24 || Asaltando las cocinas

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Cumplir años en Hogwarts te puede hacer sentir diferentes cosas: alegría, tristeza y sentido de celebración. Es difícil estar lejos de casa, aunque tengas amigos cercanos, no es lo mismo.

Aquello era lo que Tanya estaba experimentando, siempre quiso estar en Hogwarts pero realmente nunca se planteó como sería pasar un aniversario de vida en el castillo.

La mañana de su cumpleaños su alma estaba lúgubre y extrañaba demasiado a su familia en Alemania, extrañaba a sus padres, a Caroline, a Tommy y sorpresivamente a Junior, aunque fuese una molestia.

Iba de camino al comedor.

Su mente estaba tan concentrada en ellos que no se dio cuenta cuando Darcy Solg se le acercó y le preguntó qué tenía.

—Nada —le dijo fingiendo despreocupación.

—Sé que tienes algo —le recriminó—. Mira, obviamente no tenemos una amistad tan fuerte como la que tienes con la mayoría de tus amigos (en realidad ni siquiera somos realmente amigas) pero puedes decirme lo que te pasa.

A nadie le había dicho que era su cumpleaños, quería tenerlo como un hecho secreto, como algo que los demás no supieran. No quería encariñarse tanto con el castillo y sus estudiantes; una pequeña parte de ella sabía que todo lo que estaba viviendo era un simple sueño.

Sin embargo decidió decírselo a Darcy, ¿qué daño podría hacer?

—Hoy es mi cumpleaños —le reveló.

— ¡Y nadie te ha felicitado! —Dedujo la Gryffindor—. Es por eso que andas malhumorada.

—Yo no estoy de malhumorada —le contradijo Tanya—. Además... yo no le he dicho a alguien que es mi cumpleaños.

La rubia se quedó pensativa y puso una cara que no le agradó para nada.

—Eso se puede solucionar —le dijo Darcy con una sonrisa como del gato de Cheshire.

— ¡No! —La chica de apellido Solg frunció el ceño—. Quiero decir... —se corrigió rápidamente—, me apetece estar sola por el momento.

—Está bien —aceptó no muy convencida Darcy.

La rubia se marchó por donde había venido y Tanya continuó su camino hacia el comedor.

Darcy

Era imposible que alguien no quisiera celebrar su cumpleaños, ¡vaya tontería! Sabía que en el fondo la hermana de Oliver quería tener una celebración pero era muy tímida como para pedirla, a todos les pasaba lo mismo cuando cumplían en Hogwarts.

¡Ya sé! Puedo darle una pequeña sorpresa y así estará feliz.

La rubia pensaba en posibles planes para hacer sentir bien a Tanya cuando dos cabelleras pelirrojas se le acercaron.

— ¿Qué hay, Aremi? —le saludó Fred.

—Dímelo tú, Gred —los gemelos sonrieron complacidos por el contraataque de Darcy.

—Cómo sea —dijo George—. ¿Vienes a las cocinas? Escuchamos que hoy habrá delicia de chocolate y pensamos en ir a dar una opinión sobre el postre, ¿qué dices?

—Digo que sí —afirmó sin siquiera pararse a pensar.

—Pues vamos a allá —apuró Fred.

Fueron en dirección a la sala común de los Hufflepuff y al estar frente a la pintura del tazón de fruta, Darcy fue quien hizo los honores al hacerle cosquillas a la pera.

Segundos después el cuadro se abrió cual puerta y dejó a la vista a varios elfos domésticos sazonando, engrasando, salteando, marinando, friendo, horneando...

Tanya Spiegel, teletransporte a HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora