas médicas quienes ataron al cadáver a una camilla mientras lo llevaban a una sala.

Una mujer de 30 años aproximadamente, totalmente de traje, con la mirada desafiante y fría, se encontró con ambos hombres que emboscaron a Emmanuel.

-¿Está con vida? - preguntó la mujer.

-No, capitana, está muerto. - respondió uno de los hombres.

- ¿Le inyectaron?

-Afirmativo.- respondieron al unísono.

-Bien, retirense. - ordenó fríamente.

Luego de eso se dirigió a la sala donde se encontraban los médicos tratando con el cadáver.
Esperó de pie frente a la sala y después de unos minutos la puerta se abrió. Los médicos salieron y el último en salir hizo un ademán para que la mujer entrase.

Ella entró y esperó de pie a un costado de Emmanuel, luego de un rato se inquietó y proyectó un reloj desde su muñeca, entonces comenzó a mover a Emmanuel.

-Ya, debes despertar. - le dio una palmada resonante y lo dejó unos segundos.

Emmanuel abrió los ojos.

-Ya era hora bello durmiente. Tenemos que hablar. - prosiguió la mujer.

-¿Loewen?- fue lo primero en articular Emmanuel.

La mujer le dió una cachetada.

-Para ti soy capitana, lo sabes.

Emmanuel se llevó la mano a la mejilla donde lo había pegado.

-¿Que sucede? ¿Por que hicieron eso? ¡Me han matado! - decía con tono de enfado.

-Hablaremos de eso mismo. Levantate, te espero en mi oficina en 5 minutos. - dicho esto se retiró de la sala.

Enseguida entró una chica a la sala, de como 16 años.
Miró al joven en la camilla con emoción y se acercó a el.

-¡¡Albrecht!! ¡Estas aquí! - le decía en modo de saludo con bastante emoción mientras le daba un fuerte abrazo.

-Hola Kaelyne... Tanto tiempo... - respondía correspondiendo el abrazo.

-Temía que no volvieses... ¿Sabes que han estado pensando en dejarles allá hasta morir? Sirviendo la misión hasta el ultimo minuto... Esa noticia me entristecía mucho... No volvería a verte... - le decía en voz baja mientras acariciaba la mejilla de Emmanuel. - Pero estás aquí...

Emmanuel tomó la mano de la chica y la sacó de su mejilla.

-Kaelyne... ¿Sigues con eso?

Ella rodeó con sus brazos el cuello de Emmanuel y lo miró a los ojos.

-Sabes que no te dejaré así como así... - le miró a los ojos - Quitate el comunicador de las pupilas... Ese color opaca tus verdaderos ojos... - dicho esto apretó los labios junto a los de él.

Emmanuel ante la sorpresa quedó muy quieto y no correspondió el beso, luego de unos momentos la apartó lentamente.

- Sabes... Lo nuestro acabó el día que empezó la misión... No hagas esto... No quiero lastimarte... Yo...

Ella lo hizo callar con otro beso.
Emmanuel se apartó de ella y sacó las delicadas manos de alrededor de su cuello.

-Yo realmente no te quiero Kaelyne... No me gustas más... Lo nuestro ya es solo contacto laboral. No me busques mas...- terminó la frase.

Ella hizo una mueca de desagrado y desvió la mirada.
Salió inmediatamente de la sala sin decir nada.

El bajó de la camilla y luego de cambiarse prendas se dirigió a la oficina de la capitana.
Al llegar a la puerta ésta se abrió automáticamente y el entró.

-Estoy aquí.

La mujer detrás del extraño escritorio azul levanta la vista.
-Ya era hora. Te tardaste.

-Me encontré con algunos compañeros... Saludé y vine.

-No me interesan esas cosas Luxor. Evitate esos comentarios.

-Esta bien. En fin ¿Por que me mataron?

-Para darte una lección, te tomaste muy a la ligera todo el asunto, despercidiaste dos días seguidos de fin de semana, sabes que los fines de semana son los trabajos más importantes. Te mandé la advertencia numero 1 en el nuevo Baingpop, ya que tu negligencia fue suficiente para destruir el primero que te dimos. Y como era de esperarse la ignoraste.

Emmanuel escuchaba como quien recibe un regaño, sólo se limitaba a asentir y no decir nada. La mujer proseguía.

-De seguro te preguntaras por que decidimos matar a la identidad Emmanuel, ¿Crees que no observo vuestras actividades? ¡¡Estoy totalmente actualizada sobre tu relación con una muchacha 300 años mayor que tú!! ¡Eres el colmo!- dió un golpe seco en la mesa y se dirigió de nuevo al joven. - Te mandaré de nuevo, pero tienes en claro que Emmanuel Luxor ha muerto. Te lo ganaste. Ahora lárgate de mi oficina.

Emmanuel se levantó sin decir ninguna palabra, se dirigió a la puerta y al salir se encontraba en su habitación, -Dios bendiga los teletransportadores - decía para sus adentros.

Se acostó en su cama y no dejaba de pensar en Ailana. ¿Como le explicaría todo? ¿Como tomaría la muerte de su novio? Y justo en la noche de su cumpleaños. Además le preocupaba bastante el hecho de que su madre la torturaba demasiado. Tenia miedo de que esa noche que la descubrió escaparse de la casa, la hubiera matado. Quería volver con ella inmediatamente.

****
Al día siguiente Ailana seguía a los pies de las escaleras, inmóvil, inconsciente; el señor Cristhianno abría la puerta de la casa para encontrarse a su hijastra tirada llena de golpes, con el piso lleno de cerámica rota, sólo rogaba una cosa, que la niña no estuviese muerta.
Corrió hacia ella y la tendió en su regazo, tenia una contusión en la cabeza por donde se veía sangre ya seca alrededor de la herida, se fijó que su brazo también estaba en grave estado, no distinguía si estaba roto o dislocado, la cuestión era que la tomó en brazos y la trasportó al hospital donde contaba con un seguro médico.

Estuvieron un buen rato con Ailana, y terminó llena de tubos, con vendajes, y tendida en una cama.
Cristhianno veía con tristeza a la muchacha, y reflexionó un rato sobre su situación con Florencia, esa misma tarde le pidió el divorcio.

Ailana quedó inconsciente tres días, apenas abrió los ojos se encontró con alguien acariciándole con ternura la frente, alguien no muy bien peinado, alguien con gafas, con la remera de Iron Maiden, alguien que la miraba con unos ojos de profundo azul...

Ailana apenas pudo hablar, solo le salieron un par de palabras.

-¿Quien eres?

-Mi nombre es Albrecht.



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Ohhhhhh..... Al fiin otro cap! Les gusto? Denle ★
Besos!


Dos igual a uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora