01 || Dieciséis años

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Era el cumpleaños número dieciséis de Tanya.

Sus padres como siempre le habían preparado un tarde llena de Harry Potter. Ese año en específico le compraron de nuevo la saga, pero tenía algo diferente: estaba traducida al inglés y firmada por todos los actores y por la gran J.K. Rowling.

Tanya como de costumbre estaba en su cuarto arreglandose para el maravilloso cumpleaños.

Tanny —la llamó su madre, le decía así desde que tenía memoria—, Tanny, baja ya está la comida.

— ¡Mamá, te he dicho miles de veces que ya no me llames así!

— ¿Qué dices Tanny?

Tanya puso los ojos en blanco, estaba ya acostumbrada a esa rutina.

— ¡Ya voy Minnie! —respondió Tamara.

Su madre negó divertida con la cabeza, odiaba que su hija la llamara así, su verdadero nombre era Monique.

Su marido Ralph Spiegel, un gran influyente en la política, a veces le fastidiaba la obsesión de su hija por esos condenados libros de Harry Potter

¡Es el siglo XXI, ya nadie lee! —era es la frase preferida del señor Spiegel.

Tanya estaba bajando las escaleras cuando se tropezó con uno de los juguetes de Tommy, su hermano menor.

— ¡Tommy! —gritó y maldijo por lo bajo—. ¡Casi me mato por tu culpa!

Inmediatamente llegó el menor de los Spiegel a recoger su juguete y salir huyendo.

De la nada llegó Ralph Jr., el mayor de los hijos del matrimonio Spiegel.

— ¿Qué tanto gritas cara de chango? —Le encaró Junior.

—Nada que te interese aliento de pescado.

—Le gritaste al pobre Tommy.

Tanya puso por segunda vez los ojos en blanco.

—Sólo quieres agradarle para poder hacerme la vida imposible —Junior puso cara de desentendido—, pero te informo que Tommy está de mi lado.

— ¡Já! ¡Es mío! —la contradijo burlón.

La cara de Tanya se volvió mas roja que los ojos del mismo Lord Voldemort.

—Más te vale que te larges de mi vista porque es mi cumpleaños y te lanzaría un Avada en este mismo instante —y dicho esto se encamino al comedor.

La mesa estaba decorada con un mantel con los colores de las cuatro casas de Hogwarts. Había fuentes de comida como las del Gran Comedor y luces en el techo simulando las velas. En una fuente estaba su regalo perfectamente envuelto en papel morado, el color favorito de Tanya.

En la cabecera, donde todos los cumpleaños Tanya se sienta,  tenía sobre la silla un enorme cartel donde decía:

Feliz Cumpleaños, Tanya Wood.

Wood, adoraba ese apellido en la mayoría de sus redes sociales se había puesto Tanya W. Nadie sabía qué diablos significaba la W; nadie excepto su familia y su mejor amiga Caroline Canster.

Tanya no entendía el porque se llevaba tan bien con Caroline, pues ella adoraba Percy Jackson y Tanya lo aborrecía y viceversa.

El delicioso olor a pavo en el horno inundó la nariz de la Spiegel; se dirigió a la cocina pero no pudo pasar: había un enorme espejo como el de Erised.

Se observó, ese cabello castaño claro que había heredado de su madre, esos ojos color azul y su tez blanca que había heredado del señor Spiegel. En una esquina estaba lo más deseaba Tanya, una foto de Hogwarts y un pequeño dibujo de ella que había hecho a los 9 años.

En ese momento sonó el timbre, debía ser Caroline. Tanya se apresuró para llegar a la puerta antes de que los gorilas de sus hermanos.

— ¡Feliz Cumpleaños! —le dijo su amiga seguido de un gran abrazo—. Te traigo algo genial —revolvió el interior de su bolsa. De esta sacó varios posters y muñecos de vinil que faltaban en la colección de Tanya.

Eran Draco Malfoy, Nymphadora Tonks y Dobby. Tanya abrió mucho los ojos y le dio un silencioso gracias a su amiga.

—Si aprietas este botón el cabello de Tonks cambia de color —le dijo su amiga señalando un pequeño botón en la espalda—, además si tiras de la cuerda que tiene en la espalda Draco, ¡dice Sangre sucia inmunda!

—Gracias, Caroline, es grandioso

Su amiga cerró los ojos seguramente le llegó el olor a pavo.

—Huele delicioso.

—Pasa, aunque creo que todavía no está listo.

Tanya Spiegel, teletransporte a HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora