Dos igual a uno.

¿Que?

Ailana lo miraba confundida, ese hombre era Emmanuel, estaba casi segura, pero, al mismo tiempo, no lo era.
Repitió la pregunta.

—¿Quien eres?

A lo que el muchacho volvió a responder.

—Mi nombre es Albrecht.

—¿Eres hermano de Emmanuel?

El joven reflejo en su mirada confusión. ¿Esa niña era tan tonta? Aunque claro, no la culpaba, ella presencio la muerte de Emmanuel.
¿Que podía decirle?

—Algo así.  — respondió finalmente.

—¿Ya lo han enterrado?

—¿Really? — pensaba Albrecht, era increíble, la chica en serio estaba creyendo que era una persona totalmente diferente.

Finalmente el respondió.
—No, no han hallado el cuerpo. Ha desaparecido.

—¿¿Que?? — ella se alteró y su pulso aceleró. Inmediatamente comenzó a llorar. —Las desgracias mias no terminaran nunca.

—No hay mal que por bien no venga... Todo pasa por algo...

—Cuando salga de alta regresaré a casa y entonces ese bien del que hablas nunca llegará.

El quedó pensativo, realmente a el también le dolía ser consciente del infierno que vivía Ailana.

***

Santiago llegaba al departamento. Bajó su mochila y se tendió en el sofá. Iba relajándose cuando de repente la puerta se abre bruscamente.
Killyam se abalanza sobre el y comienza a estrangularlo.

—¡¡Eres un imbécil!! — dejo de estrangularlo y comenzó a darle puños. — ¡Una sola estupidez mas tuya y nos dejan aquí para siempre!

Santiago finalmente reaccionó.

—¡¡Sueltame de una vez travesti de mierda!! — gritando esto le tendió una patada y Killyam se hizo a un lado.

—¡Idiota eres! ¿En serio lo hechas todo a perder por una estúpida chica?

—¡Ya calmate!

—¿¿Asi que para eso querías el auto eh?? ¡Y para colmar la has estado mintiendo! ¿Que pasaría si le fuera yo a gritar quien eres? ¡Idiota!

Santiago le dio un puñetazo en la cara.

—Yo le diré todo. Tu no te metas.

—¿Cómo que no me meta? Si todo lo que hiciste me afectó a mi también. Recibí regaños por parte de la capitana y además de que me hicieron hacer otras cosas. Y todo por tu maldita culpa.

—Era su cumpleaños. Sólo quería hacerla sonreír.

—¡Pues felicidades! Ahora cada vez que cumpla un año mas de vida recordará un aniversario de la noche en que su novio fue asesinado. ¡Lindo regalo!

—Yo no esperaba que eso pasara.

—Pues claro que no esperabas si ya no te interesa el propósito por el que estamos aquí. No revisaste el baingpop, no hiciste ni una sola labor el fin de semana, sin contar que tuvieron que matarte para hacerte entender.

—Ya basta.

—Y sabes que no puedes decirle nada a Ailana. Y por tu culpa va sufrir mas en su vida.

—Me han convocado esta noche de nuevo.

—¿Por que me dices tan de repente?

—Para que dejes de decirme estupideces.